sábado, 14 de febrero de 2015

ESTE ES EL CABALLO DE TROYA QUE PUEDE ARRASTRAR AL DESASTRE AL EURO Y A LA UE.



No comprendo cómo podrá arreglar Alexis Tsipras la economía griega y no solo lo digo por el necesario entendimiento con la UE el FMI y el BCE sino por cómo podrá rehacer su economía real partiendo de donde viene. Según la creencia popular en Europa, los ciudadanos griegos no suelen pagar sus impuestos, una asunción que ha contribuido fuertemente, según la misma creencia, a la triste situación de la economía del país.

El hecho es verdadero, pero no en su totalidad. Para entender lo que realmente ocurría y ocurre en Grecia, hay que enfocar principalmente dos hechos. Uno, los contribuyentes de renta baja o mediana tributan mucho, y dos, los ciudadanos de renta alta declaran muy por debajo de sus ingresos reales y pagan impuestos muy bajos o no pagan en absoluto (de hecho quizás no tan exageradamente pero esto es un poco similar a España). Ambas cosas se basan, sin duda, en una Administración tributaria obsoleta e ineficaz, pero también en una mentalidad social que fue acostumbrándose a la evasión fiscal.

Cuando en Grecia se habla de evasión, afecta a todos los contribuyentes (que buscan evitar el IVA, por ejemplo), pero sobre todo se enfoca en los grandes empresarios. Por ejemplo, los navieros griegos tributan poco porque los impuestos no se basan en sus ganancias sino en el tonelaje de los buques. La ley de 1975 sobre la fiscalidad de los barcos comprende 30 artículos que incluyen ni más ni menos que 82 exenciones. Un ejemplo: los propietarios de naves pagan una cuota simbólica basada en el arqueo del buque: para un barco de 20.000 toneladas, de edad hasta cuatro años, el impuesto será de 4.387 euros, independientemente de los beneficios de su actividad.

En 2013, los ingresos fiscales del Estado derivados de los navieros fueron tan sólo de 52 millones. Contrasta esta cifra con la que sólo de la renovación de la tarjeta verde de los inmigrantes en Grecia el Estado recaudó unos 54 millones. Como defensa a esta situación, los navieros argumentan que tributan mucho no como empresarios, sino como particulares, algo que tampoco es del todo correcto: en 2013, pagaron en impuestos 15 millones, mientras que los marineros, sus propios empleados, pagaron 55 millones. Y no es que les vaya mal a estos propietarios: sólo en el año pasado, gastaron alrededor de 11.000 millones en buques de navegación marítima. Esto de que algunos empleados paguen más impuestos  que sus empleadores también se da en España.  

De acuerdo con análisis recientes, desde 2002 hasta la actualidad los armadores griegos no declararon alrededor de 140.000 millones. Otro caso relevante para las arcas estatales es el hecho de no declarar. Hasta 2011, el límite exento de impuestos estaba en los 12.000 euros anuales y muchos profesionales, como médicos y abogados, hasta electricistas y fontaneros, declaraban hasta 11.999 euros en su declaración de renta. Cuando obligados el estado por la troika el límite se redujo a 5.000 euros, el fenómeno se limitó.

Pero la práctica de no declarar sigue vigente: en 2013, sólo 324 residentes de Atenas admitieron en su declaración de renta tener una piscina. Sin embargo, los inspectores fiscales descubrieron una cifra un poco más elevada: 16.974 piscinas. Aparte de los navieros, los grandes empresarios griegos en general tampoco se muestran muy patriotas a la hora de declarar: oligarcas famosos en Grecia que aparte de sus negocios mantienen también a equipos deportivos, declaran ganancias anuales de hasta 31.000 euros.

Quienes tributan mucho en Grecia son los autónomos. De acuerdo con el sistema fiscal, tienen que mantener un bloque de facturación sin el cual no pueden trabajar ni como autónomos ni como colaboradores en la mayoría de las empresas. Además tienen que pagar un impuesto anual de 650 euros (o se les anula el bloque de facturación) y también tienen que cotizar unos 540 euros cada dos meses al fondo de pensiones, tanto si han mantenido actividad durante estos dos meses, como si no. Esta última obligación ha llevado casi a uno de cada dos autónomos griegos a no cotizar.

Una percepción habitual fuera de Grecia es que en el país hay clases de empleados que, mientras siguen trabajando o incluso cuando se jubilan, disfrutan de beneficios que les favorecen descaradamente a la hora de declarar. Esto es en parte cierto los trabajadores en las telecomunicaciones públicas gozan de tarifas bastante más bajas, como los conductores de los medios de transporte públicos, que tienen el derecho de usarlos sin validar billetes. Todo esto más El descubrimiento en el 2004 de que Grecia habia estado falseando sus cuentas públicas ante Bruselas desde el año 2000 ha proyectado una sombra de duda sobre todos los estamentos y gobiernos griegos que  hasta ahora han ejercido el poder en Grecia.

Evidentemente es muy complicado entender porque conociendo esto se ha consentido el engaño una y otra vez hasta llegar a donde la economía griega ha llegado con todo esto el hecho que ahora Alexis Tsipras y su equipo hayan arrasado en la política griega se justifica pero lo que no se justifica es como podrán los de Syriza rehacer este país y esta economía que ha comportado una sociedad de diez millones de personas en que la mayoría están en el límite de la pobreza total. Pero además de esto se junta el problema de la culpa incuestionable de la propia UE que lo ha venido consintiendo y que dicho sea de paso nunca ha explicado porque.

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