Políticos del PP y del PSOE, más
economistas exministros de hacienda, como Borrell y numerosos articulistas de
la prensa salmón española, han iniciado la campaña de desánimo para los
independentistas catalanes argumentando que la creación de estructuras
necesarias para un nuevo estado es un coste que podría tirar por el suelo las
pequeñas ventajas que todos ya asumen que obtendría una Catalunya
independiente. Ya era hora que empiecen a admitir esto último ya solo es
cuestión de qué importancia y cuantía tiene este argumento según el analista
que lo compare uno de los ratios menos optimistas pero hechos por un ex
ministro de economía del PSPOE y además catalán como fue Borrell asume que el
PIB catalán subiría entre un 1,5 a 2 puntos.
Pero una vez aclarado ya y aceptado por
España que la independencia es sin duda una ventaja para Catalunya intentan
ahora convencernos de que para obtener un raquítico 1,5 % de aumento en el PIB
los costes para estructurar un nuevo país son tan enormes que quizás no vale la
pena planteárselo. Aquí hay como siempre digo la idea de que la sociedad es
tonta y que no sabe analizar nada y se creen todo lo que los políticos y los
falsos extendidos en la materia le dicen, francamente no sé porque no se callan
porque con sus juicios de valor lo único que hacen es confirmar cada vez más
que Catalunya tiene razón y que su independencia la situaría en un nivel de
garantía y calificación financiera cercana a los países pequeños del norte de Europa.
Pero ahora voy a exponer el tremendo error
de contexto que significa decir que el coste de la creación de estructuras de
un nuevo país es un coste casi inasumible o podo rentable. Lo primero que hay
que saber es que la creación de nuevas estructuras administrativas de un nuevo
país son una inversión, no un coste, son una inversión muy rentable porque
crean puestos de trabajo con lo que bajan el desempleo que arrastraba el nuevo
país procedente del antigua configuración política. Se precisa montar servicios
por lo que se habilitaran edificios oficinas hoy sin uso esto producirá
alquileres y por lo tanto Impuestos, también se necesitaran funcionarios de
hacienda, agentes tributarios, agentes
de aduanas, más agentes de policía, estructuras de control de sanidad,
educación, obras públicas, y todo esto
genera impuestos y empleos que no son para una sola vez.
Evidentemente además de los servicios y
empleos directos, todas estas nuevas estructuras necesitaran una enorme cantidad
de empleos y actividades indirectas como gestores, abogados, con ello un sinfín
de estructuras administrativas de pasantes, oficinistas, técnicos en
informática, en fin una serie de empleos que hoy solo existen en Madrid, todo
esto no alterara en absoluto lo que ya hoy está en marcha en Catalunya muy al
contrario la reforzara porque por ejemplo el aeropuerto del Prat no tendrá que
adaptarse a la supervisión de AENA ni a la escasez de agentes de aduanas cosa
esta que también ocurre en el puerto de Barcelona y que lo hace más lento en
despachar mercancía que el de valencia por ejemplo creando así una competencia
desleal.
Y no estamos hablando de pequeñas cifras
ni en empleo ni en inversiones, el presidente de la Generalitat, Artur Mas,
junto a los economistas Oriol Amat y Germà Bel, presentó ayer el estudio de la
lista electoral Junts pel Sí sobre
la viabilidad económica de Cataluña como un nuevo Estado independiente. Una de
las propuestas más llamativas del documento es la de crear entre 50.000 y
70.000 nuevas plazas de funcionario. No se presentaron evaluaciones de lo que significaría
el trabajo indirecto pero no sería ninguna barbaridad calcular más de 30.000
nuevos empleos inducidos en resumen solo el hecho de iniciar una nueva Catalunya,
podría representar ya la creación de 100,000 nuevos empleos.
Según el estudio sobre la viabilidad económica del nuevo Estado,
la creación de estas plazas de trabajadores públicos sería necesaria para
cubrir las "nuevas estructuras de Estado" de Cataluña. La
financiación de estos funcionarios correría a cargo de los 16.000 millones de
euros correspondientes al déficit fiscal anual que Cataluña mantiene con el
Estado español. Según el catedrático en Economía Oriol Amat, la independencia
llevaría a Cataluña tener un superávit anual de 16.000 millones, lo que
permitiría eliminar la deuda de la Generalitat, bajar algún impuesto y aumentar
las partidas sociales.
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