Los tiempos
de las revoluciones, y de las guerras de conquistas sangrientas, orientadas
hacia la expansión con la excusa de una mayor prosperidad para una sociedad, un
reino, o un estado, han pasado a la historia, parece que las nuevas conquistas
se aposentan hoy en base a la economía, me explico. Hoy la globalización está
siendo el equivalente a la tercera guerra mundial, una guerra que empezó
prácticamente cuando termino la segunda, aquella terrible experiencia que causo
millones de muertos, creo que hizo cambiar el concepto de conquista territorial
por la de conquista económica.
Asustados los
propios vencedores por la tremenda hecatombe humana que se había producido,
pensó sustituir las armas, las bombas y los ejércitos de seres humanos enviados
a morir o matar, por un asunto aparentemente tan simple y limpio como el poder
político y el económico de una nación frente a otra u otras. Los vencedores de
la última gran guerra se dedicaron a rehacer las economías y estructuras destruidas
por ellos a sus vencidos, así vemos como máximos exponentes la reconstrucción
de Alemania y del Japón principales
vencidos de aquella confrontación llamada mundial.
Esta
actuación llevo consigo también el final del establecimiento o colonialismo
territorial, los vencedores no ocuparon al vencido, se fueron una vez derrotado
y restablecida su supervivencia tanto social como económica, esta realidad dio
paso a otros tipos de ocupación, la económica
y la productiva y así los vencedores pretendieron apaciguar sus conciencias,
y a su vez cobrar su botín de guerra de
una manera diferente digamos más humana, usando la propia restructuración del
vencido en su provecho comercial y económico.
No obstante
esto no ha salido bien del todo porque los vencedores no supieron ver cegados
por los beneficios inmensos que producían unos productos fabricados por unas
sociedades que se conformaban con muy poco, con tal de salir del desastre
vivido, emergían y su expansión poco a poco les ha ido sobrepasando. Hemos
llegado hasta aquí y ahora resulta que los vencedores (los EEUU y los Europeos)
estamos pasándolo mal muy mal, nos hemos vendido a nuestros vencidos, pensando
todo lo contrario, que los estábamos comprando.
Que ilusos, que hemos hecho, nos hemos
desindustrializado, nos hemos desnudado de todo lo necesario para seguir
creciendo, nos hemos desarmado por completo y estamos poco menos que a merced
de nuestro antiguo tercer mundo aquel al que queríamos usar como el nuevo
cuerno de la abundancia.
Recomponer la
situación me temo que es ya imposible ahora los EEUU y los estados europeos
deben de cambiar radicalmente, no tienen manera de competir contra la realidad
actual, nunca Europa podrá competir de igual a igual con Asia, ni con los EEUU,
si no deja de ser la Europa de los estados y se convierte en una sola Europa. Y
esto que parece una cosa sencilla es dificilísimo porque los estados son
demasiado grandes y demasiado independientes, creen ellos, y con estas premisas
es imposible lograr una unión de verdad.
Europa hoy no
puede pretender que todas sus sociedades que conviven en toda su extensión se
equilibren aunque lo intentase, las diferencias son enormes y se hacen más
profundas día a día, y los conceptos:
estado, nación, y economía, todavía inhabilitan aun más la posibilidad de
unificación real,
Hoy, China,
(Asia en conjunto) la India, Rusia, e incluso América del Sur, nos están
dejando en evidencia, porque ocurre esto, pues muy sencillo porque ellos no
pretenden en ningún caso equilibrar a la par la realidad social y la económica
de los cientos o miles de millones de seres humanos que las componen. En estas
grandes concentraciones humanas, están aplicando la expansión económica y
social basándose en polos de desarrollo, de todo tipo, elegidos unos por sus
políticos, otros curiosamente por el propio mundo occidental, es decir por los
vencedores de la antigua forma de hacer la revolución social y económica que se
ha quedado obsoleta.
Como
rectificar se preguntara mi amable lector, pues muy difícil me lo pone, pero yo
creo que hay que volver a sociedades más pequeñas y agiles que puedan activarse
como polos de desarrollos industriales, económicos, y sociales, esto se
conseguirá solamente desmembrando los estados y volviendo a la Europa de los
pueblos o regiones, como quieran llamarlo, si no es homogénea Alemania, ni
Francia, ni Italia, y no digamos ya España, como queremos que lo sea la Europa
del Euro, en cada nación hay sus desequilibrios entre zonas o regiones,
desequilibrios insalvables si su solución debe de pasar por una mono política
central, que a su vez tiene que compaginarse con políticas ajenas, marcadas
normalmente por las naciones más fuertes de la zona o no lo han visto todavía.
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