martes, 27 de diciembre de 2011

LAS NACIONES SON MADRES DE LA SOCIEDAD ¿PERO Y EL PADRE?



A veces me pregunto que nos hace ser lo “que” somos, porque él quien ya lo sé, lo hacen nuestros progenitores, nuestra madre que nos acoge en su ser y nos  da la luz de la vida, y nuestro padre  que la siembra y la protege hasta que no puede más. Somos la mayoría, seres que crecen entre los amores y cuidados de una madre y el ejemplo y la responsabilidad de un padre, luego si las dos fuentes de vida nos dan él quien, está claro que la sociedad nos da el “que”  y moldea el cómo.

Luego cuán importante es la sociedad en que vemos la luz por primera vez, porque según sea seremos, si es libre seremos libres, si es rica seremos ricos, si es esclava seremos esclavos, y si es tonta seremos tontos. Es quizás por eso que la nación en que uno nace la que le da el “que” decimos que es la madre patria, pero el problema reside en que no hay un padre, “nuestro que”, en principio es huérfano y siempre estará buscando como modelarse, como hacerse mejor, mas grande, mas fuerte, más digno, mas enaltecido.

Quizás por eso las naciones son también como las madres, un tanto egoístas casi celosas diría yo, por eso le es tan difícil  al ser humano prescindir o cambiar su “que” porque está dentro de uno, es inevitable, pero este “que” puede cambiarse y en algunos momentos debe cambiarse, como sociedad lo hemos hecho multitud de veces, y siempre sin casi darnos cuenta, han variado mucho pero siempre hay un común denominador, siempre ha sido para ser mas “que”, las sociedades a medida que la humanidad crece, la propia humanidad se recompone se va agrupando, de tribu a pueblo, de pueblo a ciudad, de ciudad a región, de región a nación, y aquí estamos hoy los europeos, formando unas naciones que pretenden ser mas.

Y lo estamos intentando como buenamente podemos, pero nuestras madres no nos dejan, nos tienen demasiado mimados unos para bien y otros para mal, a unos los han hecho muy trabajadores y obedientes y a otros no tanto, y esas pequeñas cosas, además del amor a nuestra madre, nos separan. Pero no podemos seguir así porque el mundo que nos rodea, si no nos juntamos y apoyamos unos a otros nos puede, nos domina y si no conseguimos crecer, nos aplastara con su tremenda fuerza.

Nosotros, no tenemos padre que nos defienda de esta situación, hemos de comprenderlo, por mucho que nuestra madre patria, nos quiera nos mime, nos enorgullezca, no puede ya defendernos de los asedios y ataques de otras sociedades mucho más grandes y fuertes que la nuestra, nos hemos de convertir en esa figura paterna que nos ha protegido en nuestra niñez como seres individuales, que nos ha llevado apoyándonos hasta nuestra mayoría de edad,  y ahora hemos de tomar la decisión, hemos de abandonar el regazo de nuestro hogar y tomar la decisión de emanciparnos y subir todos juntos otro escalón en nuestra vida como seres humanos y como sociedad, hemos de constituirnos en algo más fuerte, más acogedor, más grande, más justo, con más posibilidades de viabilidad para el futuro de los que han de venir, hemos de conseguir hacer una nueva madre patria común, a la que ya conocemos todos y que llamamos EUROPA.

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