Voy a escribir otra vez
sobre un concepto de nuestro país que hace tiempo estoy denunciando, y que
curiosamente no parece ser del interés de mis seguidores porque pocos
comentarios suscita, vamos a ver si hoy consigo mover conciencias sobre este
caso peculiar de la cultura social y política española, ayudado esta vez por la
realidad cruel de la prueba que ha aportado la avaricia y la deslealtad de
nuestros gobernantes, y que parece ser inherente a su personal manera de
entender las leyes de gobierno, es decir “lo ancho para mí lo estrecho para ti”.
Mientras la sociedad se ve
en la obligación de sacrificarse y de seguir por ley las recomendaciones de sus
gobernantes, estos se llenan de la ignominia más degradante que puede existir
como es el de abusar de la confianza que un pueblo pone en sus manos. Hoy en
España hay mas sociedad que está en la más pura miseria, que no la que goza de
un cierto nivel económico que le permite simplemente llegar a fin de mes, el
paro ya en 6 millones de seres humanos y con las perspectivas aquedar estancado
o incluso aumentar de tal manera que obliga al estado a hacer trampas estadísticas
y engaños de tan bajo nivel, como poner a parados a hacer cursos sobre técnicas
laborales, que el propio estado no paga los gastos y que además los que los
hacen salen del computo del paro con lo que lo pierden y ya no cuentan en las estadísticas.
El cierre de empresas es
una realidad constante, los desahucios de familias de sus casas demoledor, los
emolumentos de los que dan gracias por tener un empleo, han caído entre un 15 a
un 20%, y la sociedad estamos verdaderamente abandonados a nuestra suerte. El
gobierno ya sea por imposición o por su propia iniciativa, y gracias a sus
propios desatinos se limita a “chuparnos” nuestro poco dinero, nuestra
seguridad y nuestra felicidad, en aras de su prestigio político cosa que como
hemos visto recientemente tras las elecciones europeas no ha conseguido pues España
ha perdido un escalón de mando, y lo peor es que en parte tiene derecho a hacer
lo que le viene en gana, derecho que además se lo hemos otorgado nosotros
pobres tontos.
Hablo del gobierno, pero
existe otra clase de personajes y entidades que podríamos equipararlos y que al
amparo del poder, acumulan fortunas, favores, tierras y beneficios, que cada
vez les hacen más ricos y poderosos, mientras la sociedad es cada vez más pobre
y menospreciada. Ahora este retrato casi medieval, puedo perfectamente
transponerlo a nuestros días, solo que con un decorado distinto, ya no vamos a
caballo sino en automóvil, ni en carromato si no en tren o autobús, y los
nobles ya no tienen castillos con almenas y puentes elevadizos, sino bancos y
oficinas donde guardan sus armas y acuartelan a sus vasallos trabajando para
ellos.
Donde quiero ir a parar
con este retrato, pues a demostrar que España sigue gestionándose de igual
manera que lo hacía en los siglos pasados. Verán mientras decrece la clase
media, y aumenta la pobreza en el país, los nobles modernos, las empresas y
fortunas más importantes, las que deberían haber consolidado el país, creando
industria, puestos de trabajo, forjando una estabilidad y creando unas defensas
económicas bien protegidas, para evitar los envites de la miseria y la penuria
y salvar así las malas épocas, han hecho todo lo contrario.
Han usado la bonanza y
el trabajo de la sociedad para crear su propia riqueza, y en lugar de invertir
en su país se han ido todas fuera, a la hora de ver venir las bacas flacas,
ninguna se ha puesto a invertir para levantar el país, han huido corriendo, eso
sí con sus fortunas a buen recaudo para emplearlas fuera para seguir creciendo,
mientras sus propia sociedad se muere de desesperación en sus hogares.
Melodramático, no
señores, real como la vida misma, 25% de desempleo, miles de pequeños y
medianos negocios abandonados por falta de actividad industrial, ruina y
desesperanza en miles de familias, sin hogar, sin posibilidad de poder educar y
en muchos casos dar de comer a sus hijos, implorando para no enfermar porque no
pueden pagar o no tienen si quiera seguridad social, este es el retrato de la
sociedad española. Mientras, las más grandes empresas del país están haciendo
espectaculares negocios en otras tierras. Porque no crean empresas dentro de
este país, pues porque el empresariado español tiene en su mente la estirpe del
noble español, (los grandes empresarios)
no saben hacer otra cosa que ir a conquistar quimeras, dejando sus fundamentos
abandonados a su suerte.
Estamos ahora
reproduciendo la época más gloriosa del imperio español, no nos engañemos,
estamos conquistando tierras extrañas haciendo curiosamente que trabajen muchos
nativos, mientras el señor conde, marques, o hidalgo, acompañados de una
pequeña corte los fustiga con su látigo, y les expolia de su oro para
quedárselo él, y así van las cosas, las únicas empresas que están dando trabajo
en España son todas internacionales, las grandes empresas nacionales están
despidiendo a miles de empleados, aquí solo se limitan a mantener una pequeña
tropa bien protegida y armada que se dedican a cobrar recibos de suministros
varios, pero producir lo que se dice producir nada de nada.
Estoy de acuerdo de que
el país se ha arruinado, pero el porqué ha pasado esto es esto que estoy
dibujando un poco en forma de cuento histórico. ¿Que nos ha quedado de la
reconquista de las libertades tras la dictadura, y de los años de ayuda de la
unión europea, nada absolutamente nada, lo han dilapidado todo, al igual que
los antiguos nobles y reyes hicieron con el dorado, y del imperio de aquella
España donde no se ponía el sol, solo de aquellos tiempos y de estos han sacado
provecho los mismos, la clase política y la nobleza, el pueblo la sociedad
estamos otra vez a la altura del barro de los caminos.
Porque se creen ustedes
que el gobierno acepta sin rechistar lo que Europa le manda hacer aunque ello
lleve a la sociedad a la desesperación, pues porque si no lo hace les pedirán
cuentas, les cambiaran la forma de gobernar, se tendrán que rendir cuentas de
lo que se gasta, y esto amigos míos, no lo puede tolerar ningún político hidalgo
caballero o noble español
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