Aunque las perspectivas de la economía de la eurozona han mejorado, cada
vez son más evidentes los errores cometidos en la creación dicha asociación
político - económica, sobre todo, a raíz del conflicto relacionado con el
rescate a Grecia. El avance de las negociaciones con Atenas ha sido bloqueado
de forma contundente por Alemania, que asegura que el Gobierno heleno no ha
ofrecido una «propuesta sustancial de solución».
Y Alemania tiene razón el gobierno griego
se está limitando a dar las respuestas teóricas que a la eurozona le
gustan oír, pero no hay ningún plan escrito y valorado que sea capaz de definir
qué puede hacer Grecia y su economía para salvar sus compromisos y con ello salvar también la seriedad y la
solvencia de la eurozona y con ella la de los países que la componen. Yo no
tengo ningún interés en que Grecia continúe en la euro zona, creo que mis
lectores ya lo habrán adivinado tras mis artículos al respecto de la situación
que ahora nos ocupa y preocupa, es más debo declararme contrario a que se
llegue a ningún acuerdo.
Me parece que las actitudes de ligereza y falta de compromiso que algunos
países de la eurozona parecen estar dispuestos a tolerar, no son sinceras creo
que son estrategias programadas ante la posibilidad de que muchas naciones del
euro, puedan llegar a encontrarse en la situación griega, esto es a mi entender
lo que esconden las posturas de cautela y de negociación que quiere mantener el
consejo europeo, concretamente el euro grupo, es una simple regla natural del
mundo de los negocios si una empresa no funciona y no puede hacer frente a sus compromisos
de pagos y de ingresos, debe de presentar un concurso de acreedores y
declararse en suspensión de pagos, y desde este punto los propios acreedores decidirán
si les interesa por estrategia o por interés mantenerla en marcha tomando eso si su dirección ejecutiva.
Grecia no quiere hacer nada para solucionar su desastre económico y no
solo eso, sino que encima quiere que los acreedores se sientan los culpables de
lo que ocurre, francamente quien no quiera ver esto es porque es un completo
demagogo, o porque sabe que a él también le va a pasar lo mismo, si esto es así
las cosas deben de tomarse desde otro punto de vista. Es decir si la culpa de
la quiebra de Grecia es por causa de la gestión económica de la euro zona, no
hay discusión es la euro zona quien debe de recomponer la situación para evitar
que su error se extienda a otras economías, porque es evidente que así sucederá.
Lo que no puede hacer la euro zona es aceptar una diferencia de actuación
tan importante entre los miembros de su organización, la aceptación de una solución
expresa para Grecia sea cual sea, dará
pie al cambio total de la estrategia económica de toda la euro zona no solo de Grecia,
incluso la más que posible separación o rotura de la propia euro zona, no les
quepa la menor duda. Hoy tal y como están las cosas es menos grave para la
eurozona dejar caer a Grecia y perder 350 mil millones de euros que negociar y
perder el euro, dentro de unos meses.
Ustedes mis lectores saben que he insistido en que la solución de la liquidación
de la deuda griega solo tiene una salida y es convertirla en deuda europea o
como quieran llamarla, es la única fórmula de que no se rompa la uniformidad de
la UE., no hay que salvar la deuda de Grecia, hay que reconvertirla en deuda del euro grupo y juntarla con las demás
deudas de los países del euro, para ello solo hay una solución crear los bonos
de deuda europeos emitidos por el BCE. Todo lo demás, cualquier negociación cesión
o diferencia de tratamiento, llevara consigo más pronto o más tarde la extensión
del problema en toda las deudas de la zona euro.
Aunque se
desconoce cuál será el resultado de la reunión del Eurogrupo de hoy, lo que
está claro es que el riesgo de que Grecia abandone el euro sigue vigente, sobre
todo tras conocerse un informe sobre las deliberaciones del BCE durante la
reunión del pasado 22 de enero. Ese día, la Institución tomó la crucial
decisión de comprar deuda pública de la eurozona por valor de un billón de
euros. Vale la pena comparar las deliberaciones con los debates que mantuvieron
los bancos centrales de EEUU y Reino Unido al principio de la crisis. Tanto la
Reserva Federal como el Banco de Inglaterra (BOE) se plantearon cómo
funcionarían sus programas de compra de bonos y la cuantía de estos. Además,
cuando decidieron comprar deuda, la votación fue unánime.
En el caso del
BCE, las negociaciones fueron distintas. Esto se debe en parte a que las
compras de la FED y del BOE coincidieron con un momento en el que la crisis
financiera era más virulenta. Sin embargo, en las actas de la reunión del BCE
queda patente que, en su caso, las autoridades tuvieron que tomar en
consideración algunos factores extraordinarios. Algunos miembros del BCE
dijeron que, debido al «marco institucional de la Unión Económica y Monetaria»
las compras de deuda pública deberían seguir siendo una alternativa de «último
recurso en el caso de que hubiera una situación extremadamente adversa».
El hecho de
que esos mismos miembros se mostraran convencidos de que un programa de
relajación cuantitativa no encaja con el esquema de la eurozona pone de
manifiesto que, a pesar de todas las medidas excepcionales que ha adoptado la
zona euro durante la crisis, la unión que ha creado dista mucho de ser
perfecta. El BCE, sin embargo, mencionó un motivo muy importante para llevar a
cabo las compras: las expectativas que habían depositado los mercados en que el
BCE anunciaría la decisión. La incapacidad para llegar a un acuerdo con Grecia
causaría conmoción en los mercados. Sin embargo, en este momento, esperar que
los políticos tengan la misma reacción ante las expectativas del mercado que
los banqueros centrales es arriesgar demasiado.
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