Malos presagios para el continente
sudamericano. Un estudio publicado esta semana por la reaseguradora Coface
prevé un escenario complejo y “una futura cadena de insolvencias” debido, entre
otras cosas, a la caída del precio de las materias primas. A
escala macroeconómica, las economías de América Latina en su conjunto caerán
este año un 0,2%, el primer descenso desde 2009, cuando estalló la crisis de
las subprime.
Lo que llama más la atención es que la casi
totalidad de las grandes economías del continente registrarán números
negativos. A parte el caso de Venezuela (con una contracción del 7%), destaca
la situación de Brasil, cuya economía experimentará este año una contracción
del 2,5%. Si se confirmara, sería la primera vez en 85 años que la economía
brasileña registra dos años seguidos de crecimientos negativos. Asimismo, hay
que recordar que la séptima economía del planeta tiene una calificación de la
deuda como “especulativa” por parte
de las agencias internacionales. Las únicas excepciones en este contexto
negativo serán Chile y Perú, que apuntarán unas ganancias modestas este año.
“El PIB de la región se ha ralentizado desde el
2011 y en 2015 tampoco las cosas serán diferentes. No se espera que los precios
de las materias primas aumenten en un futuro próximo y estas bajas cotizaciones
están teniendo directamente impactos negativos en las balanzas comerciales y en
las inversiones privadas. Las caídas en las inversiones públicas y en el gasto
de los gobiernos, debido a menores ingresos fiscales, son también efectos colaterales”,
escribe Patricia Krause, economista de Coface.
Si se pasa a examinar en detalle la situación
por sectores económicos, entonces el cuadro es todavía más preocupante.
Prácticamente la totalidad de las actividades está en situación de “elevado
riesgo”. La crisis no sólo está en los palacios de gobierno o en la ley de
presupuestos: ha llegado a las mismas empresas. Aquí va el análisis en detalle.
-En el sector agroalimentario, también hay que
registrar las consecuencias de la mala meteorología, debido a la llegada de El
Niño. El desplome de los precios de la soja y el aumento del coste de la
importación de fertilizantes (las divisas nacionales se han desplomado en los
últimos meses y todavía no se ha revaluado el dólar USA) han pasado factura.
-En el sector textil, las empresas descuentan
una falta de competitividad. Hasta ahora las firmas podían aprovecharse de los
productos procedentes de China, pero la depreciación de las monedas de varios
países de la región ha aumentado el precio de los materiales y productos
terminado.
-En el sector siderúrgico, hasta ahora el
continente esperaba poder vender acero y cobre a China. Pero las dificultades
del gigante asiático han trastocado los planes. La creciente debilidad de la
industria nacional, en particular en Brasil y Argentina, no está siendo
suficiente para compensar la menor demanda.
-En la automoción, salvo la excepción de
México, desde hace años focalizado hacia la exportación, las dificultades son
especialmente llamativas en Brasil y Argentina. En los primeros seis meses del
año la producción brasileña de automóviles ha bajado un 21% en ventas y se ha
reducido un 25% la plantilla del sector. El mercado interior está muy tocado
debido a la crisis económica y menores salarios.
-En la construcción, la burbuja inmobiliaria en
Brasil ha pinchado y en estos momentos hay un exceso de oferta. Los tipos de
interés están aumentando y los bancos están empezando a cortar el grifo de la
financiación en muchos países. En resumen, el cuadro en América Latina es muy
incierto.
Las empresas españolas que tienen ingentes
inversiones en el área habrán tomado nota de ello. Y prepararse para lo peor es
una situación que respecto a al problema catalán no ayuda en absoluto si a las
malas previsiones de los mercados sudamericanos se une la posible independencia
catalana la economía española puede tambalearse peligrosamente lo que provoca
posiblemente el acelerón de ataques sin lógica ni coordinación del gobierno,
bancos, empresas y políticos españoles contra Catalunya de esta semana.
Si España no negocia con Catalunya y se produce
una rotura no amigable que pueda provocar un aislamiento total entre las dos economías
la catalana y la española y a las empresas españolas que ahora basan sus cuentas
de resultados en los mercados sudamericanos se hunden el PIB español puede
poner en riesgo la relación “Deuda / PIB” que ya es prácticamente de 1 a 1 lo
que inevitablemente llevaría a una recalificación
crediticia de España como se dice siempre llueve sobre mojado.
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