Que
el camino emprendido por el gobierno del Sr Más no tiene ya vuelta atrás, es
evidente, debemos llegar ya indiscutiblemente a un final, aunque este final sea
muy complicado como ya lo advirtió el presidente Más. Porque a medida que pasa
el tiempo me temo que complicado o no, está surgiendo una postura de odio y
rabia desaforada por parte de políticos y presidentes de CCAA españolas, que
denuncian bien a las claras, que no somos nosotros los que les tenemos manía,
sino que es España quien nos quiere sujetos al yugo del arado, para seguir
tirando de los desequilibrios sociales y económicos producto de sus delirios de
grandeza. Al final no habrá otra salida
que la Independencia, bien sea por los deseos de los catalanes, bien por los
golpes y desaires recibidos por parte de los políticos de España, que no justificará
ni a unos ni a otros la vuelta atrás.
Para
convivir con una clase prepotente mal educada y llena de odio, hacia todo lo catalán,
no merece la pena guardar las formas para ver de encontrar un arreglo, no se
puede seguir soportando que te llamen “Nazi”, unos políticos que prohíben entre
otras cosas que una comunidad se llame como figura en su propio estatuto,
porque está escrito en catalán, que intentan proponer una educación que destroce
el ser y el sentir catalán, unos políticos y un gobierno, que promete y no
cumple y encima te acusa con mentiras y falsedades rayando el presunto delito
criminal, que te presentan al resto de españoles como los causantes de todas
las diferencias y desajustes económicos y sociales del país, de hablar otra
lengua, de enseñar otra cultura, en fin algo exactamente igual a lo hizo el Nazismo
Alemán contra los judíos.
Creo
que no tenemos ninguna necesidad de ser cordiales con estos elementos, están buscando
claramente la confrontación más elevada de tono que puedan, y/o que les permitamos
ejercer contra nosotros, no es justo sinceramente, no es tampoco honrado
mantener unas formas que no se corresponden desde el lado adverso, ya no puede
esperarse una relación normal, las declaraciones de unos y las acciones de
otros así lo aseveran, creo que esperar más seria embrutecer la situación todavía
más, creo que los catalanes no queremos más confrontaciones con España, y es más,
creo que muchísimos españoles tampoco, porque yo tengo muy claro que una cosa
es España y otra muy distinta son los españoles.
No
hay posibilidad ninguna de vuelta atrás, repito que está muy claro que España no
nos quiere nada más que para cumplir con
nuestras aportaciones económicas, y que no podemos ser tan ciegos como para no
ver que nosotros solos, no podremos sostener al resto de España, y la situación
en estos momentos es así, solo tres comunidades somos contribuyentes netos al
tesoro público, pero es que de las tres
la única que paga con lo que produce es Catalunya, porque Madrid contribuye con
lo que va a parar allá porque es la capital, es decir solo produce tarifas, impuestos
y centralismo, pero nada más, sin las centrales de bancos, constructoras que ya
no construyen, y sin las tragaperras de ministerios y entidades oficiales centrales,
no les queda nada más que vender.
Esta
es la realidad, la dura realidad, y creo que por ella lucharán de todas las
formas posibles menos por una, el reconocimiento de la realidad y la posibilidad
de cambiar la situación entre la España imperial y la Catalunya industrial. Quizás
nos hemos engañado los catalanes aquel 11 de septiembre en que nos manifestamos
abiertamente y con júbilo, expresando nuestro sentir y decepción contenidos
durante ya 300 años, y creo que sinceramente, que no esperábamos tanta y tan virulenta reacción, pero ya no podemos
volver a tras, no es posible digerir la situación actual y hacer ver que no ha
pasado nada, esto es así nos guste o no.
Y
no le den más vueltas la oposición española no es por cariño, no es por nuestro
bien, es puramente porque ni podían en su momento, ni pueden ahora, prescindir
de Catalunya y es más, me temo que de los países catalanes, que casi seguro que
se produciría una cascada de deserciones hacia la nueva Catalunya, a pesar de
que los absurdos políticos españoles, quieran cambiar los nombres y las lenguas
originales de todos ellos.
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