Como os dije he estado unos días de vacaciones ahora estar con vosotros unos días más y me queda otra ausencia cortita la semana que viene. He estado fuera de España en una capital muy importante perteneciente según los mapas a un continente llamado Europa, y no me he reconocido, o yo ya no soy europeo o Europa ya no es Europa como prefieran, muchos de los que me leen ya me lo han visto escrito la civilización occidental se muere es muy duro decirlo pero hay que insistir haber si entre unos pocos hacemos reaccionar a unos muchos que parece que no lo ven.
Es muy difícil escribir sobre este tema sin entrar en la descalificación de ser tildado de racista, no vaya por delante mi declaración de antirracismo, pero esto no quita lo que voy a exponer:
Creo firmemente que la civilización occidental tal y como se fue forjando en Europa, ha sido devorada por el hambre de la inmigración sin freno a la que se la ha sometido. No puedo naturalmente criticar ni condenar a los que por necesidad u otros motivos, han decidido asaltar nuestro continente como si se tratase del paraíso, es humano sobrevivir, pero también considero justo salvaguardar tu identidad y esto no se ha logrado en la Unión Europea.
En estos momentos de dificultad, tanto económica, como social, por la que la Unión se encuentra, se hace palpable que no es posible de ninguna manera reorientar las ideas de unidad, ni política, ni económica, ni de ninguna clase. Porque, pues porque es imposible que la actual sociedad que habita y forma la pretendida Unión Europea, pueda sentir al unísono, los mismos impulsos emocionales que puedo sentir yo, o un francés, o un alemán.
Nosotros con más o menos fortuna entre amores y odios hemos vivido una historia común tenemos unos recuerdos comunes que nos los explicaron nuestros abuelos y nuestros padres, y que intentamos transmitir a nuestros hijos y nietos. Y son los mismos: que si los griegos, que si los romanos, que si los barbaros, que la edad media, el renacentismo, la industrialización las guerras de independencia, Napoleon, las dos guerras europeas, el intento de crear la unión europea, todo esto, mas nuestras creencias religiosas basadas en el cristianismo aunque interpretadas de formas distintas, configuran un carácter, un ser europeo.
Como podemos pretender que la tremenda amalgama de individuos que por su propia necesidad, y porque no decirlo por nuestra propia mal entendida comodidad, nos han invadido nos entiendan, es que no puede ser, que les explicas de quienes fueron los griegos, los romanos , y que paso y porque en la revolución francesa, porque Lutero cambio la religión, cuan grande fue el imperio español que descubrió las Américas, porque dos guerras tan cruentas como las llamadas mundiales, es como clamar a los vientos, a esta nueva sociedad que se nos apodera ni lo saben ni les interesa. Y no digo que pretendan inculcarnos sus creencias y su carácter social, que no lo pretenden al menos abiertamente, lo que digo es todo lo contrario es que no nos es posible incorporarlos a ellos a nuestra sociedad.
Cada uno tiene su historia detrás, al igual que nosotros, y no nos engañemos a sus hijos les contaran lo que vivieron y les contaron sus abuelos y sus padres, esa será siempre su historia y su carácter, y yo lo encuentro bien porque no podemos imponer a nadie lo que él no es por muy bueno que a nosotros nos parezca, y no lo sueñen no es cuestión de generaciones venideras es cuestión de generaciones pasadas lo que marca el ser y el sentir, son miles de años con los que cargamos todos a nuestras espaldas.
Esta realidad que he vivido me lleva a denunciar el proceso de recesión inevitable de nuestra cultura occidental, Europa ya no existe, hay como mucho Europas, unas cuantas, depende de cuanta influencia y dependencia de sus inmigrantes tengan para funcionar económicamente, mecánicamente y demográficamente, serán más o menos reconocibles como europeos, pero ya no se puede creer un una Unión Europea ni física ni económicamente constituida. Ya para la mayoría Europa es solo un continente.
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