Parece que debería tranquilizarse la
situación de acoso y derribo que España en general y sus políticos han
emprendido contra no se sabe todavía cuántos catalanes es una situación que
francamente da un cierto asco porque la realidad es que España está machacando
a una idea una intención sin saber si quiera si puede llegar a plantearse de
verdad, la virulencia de los ataques de todo tipo sufridos por los catalanes de
a pie y por sus instituciones es tal que a alguien que no conociese la realidad
de la situación en que nos encontramos pensaría que ya hay una seguridad
positiva de que Catalunya declarase su independencia.
Y nada más lejos de la realidad, al menos
esto pensamos muchos convencidos independentistas, la situación hoy por hoy es
simplemente la preparación de unas elecciones al parlamento catalán, que no
tenemos idea de que resultados ofrecerán y que de la misma manera que pueden
favorecer el camino para lograr nuestro ideal, es decir la independencia,
pueden dejarnos tirados en la cuneta del camino de baches y trampas que nos están
obligando a recorrer los que parece que saben ya de cierto, que no deben dejarnos
llegar enteros al final del camino, porque si llegamos ellos saben que no
pueden defender el triunfo final de las tesis catalanas.
España en general, capitaneada por su política
y su maquinaria orgánica está en un
estado de tiempo por delante de Catalunya mientras los catalanes estamos
tratando de convencernos a nosotros mismos de que lo mejor para nosotros es ser
soberanos para poder desarrollar nuestra identidad en una nueva nación con las
formas y políticas propias, España ya da por hecho que esta posibilidad debe
sernos negada de antemano no podemos ni pensar en ello y lo bueno del caso es
que acto seguido se preguntan a si porque somos tan insensatos que lo seguimos intentando,
sin darse cuenta que precisamente esta es la razón que nos empuja intentarlo,
porque no hacerlo nos garantiza la desaparición de una cultura y una forma de
sentir un sentimiento de nacionalidad que no nos da España.
Hay desde luego más motivos aparte de los
digamos sentimentales que nos acabamos de referir además como digo esta la
parte material que se vuelve tan humana como la sentimental hoy Catalunya y los
catalanes estamos perdiendo todo nuestro futuro como sociedad avanzada y que
aspira como ha sido casi siempre a un nivel de vida mucho mejor del que España nos
puede ofrecer jamás, de hecho todo va ligado en el mismo principio España no
puede prescindir de Catalunya y esto en lugar de planteárselo dando a Catalunya
unas prerrogativas que la satisfagan su manera de ser y de pensar es la
contraria hay que negarles todo, no se vayan a creer que España les necesita, porque
si se lo piensan les deberemos dar una parte de España (que son ellos mismos)
para que se sientan satisfechos con sus rarezas nacionalistas.
Y así nos enfrentamos estos días con una
guerra electoral increíble, no es difícil darse cuenta que los contendientes políticos
principalmente los que llamamos unionistas, no les preocupa ganar las
elecciones, lo que quieren es que los nacionalistas y proclives al independentismo
las pierdan, con lo que los votantes catalanes deben ir con mucho cuidado
porque si votan a los partidos unionistas que son muchos más que los
independentistas no es que no tendremos la posibilidad de ser un país soberano
es que dejaremos de ser catalanes así de claro.
En estos momentos la partida se juega en
un tablero donde solo 2 jugadores están jugando a la soberanía y otros 5 juegan
a la contra, sin embargo la sociedad se moviliza guiada por los dos únicos partidos
a favor de la soberanía y los otros cinco, se dedican a movilizar intereses y
organizaciones de carácter económico y
nacional español, con el fin de amedrentar la sociedad catalana, pero no hay
ofrecimiento de alternativa ninguna, si lo analizan bien, su común denominador
es que Juntos estamos mejor (pero
este juntos se refieren a España).
Y naturalmente que juntos España está
mejor no cabe la menor duda el problema es que Catalunya no lo está, Catalunya
se pierde en un estado sin capacidad de reacción, sin estructuras industriales
capaces de aumentar su riqueza, (llevamos 8 años estancados y no hay visos de
salida) y que además y esto es lo peor se cree que es una potencia europea. Los
catalanes que seguimos pensando en tener nuestro país y con el poder “guisarnos
y comernos nuestras lentejas” tenemos que defender sin miedo nuestros platos,
porque desde España no es que no nos las dejaran comer, es que nos las van a quitar
para comérselas ellos, lo entienden las cosas están así.
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