domingo, 11 de septiembre de 2011

HAY QUE RECOJER LAS VELAS Y AFRONTAR LA TEMPESTAD



Hoy es el día que mi nación Catalunya “celebra”, festivamente que fue derrotada y anexionada a la fuerza por España, perdiendo por entero su libertad de ser. Esta coincidencia quizás tiene la culpa de que en lo que voy a escribir a continuación, (que no se refiere a este hacho ni a mi sentimiento patrio), se refleje un cierto pesimismo y recelo en los temas que quiero repasar.

Se conmemora también hoy el magnicidio terrorista de New York. Yo manifiesto aquí mis condolencias a las familias de las victimas y al pueblo americano en general, dicho esto, quiero analizar que desde este nefasto día, la sociedad occidental perdió el norte, quizás con razón no lo puedo negar, pero hicimos mal en actuar con desespero, rabia, precipitación y sobre todo miedo. Estoy seguro que esto era precisamente lo que pretendían los terroristas integristas que lo llevaron a cabo, así que visto desde la perspectiva del tiempo transcurrido, ganaron la batalla estratégica y nos han derrotado por completo en los diez años de desconcierto posteriores.

Hace ya varios blogs que comento que la civilización occidental, la mía, la de muchos de ustedes mis lectores, se derrumba irremediablemente, y parece que nadie con el poder suficiente para rectificar lo vea, y así cada vez más el descontrol, el desconcierto, la desconfianza, la desesperación, la desilusión colectiva de la sociedad, se va adueñando de nuestros actos y de nuestro futuro. Díganme ¿Quién está contento y seguro hoy en día? Nadie.

Repito que es mi opinión, pero desde aquel 11 de septiembre de 2001 la sociedad occidental se desvió de su dirección, y empezó a perder su posición de supremacía general en todos los aspectos de la vida, perdió su calidad de vida, se atemorizo tanto, que hoy hasta moverse ya no parece ser un acto de libre decisión, si no de riesgo, solo hace falta ir a viajar en avión, para darse cuenta del obsesivo miedo de hacer algo que hasta entonces era un disfrute total.

Sin análisis ni reflexión del por qué y para que había ocurrido aquello, los EEUU se lanzaron a una guerra contra fantasmas y contra pueblos, a los que es imposible y absurdo vencer, porque ni son enemigos de importancia, ni era necesario perder más vidas y esfuerzos en base a solucionar un hecho que ya había ocurrido, y que lo que había que combatir era su propósito, no sus efectos inmediatos. Los EEUU y occidente perdimos el rumbo en todo, no es casualidad que la economía se haya derrumbado estrepitosamente, no es casualidad que miles de jóvenes americanos, ingleses, franceses, españoles, australianos, alemanes, italianos y mas, hayan muerto en acciones (perdónenme ustedes) inútiles y guiadas por el afán de venganza.

El miedo y la sensación de no querer nadie, afrontar la recuperación de la libertad de vida de nuestra civilización, hace que todo sea seguridad, freno, temor, y excesiva prevención ¿para evitar que? Otro atentado, esto no se evitara así temiendo cada vez más que suceda algo, estamos manteniendo la semilla viva de que ocurra, y dicho mas crudamente solo el hecho de vivir así como ahora vivimos, ya es al acto terrorista mas duro que la civilización occidental ha vivido jamás.

Guerras cruentas interminables, ineficaces y que nos arruinan, a los que luchan y a sus familias, expansión sin límites del mundo que hasta aquella fecha dependía de nuestra grandeza económica y social, hasta tal punto, que nuestro temor ha dejado que el poder y la influencia económica haya girado 180 grados, y ahora seamos nosotros los que estamos pendientes de su benevolencia para sobrevivir, en la más estricta de las penurias, promedios de desempleados del orden del 10% y subiendo, desunión total de las instituciones gubernamentales da la UE y de los EEUU, con lo que el colapso de las sociedades es evidente, no hay objetivos comunes y yo diría que incluso hay miedo a luchar para reconquistar lo perdido.

Y es precisamente esto lo que habría que hacer ¿Cómo? De la siguiente manera: abandonar todas las guerras fuera de nuestro mundo (fíjense que no digo terminar si no abandonar) irnos de inmediato, y dejar que esas civilizaciones creencias  sociedades y religiones se las compongan como quieran ellos. Replegarnos en nuestro mundo y nuestra civilización y evitar con todas nuestras fuerzas, que ningún  elemento externo ya sea de fuerza, especulación, o acción, aunque parezca humanitaria, siga introduciéndose en nuestras entrañas minándolas y destruyéndolas poco a poco, no hay en este mundo global, nada que no se haga sin un fin, y si no aprendemos esta lección no sobreviviremos.

Esto no significa frenar el comercio, la economía internacional, las relaciones diplomáticas etc. Simplemente digo que hay que adoptar aquella frase popular “Cada uno en su casa y dios en la de todos” pero no lo que ocurre ahora que todos están en nuestra casa y nosotros ya casi no cabemos, porque no se equivoquen ustedes, no se les ocurra ir a las casa de nuestros huéspedes, serán rechazados totalmente, si no me creen viajen o hablen con gente que haya estado, pero no de turismo, por trabajo o estudios y hayan intentado convivir en igualdad como hemos hecho aquí les dirán que les fue imposible.

Para volver a nuestra vida natural, a nuestra tranquilidad a nuestro bien estar. Y lo más importante a nuestra cultura, hay que salir de la tormenta perfecta en la que nuestra nave se ha metido, y para ello hay que recoger las velas  buscar refugio en nuestros puertos, y reparar los boquetes y desperfectos de nuestra nave. Solo así podremos luego salir a navegar otra vez a mar abierto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario