Estamos viviendo las consecuencias de
la mala gestión de los responsables públicos y de la especulación desmedida y
objetivos de beneficios sin freno de la economía
de los mercados por así llamarla, la
libre economía de mercado o la liberalización de la economía como
prefieran, son consecuencia de la evolución de la sociedad moderna, la
necesidad de abastecer a la sociedad de unos incentivos materiales, que
consigan que el mundo capitalista no se detenga,
nos han tirado unos problemas impresionantes que han llegado a poner en riesgo
de quiebra, a todo un sistema económico que ha venido siendo hasta ahora, el
motor del mundo libre. Parece que por un momento hemos parado el golpe y nos
hemos quedado a las puertas del desastre, con todo y haberlo contenido, la
realidad es que nadie sabe hasta cuándo, porque la economía de mercado sigue
imparable y su ciclo no tiene fin en las circunstancias actuales y futuras si
no se toman medidas.
He llegado a la conclusión, que el
verdadero problema no es la libertad salvaje de que goza la economía de
mercado, su agresividad, la especulación, sus tretas de mercado, sus
desajustes, sus fracasos y sus éxitos, son propios de su desarrollo, por mucho
que haya puesto en peligro a nuestro mundo, no podemos pensar en regularla, en
encauzarla, en ponerle frenos para dominarla, esto no solo no sería la solución,
sino que empeoraría las cosas, porque esto, pararía el mercado, la producción,
y finalmente el mundo.
La
economía libre los mercados financieros, han existido
siempre, pero no siempre habían tenido la incidencia tan brutal que tienen
ahora, porque los elementos que impulsaban el desarrollo de la sociedad eran
otros, hace años los grandes hombres, las influyentes fortunas, que podían con
su actuación hacer subir o bajar el nivel de vida de la sociedad, eran las
empresas industriales o de servicios, que empleaban a miles de personas, hoy no
es así, las grandes fortunas, los que tienen la capacidad de arruinar a
empresas instituciones y si se tercia a un continente entero, ya no son
empresarios ya no producen nada, solo mueven números entre al activo y el
pasivo.
Pero con todo y admitiendo esta
realidad, no podemos detenerla, no podemos ya prescindir de este motor salvaje
pero necesario, para que el mundo material se mueva, y no se pare hundiéndose
en la recesión más brutal que jamás se llegaría a conocer, porque después de
ella, no quedaría mundo tal y como lo conocemos ahora.
Aceptando esto, lo que hay que hacer
es considerar a la economía libre y desregulada como un nuevo sector
empresarial, que se mueve en un mercado cuyo producto es hacer que fluyan los
negocios las empresas, y el dinero de y para uso privado, con sus bancos, con
sus agencias de calificación, con sus préstamos, con sus inversiones, con sus
trampas, y con su agresividad, y
separarla completamente de la economía pública, propia de los gobiernos de los
estados del mundo.
Si señores y señoras se trata de dejar
hacer libremente a la economía de mercado, y crear independientemente la
economía de estado, esta dualidad además hay que planificarla sin ninguna
posibilidad de comunicación o trasvase alguno. Los problemas que estamos
sufriendo no se terminaran mientras la economía especulativa del mercado pueda
y yo diría deba, intervenir para financiar a la sociedad de una nación, sus
servicios sanitarios, su educación, sus políticos, su policía, su ejército, su
presidente, y ya por ultimo su moneda.
Deben haber sin remisión dos economías
es evidente, y no es ninguna novedad la coexistencia de actividades privadas y
públicas coexistiendo a la vez en nuestras sociedades modernas, la sanidad, la
educación, son ejemplos claros de ello al menos en España. Los estados grandes
o pequeños deben componer sus necesidades financieras con recursos públicos,
obtenidos de los impuestos fiscales, y de sus actividades productoras de
servicios, o tecnologías, o de lo que se considere actividad nacionalizada o pública,
y con esos ingresos formular sus presupuestos políticos sociales y materiales, deben tener sus depósitos de garantías en su
Banco Nacional desde donde no podrán nunca ni pedir prestado ni ofrecer dinero
a la economía privada. Es evidente que las naciones serán más o menos grandes,
ricas, y poderosas de acuerdo a la capacidad de obtener sus ingresos públicos.
Por otro lado y como una rama de actividad
lucrativa más, existirá la economía de mercado, con sus bancos
comerciales y de inversión, sus mercados
de valores, sus agencias de calificación, sus brókeres, a y sus impuestos, a
pagar a los estados como cualquier empresa productiva, y eso si a cambio sin regulación alguna, solamente el
cumplimiento de la legalidad impositiva por parte del estado, por los beneficios,
desgravaciones por perdidas, controles de antimonopolios, y las propias leyes
que sus propios estamentos fijen, en fin como cualquier otro mercado o
actividad de libre funcionamiento, dentro
de la libertad mercantil establecida en las leyes del mercado libre.
Les aseguro que no bromeo en absoluto,
si este esquema económico hubiese estado en vigor, quizás Grecia y Chipre no
existirían ya, porque el expolio de sus gobernantes la hubiesen dejado sin
recursos, y la gente o se hubiese ido del país, o levantado en un acto de revolución
contra sus gobernantes, pero les aseguro también, que no tendrían ninguna deuda
soberana que les martirizara durante los próximos 50 años, les digo también que
no existiría ninguna otra deuda soberana con la que especular, y con la que
amenazar la supervivencia de estados y sociedades, y les digo más, seguro que
seriamos todos más ricos porque no deberíamos nada más, que lo que cada uno de
nosotros pudiese haber asumido u obtenido, mediante la economía de libre
mercado.
No se hubiesen podido hacer aeropuertos
fantasmas, no se podrían haber hecho edificios glamorosos porque si, no se hubieran hecho redes deficitarias de
trenes de alta velocidad, pabellones en pueblecitos de 3000 habitantes, etc.
con dinero prestado a los estamentos públicos, por los bancos privados, no
hubiesen podido ofrecérselo, entienden la diferencia y no crean que les estoy
planteando un país sin desarrollo urbanístico, ni trenes de alta velocidad, ni
sin pabellones para ir a jugar y hacer deporte, ni mucho menos, solo que estos
equipamientos estarían financiados y construidos para ser negocio, y pagados
por la economía de mercado que les
aseguro que no iría por ahí tirando el dinero, como si van los que no les
cuesta nada pagarlo porque sus desmanes los pagan otros.
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