miércoles, 20 de marzo de 2013

LIBERTAD ABSOLUTA PARA LA ECONOMIA DE MERCADO Y RIGOR E INDEPENDENCIA PARA LA PÚBLICA


Estamos viviendo las consecuencias de la mala gestión de los responsables públicos y de la especulación desmedida y objetivos de beneficios sin freno de la economía de los mercados por así llamarla,  la libre economía de mercado o la liberalización de la economía como prefieran, son consecuencia de la evolución de la sociedad moderna, la necesidad de abastecer a la sociedad de unos incentivos materiales, que consigan que el mundo  capitalista no se detenga, nos han tirado unos problemas impresionantes que han llegado a poner en riesgo de quiebra, a todo un sistema económico que ha venido siendo hasta ahora, el motor del mundo libre. Parece que por un momento hemos parado el golpe y nos hemos quedado a las puertas del desastre, con todo y haberlo contenido, la realidad es que nadie sabe hasta cuándo, porque la economía de mercado sigue imparable y su ciclo no tiene fin en las circunstancias actuales y futuras si no se toman medidas.

He llegado a la conclusión, que el verdadero problema no es la libertad salvaje de que goza la economía de mercado, su agresividad, la especulación, sus tretas de mercado, sus desajustes, sus fracasos y sus éxitos, son propios de su desarrollo, por mucho que haya puesto en peligro a nuestro mundo, no podemos pensar en regularla, en encauzarla, en ponerle frenos para dominarla, esto no solo no sería la solución, sino que empeoraría las cosas, porque esto, pararía el mercado, la producción, y finalmente el mundo.

La economía libre los mercados financieros, han existido siempre, pero no siempre habían tenido la incidencia tan brutal que tienen ahora, porque los elementos que impulsaban el desarrollo de la sociedad eran otros, hace años los grandes hombres, las influyentes fortunas, que podían con su actuación hacer subir o bajar el nivel de vida de la sociedad, eran las empresas industriales o de servicios, que empleaban a miles de personas, hoy no es así, las grandes fortunas, los que tienen la capacidad de arruinar a empresas instituciones y si se tercia a un continente entero, ya no son empresarios ya no producen nada, solo mueven números entre al activo y el pasivo.

Pero con todo y admitiendo esta realidad, no podemos detenerla, no podemos ya prescindir de este motor salvaje pero necesario, para que el mundo material se mueva, y no se pare hundiéndose en la recesión más brutal que jamás se llegaría a conocer, porque después de ella, no quedaría mundo tal y como lo conocemos ahora.

Aceptando esto, lo que hay que hacer es considerar a la economía libre y desregulada como un nuevo sector empresarial, que se mueve en un mercado cuyo producto es hacer que fluyan los negocios las empresas, y el dinero de y para uso privado, con sus bancos, con sus agencias de calificación, con sus préstamos, con sus inversiones, con sus trampas, y  con su agresividad, y separarla completamente de la economía pública, propia de los gobiernos de los estados del mundo.

Si señores y señoras se trata de dejar hacer libremente a la economía de mercado, y crear independientemente la economía de estado, esta dualidad además hay que planificarla sin ninguna posibilidad de comunicación o trasvase alguno. Los problemas que estamos sufriendo no se terminaran mientras la economía especulativa del mercado pueda y yo diría deba, intervenir para financiar a la sociedad de una nación, sus servicios sanitarios, su educación, sus políticos, su policía, su ejército, su presidente, y ya por ultimo su moneda.

Deben haber sin remisión dos economías es evidente, y no es ninguna novedad la coexistencia de actividades privadas y públicas coexistiendo a la vez en nuestras sociedades modernas, la sanidad, la educación, son ejemplos claros de ello al menos en España. Los estados grandes o pequeños deben componer sus necesidades financieras con recursos públicos, obtenidos de los impuestos fiscales, y de sus actividades productoras de servicios, o tecnologías, o de lo que se considere actividad nacionalizada o pública, y con esos ingresos formular sus presupuestos políticos sociales y materiales,  deben tener sus depósitos de garantías en su Banco Nacional desde donde no podrán nunca ni pedir prestado ni ofrecer dinero a la economía privada. Es evidente que las naciones serán más o menos grandes, ricas, y poderosas de acuerdo a la capacidad de obtener sus ingresos públicos.

Por otro lado y como una rama de actividad lucrativa más, existirá  la economía de mercado, con sus bancos comerciales  y de inversión, sus mercados de valores, sus agencias de calificación, sus brókeres, a y sus impuestos, a pagar a los estados como cualquier empresa productiva, y eso si a cambio  sin regulación alguna, solamente el cumplimiento de la legalidad impositiva por parte del estado, por los beneficios, desgravaciones por perdidas, controles de antimonopolios, y las propias leyes que sus propios estamentos fijen, en fin como cualquier otro mercado o actividad de libre funcionamiento,  dentro de la libertad mercantil establecida en las leyes del mercado libre.

Les aseguro que no bromeo en absoluto, si este esquema económico hubiese estado en vigor, quizás Grecia y Chipre no existirían ya, porque el expolio de sus gobernantes la hubiesen dejado sin recursos, y la gente o se hubiese ido del país, o levantado en un acto de revolución contra sus gobernantes, pero les aseguro también, que no tendrían ninguna deuda soberana que les martirizara durante los próximos 50 años, les digo también que no existiría ninguna otra deuda soberana con la que especular, y con la que amenazar la supervivencia de estados y sociedades, y les digo más, seguro que seriamos todos más ricos porque no deberíamos nada más, que lo que cada uno de nosotros pudiese haber asumido u obtenido, mediante la economía de libre mercado.

No se hubiesen podido hacer aeropuertos fantasmas, no se podrían haber hecho edificios glamorosos porque si,  no se hubieran hecho redes deficitarias de trenes de alta velocidad, pabellones en pueblecitos de 3000 habitantes, etc. con dinero prestado a los estamentos públicos, por los bancos privados, no hubiesen podido ofrecérselo, entienden la diferencia y no crean que les estoy planteando un país sin desarrollo urbanístico, ni trenes de alta velocidad, ni sin pabellones para ir a jugar y hacer deporte, ni mucho menos, solo que estos equipamientos estarían financiados y construidos para ser negocio, y pagados por la economía de mercado que les aseguro que no iría por ahí tirando el dinero, como si van los que no les cuesta nada pagarlo porque sus desmanes los pagan otros.

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