viernes, 31 de agosto de 2012

MI SORPRESA ANTE UN ARTICULO EN PRENSA DANDO EXPLICACIONES SOBRE UNA POSIBLE SECESION



-“El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, ha dejado claro que en el caso de una hipotética secesión de parte del territorio de un estado miembro habría que negociar una solución de acuerdo con la legislación internacional para que los ciudadanos del territorio independizado mantengan la ciudadanía europea, que es complementaria pero no sustituye a la nacional, según el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea”-. Me imagino que esta noticia esta sacada de contexto para dar explicaciones no pedidas por nadie, de momento.

Este párrafo es tan absurdo como la intención del cronista que se avino a publicarlo supongo enaltecido por la parte más derechista nacional española, que saca punta antes de coger el lápiz contra la posible intención de Catalunya de conseguir la secesión del conjunto de la España actual, vamos a ver, en el supuesto de que hablamos de Catalunya si hay una secesión los habitantes de Catalunya, serán Catalanes, ni españoles ni  mucho menos “unionista europeos”, esto último deberá seguir un proceso de anexión como lo están haciendo países como Bulgaria o Rumania etc.,  pero esto es otra cosa. Es tan de sentido común que hace francamente mal a los ojos leer opiniones como decía antes no pedidas por nadie.

En el hipotético caso de una secesión de una parte de un Estado miembro, la solución tendría que encontrarse y negociarse, dentro del ordenamiento legal entre el propio estado,  la parte secesionista, y el derecho  internacional, esto es el camino si se trata de una secesión pedida por cauces pacíficos, y enmarcada dentro de la legalidad internacional. El camino a una secesión puede ser tan complicado como la nación dominante quiera oponer, pero hoy en día ante una corte internacional no hay otra solución al problema,  una firme decisión de segregación, es prácticamente imposible de coartar, si la parte interesada salva uno a uno, los impedimentos burocráticos y legales que le impondrán desde el estado totalitario y la corte internacional.

Ante el firme propósito de segregación, hoy no se puede oponer la fuerza, esta acción conllevaría la intervención internacional, en forma de sanciones de tipo político administrativo, de comercio o financieros, al iniciador de las acciones de fuerza o a ambos si fuese este el caso, en la democracia del siglo 21 no se puede obligar a ser a alguien lo que no se quiere ser.

Otra cosa es la complejidad del acto físico de segregación de territorios es evidente que el punto más difícil es valorar los elementos de infraestructuras físicas que ante la nueva dependencia deberían ser valoradas para conocer el grado de amortización que debería ser compensado por parte del territorio separatista al pasar a ser el propietario absoluto de las infraestructuras dependientes otrora del estado central, el establecimiento de personas en el nuevo territorio no es un problema de relevancia pero si moral y afectivo, aunque que por la misma ley internacional las personas podrían elegir entre permanecer en el nuevo país o volver al de origen, de igual manera procederían las empresas y negocios establecidos.

Francamente me sorprendió leer ayer un artículo en un diario español sobre las hipotéticas calamidades y casi imposibilidades de  una segregación, en un momento que nadie la ha pedido en España, esto es como una invitación a hacerlo por parte de no sé muy bien que grupos nacionalistas españoles, yo les diría que no se preocupen antes de tiempo aunque está bien que se informen, y en este caso háganlo mejor porque la incongruencia del artículo, (hecho sin duda de manifestaciones y partes cogidas de forma “copia y pega”), era lamentable.

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