Es evidente que la actual forma de hacer política, no
es la que la sociedad civil necesita para seguir trabajando y pagando impuestos
para ver que el país no cambia, y sigue cada vez más, ahondando en su deterioro
civil económico y político, hacer política no es denunciar las apropiaciones,
los desfalcos, los blanqueos de las cuentas en negro, las traiciones y chantajes
entre políticos, enseñar las bajezas de la casa real, la de los jueces, la de
la policía, etc. Hacer política debería ser todo lo contrario, debería ser evitar
que todo esto sea posible hacerlo y por supuesto ni siquiera denunciarlo, no debería
haber lugar para el delito o degradación de la gestión pública que se ejerce.
Pero no lo entienden así los políticos, y la política
para ellos hoy en día, estriba en destruir las acciones de unos para imponer
las de los otros, sean o no necesarias. Esta es la situación en España, lo que
aprueba el gobernante electo, lo intenta destrozar el que fue derrotado y
aguarda detrás, y para ello no duda en poner en riesgo a la propia
supervivencia de su propio país y sociedad, le da igual si la economía se cae,
si el empleo también, si la vida social se enrarece, le da igual la cuestión es
destrozar la gobernabilidad de su oponente, y eso a mi entender no es hacer
política ni ser político, esto es ser un mal político y un aprovechado sin
escrúpulos.
Lo digo en concreto por nuestro país, el tufo
pestilente que emana de la política actual y de los miembros de cualquier
estamento gubernamental español, que son atacados a muerte por sus opositores, amigos
o enemigos ya no se conforman en esperar
a ver que las medidas que se toman sean más o menos acertadas, no es suficiente
con criticarlas constructivamente que sería lo importante, hay que declararlas
inconstitucionales, fuera de la ley, falsearlas, denostarlas, y crear incluso
el efecto contrario al que están destinadas, usando toda la fuerza social de
que se disponen detrás de unas siglas o tendencias políticas.
Ya no hay por culpa de esta situación, posibilidad de
gobernar con libertad por parte de los gobiernos vigentes, estos tienen que
estar casi más pendientes de defenderse constantemente de verdaderos o falsos
ataques a muerte, de sus opositores, y de sus propios partidarios y esto ya es
lo último, pero es que además, deben de preparar la contraofensiva e intentar
destrozar a los oponentes, así se está pasando la legislatura actual, se ha
entrado en una guerra constante de desprestigios brutales y de ineficacia de
gestión y de dirección política.
Por eso saltan las calamidades de golpe, por eso se
declaran crisis de tanto calado como la actual, además sin saber a ciencia
cierta porque y por eso también los políticos menos escrupulosos tienen el
campo abonado para estafar prevaricar etc., esto ocurre porque el gobierno está
cautivo de sus errores pasados y presentes, pero es que la oposición esta
exactamente en la misma tesitura, esto es una coyuntura más próxima a la situación
política de la segunda republica española, que no a la política de un moderno estado
de derecho democrático.
Hemos entrado en un ciclo que no sé cómo se parara,
pero si se donde nos llevará y este camino nos conduce al despotismo y a la
anarquía, la sociedad deberemos de plantearnos si nos interesa seguir
manteniendo y pagando estos políticos, que no se entienden ni entienden su
función, quizás habrá que pensar que para lo que hacen y para lo que sirven,
mejor prescindir de ellos, no sé cuando diremos basta ya, pero me temo que no
podremos esperar mucho, porque el desorden y la falta de salidas dignas que nos
ofrece la política, nos empujara a una anarquía social nueva e imprevisible
irremediablemente, o al renacimiento de alguna “dictadura orgánica” del ordeno
y mando, y nos lo tendremos bien merecido
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