-“El presidente de la Comisión Europea, José Manuel
Durao Barroso, ha dejado claro que en el caso de una hipotética secesión de
parte del territorio de un estado miembro habría que negociar una solución de
acuerdo con la legislación internacional para que los ciudadanos del territorio
independizado mantengan la ciudadanía europea, que es complementaria pero no
sustituye a la nacional, según el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea”-. Me imagino que esta noticia esta sacada de contexto
para dar explicaciones no pedidas por nadie, de momento.
Este párrafo es tan absurdo como la intención
del cronista que se avino a publicarlo supongo enaltecido por la parte más
derechista nacional española, que saca punta antes de coger el lápiz contra la posible
intención de Catalunya de conseguir la secesión del conjunto de la España
actual, vamos a ver, en el supuesto de que hablamos de Catalunya si hay una
secesión los habitantes de Catalunya, serán Catalanes, ni españoles ni mucho menos “unionista europeos”, esto último
deberá seguir un proceso de anexión como lo están haciendo países como Bulgaria
o Rumania etc., pero esto es otra cosa.
Es tan de sentido común que hace francamente mal a los ojos leer opiniones como
decía antes no pedidas por nadie.
En el hipotético caso de una
secesión de una parte de un Estado miembro, la solución tendría que encontrarse y negociarse, dentro del ordenamiento
legal entre el propio estado, la parte
secesionista, y el derecho internacional,
esto es el camino si se trata de una secesión pedida por cauces pacíficos, y enmarcada
dentro de la legalidad internacional. El camino a una secesión puede ser tan
complicado como la nación dominante quiera oponer, pero hoy en día ante una
corte internacional no hay otra solución al problema, una firme decisión de segregación, es
prácticamente imposible de coartar, si la parte interesada salva uno a uno, los
impedimentos burocráticos y legales que le impondrán desde el estado
totalitario y la corte internacional.
Ante el firme propósito de
segregación, hoy no se puede oponer la fuerza, esta acción conllevaría la
intervención internacional, en forma de sanciones de tipo político
administrativo, de comercio o financieros, al iniciador de las acciones de
fuerza o a ambos si fuese este el caso, en la democracia del siglo 21 no se
puede obligar a ser a alguien lo que no se quiere ser.
Otra cosa es la complejidad del acto
físico de segregación de territorios es evidente que el punto más difícil es
valorar los elementos de infraestructuras físicas que ante la nueva dependencia
deberían ser valoradas para conocer el grado de amortización que debería ser compensado
por parte del territorio separatista al pasar a ser el propietario absoluto de
las infraestructuras dependientes otrora del estado central, el establecimiento
de personas en el nuevo territorio no es un problema de relevancia pero si
moral y afectivo, aunque que por la misma ley internacional las personas
podrían elegir entre permanecer en el nuevo país o volver al de origen, de
igual manera procederían las empresas y negocios establecidos.
Francamente me sorprendió leer ayer un artículo en un
diario español sobre las hipotéticas calamidades y casi imposibilidades de una segregación, en un momento que nadie la ha
pedido en España, esto es como una invitación a hacerlo por parte de no sé muy
bien que grupos nacionalistas españoles, yo les diría que no se preocupen antes
de tiempo aunque está bien que se informen, y en este caso háganlo mejor porque
la incongruencia del artículo, (hecho sin duda de manifestaciones y partes
cogidas de forma “copia y pega”), era lamentable.
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