martes, 8 de septiembre de 2015

CREAR ESTRUCTURAS DE UN NUEVO ESTADO ES UNA INVERSION RENTABLE NO UN COSTE



Políticos del PP y del PSOE, más economistas exministros de hacienda, como Borrell y numerosos articulistas de la prensa salmón española, han iniciado la campaña de desánimo para los independentistas catalanes argumentando que la creación de estructuras necesarias para un nuevo estado es un coste que podría tirar por el suelo las pequeñas ventajas que todos ya asumen que obtendría una Catalunya independiente. Ya era hora que empiecen a admitir esto último ya solo es cuestión de qué importancia y cuantía tiene este argumento según el analista que lo compare uno de los ratios menos optimistas pero hechos por un ex ministro de economía del PSPOE y además catalán como fue Borrell asume que el PIB catalán subiría entre un 1,5 a 2 puntos.

Pero una vez aclarado ya y aceptado por España que la independencia es sin duda una ventaja para Catalunya intentan ahora convencernos de que para obtener un raquítico 1,5 % de aumento en el PIB los costes para estructurar un nuevo país son tan enormes que quizás no vale la pena planteárselo. Aquí hay como siempre digo la idea de que la sociedad es tonta y que no sabe analizar nada y se creen todo lo que los políticos y los falsos extendidos en la materia le dicen, francamente no sé porque no se callan porque con sus juicios de valor lo único que hacen es confirmar cada vez más que Catalunya tiene razón y que su independencia la situaría en un nivel de garantía y calificación financiera cercana a los países pequeños del norte de Europa.

Pero ahora voy a exponer el tremendo error de contexto que significa decir que el coste de la creación de estructuras de un nuevo país es un coste casi inasumible o podo rentable. Lo primero que hay que saber es que la creación de nuevas estructuras administrativas de un nuevo país son una inversión, no un coste, son una inversión muy rentable porque crean puestos de trabajo con lo que bajan el desempleo que arrastraba el nuevo país procedente del antigua configuración política. Se precisa montar servicios por lo que se habilitaran edificios oficinas hoy sin uso esto producirá alquileres y por lo tanto Impuestos, también se necesitaran funcionarios de hacienda,  agentes tributarios, agentes de aduanas, más agentes de policía, estructuras de control de sanidad, educación, obras públicas,  y todo esto genera impuestos y empleos que no son para una sola vez.

Evidentemente además de los servicios y empleos directos, todas estas nuevas estructuras necesitaran una enorme cantidad de empleos y actividades indirectas como gestores, abogados, con ello un sinfín de estructuras administrativas de pasantes, oficinistas, técnicos en informática, en fin una serie de empleos que hoy solo existen en Madrid, todo esto no alterara en absoluto lo que ya hoy está en marcha en Catalunya muy al contrario la reforzara porque por ejemplo el aeropuerto del Prat no tendrá que adaptarse a la supervisión de AENA ni a la escasez de agentes de aduanas cosa esta que también ocurre en el puerto de Barcelona y que lo hace más lento en despachar mercancía que el de valencia por ejemplo creando así una competencia desleal.

Y no estamos hablando de pequeñas cifras ni en empleo ni en inversiones, el presidente de la Generalitat, Artur Mas, junto a los economistas Oriol Amat y Germà Bel, presentó ayer el estudio de la lista electoral Junts pel Sí sobre la viabilidad económica de Cataluña como un nuevo Estado independiente. Una de las propuestas más llamativas del documento es la de crear entre 50.000 y 70.000 nuevas plazas de funcionario. No se presentaron evaluaciones de lo que significaría el trabajo indirecto pero no sería ninguna barbaridad calcular más de 30.000 nuevos empleos inducidos en resumen solo el hecho de iniciar una nueva Catalunya, podría representar ya la creación de 100,000 nuevos empleos.

Según el estudio sobre la viabilidad económica del nuevo Estado, la creación de estas plazas de trabajadores públicos sería necesaria para cubrir las "nuevas estructuras de Estado" de Cataluña. La financiación de estos funcionarios correría a cargo de los 16.000 millones de euros correspondientes al déficit fiscal anual que Cataluña mantiene con el Estado español. Según el catedrático en Economía Oriol Amat, la independencia llevaría a Cataluña tener un superávit anual de 16.000 millones, lo que permitiría eliminar la deuda de la Generalitat, bajar algún impuesto y aumentar las partidas sociales.

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