Lo señala el diario británico “Financial Times”, Los inversores
extranjeros consideran que en España se abusa de la práctica de cruzar
participaciones entre accionistas de empresas cotizadas, lo que reduce la
independencia de las corporaciones y su atractivo para la comunidad
internacional. Esto lo pone de manifiesto que de las 35 cotizadas del Ibex, 15
están conectadas con otras sociedades del selectivo, y la cifra llegaría a 19
si se incluye a Bankia, (recientemente retirada de este índice). En el juego de
cruzar inversiones participan las mayores corporaciones del país, especialmente
bancos, energéticas y grupos de infraestructuras es decir los conglomerados
empresariales que fueron monopolios del estado hasta la muerte de Franco.
Esto hace que sea imposible la reactivación
de la economía porque esta no está realmente liberalizada ya que entre unos
pocos lo dominan todo. Se dice que el mundo de los negocios español puede ser
un lugar reducido, y peor todavía, puede ser un autentico “bunker” desde donde
se bombardea cualquier reforma, o asociación que venga del exterior. Así, la economía,
la política, y porque no decirlo la sociedad española, está en manos de unos
pocos viejos amigos, que posiblemente todavía se saludan alzando la palma de la
mano por encima de sus cabezas, ya sea compartiendo una botella de Rioja en los
mejores restaurantes de Madrid, o compañeros de clase, o incluso la misma
sangre, y como no del famoso “Palco del Bernabéu de Madrid”, buena parte de la
élite empresarial del país, tiene lazos que se estrechan a lo largo de
generaciones".
Las empresas significativas de España vienen derivadas de Las
privatizaciones empresariales de los antiguos Monopolios Estatales, que
ante la necesidad de presentarse como un nuevo país democrático el estado
español tuvo que dar el paso antimonopolios, pero como buenos españoles lo hizo
enmascarando la realidad no cambiándola, así que realizo una maraña de
conexiones entre ellos que pareciendo que los privatizaba, la realidad es que
quedaban en manos de los mismos tenedores de acciones y favores que la dictadura
había pagado y protegido hasta entonces. Esta
interconexión tiene su mejor reflejo en los cruces de participaciones en el
Ibex, iniciados en buena parte con las privatizaciones en los ochenta y
noventa, en las que los bancos y cajas entraron en los antiguos monopolios,
especialmente en Telefónica, Repsol y Gas Natural.
Aquellos movimientos permitieron por
un lado procurar un flujo estable de dividendos a las entidades financieras y,
por otro, garantizar la españolidad y la posesión de las grandes corporaciones
del país, en manos fieles seguidoras de la España nacional de la que eran hijas,
así de esta forma quedaban protegidas de "depredadores" tanto extranjeros
como de los mismos otros españoles, que no procediesen de la elite central y
dura de la nación española.
Este abuso de los cruces de
participación disuade en la actualidad a los inversores extranjeros, y ahoga a
la expansión de otros intentos de conglomerados empresariales españoles, que se
ven encerrados o faltos de capital para expandirse en el propio suelo español,
porque el dinero escaso en gran manera, se destina a mantener la oligarquía, o
incluso se les coarta con miles de impedimentos burocráticos si pueden
representar una incómoda competencia para el nucleó nacionalista español, lo cierto
es que este "anacronismo", puede suponer algo más que solo un tema de
accionariado. Puede haber algunos acuerdos comerciales o intereses ocultos de difícil
valoración. El resultado de todo ello es, para nosotros, una limitación enorme
para el atractivo de que intereses y capitales extranjeros, pudieran tener interés
en invertir y participar en muchas cotizadas españolas, cosa que en la situación
actual seria más que deseable.
Cierto que quizás la crisis está
amenazando este modelo y obligando a muchas de las entidades bancarias a
desinvertir en empresas cotizadas, a las que no se considera parte del 'core
bussines' nacional, pero mientras tanto nadie puede predecir cuánto más
deberemos de sufrir los españoles, completamente cautivos de nuestra propia
falsa grandeza que ni come ni deja comer a nadie, por miedo a su propia
debilidad moral y empresarial. Y como ejemplo de lo expuesto el “Financial
Times” incluye unos ejemplos de la red de participaciones cruzadas, entre las
que se aprecian las inversiones del BBVA en ACS, Telefónica o BME; del
Santander en Bankinter, Ferrovial y BME; de Bankia en BME, Indra, Metrovacesa,
IAG o Sacyr; y de La Caixa en Telefónica, BME, Abertis y Repsol, que a su vez
participa en Gas Natural Fenosa.(y así suma y sigue)
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