Cuando las
palabras surgen en un ambiente distendido, cuando no hay presiones políticas que
cumplir ni compromisos que guardar, acostumbran a reflejar lo que de verdad se
siente o se piensa, así el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker,
se ha referido al referéndum en Catalunya
cuando ha sido preguntado por las
elecciones del pasado domingo. El jefe del Ejecutivo comunitario, que ha
querido salir al paso de la polémica por su declaración corregida sobre
Catalunya días antes de las elecciones, ha dicho "quién soy yo para querer, después del referéndum pero sobre
todo antes del referéndum, inmiscuirme en la intimidad española".
Estas palabras
las ha pronunciado Juncker, en su comparecencia junto al primer ministro
francés, Manuel Valls, ha recordado que se ha pronunciado en "muchas
ocasiones" sobre este asunto y que siempre lo ha hecho recordando la
posición defendida por sus predecesores en el cargo, el italiano Romano Prodi y
el portugués José Manuel Durao Barroso; y en línea con lo marcado por la
Constitución española y el Tribunal Constitucional. Es evidente que no puede dar
y menos incidir con opiniones sobre asuntos políticos de otros países, pero lo
que sí ha quedado claro es que en la UE cuando no está por medio España se
habla de referéndum.
Desde 2004,
la Comisión Europea sostiene el mismo discurso, en cuanto a que si un
territorio de un Estado miembro se independiza de dicho Estado miembro,
automáticamente quedaría fuera de la Unión Europea y debería solicitar su
ingreso. En cualquier caso, el político luxemburgués ha reiterado que su
intención no es entrometerse en un debate "profundo" y que
"agita a todas las partes que componen España", lo que ya sabíamos,
lo que es interesante de este acto es ver que lo que se intenta ocultar en España,
que el problema de la independencia catalana no importa en la UE., no es cierto,
porque a que venía que en una reunión entre Juncker y Manuel Valls en París se preguntase sobre el
caso Catalunya España.
Por su
parte, Valls aseguró que, aunque les pertenece a los españoles
"escoger su propia organización", él se muestra a favor de una España
fuerte y unida, porque "todo lo que debilite a España debilitaría a
Europa" he aquí la realidad que ven desde la UE, el problema no está en la
segregación de Catalunya por su independencia, sino en que España se quede sin Catalunya,
el jefe del Ejecutivo francés destacó ante todo que su Gobierno "no se va
a inmiscuir en el debate sobre el futuro de España". Y que como
primer ministro francés, está muy atento a que los Estados nación "no se
separen".
El jefe del
Ejecutivo galo también indicó que "España es un gran país de la Unión
Europea", que ha mantenido con Francia, "desde siempre", una
fuerte cooperación. Con esa opinión insistió en sus declaraciones de la
víspera, cuando mostró su "convicción" de que Francia, "en estos
momentos difíciles, necesita una España fuerte y unida, porque España es un
socio en muchos campos" que casualidad las mismas palabras que pronuncio
Obama una España fuerte y unida. Queda
claro que no es Catalunya el problema, el problema es que todos saben que sin Catalunya,
España dejaría de ser fuerte.
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