La cuenta atrás para encontrar una solución que evite
la desaparición de la zona de libre circulación Schengen ha
arrancado y el futuro de este espacio, uno de los grandes logros de la UE,
estará este lunes entre uno de los platos fuertes del almuerzo que mantendrán
los 28 ministros de Interior en el consejo informal que celebran en Ámsterdam. La cita llega precedida de
graves advertencias – tenemos menos de dos semanas para encontrar una solución-,
según admitía la semana pasada Donald Tusk. Lo peor de esta situación
es que otra vez la UE se niega a ver la realidad mi pregunta es clara ¿Cómo quieren
que Grecia garantice el control de refugiados si apenas puede controlar que
cobren, vivan y coman sus propios habitantes?
Si el Gobierno de Atenas no hace más
para asegurar las fronteras exteriores tendremos que discutir abiertamente
sobre la exclusión temporal de Grecia de la zona Schengen”, advertía en una
entrevista este pasado sábado la ministra de interior austríaca, Johana
Mikl-Leitnera, poniendo una vez más el foco sobre la principal vía de
entrada hacia Europa de refugiados y por
donde llegaron en el 2015 en torno a 880.000 personas, según el último balance
de la agencia Frontex. “Cuando un firmante de Schengen no cumple con sus
obligaciones de forma permanente y solo acepta ayuda de forma vacilante no
debemos descartar esta posibilidad”, de excluirlo del sistema.
Lo que clama al cielo es que
Austria no es el único Estado miembro que considera que Atenas
no está haciendo todo lo posible para vigilar sus fronteras y evitar que los
miles de refugiados que llegan a sus costas pongan rumbo hacia el norte de
Europa. Este éxodo ha llevado a media docena de países a introducir controles
temporales en sus fronteras internas con el objetivo de ralentizar e impedir el
paso de más refugiados. Entre ellos la propia Austria, que ha anunciado además
un techo máximo anual de refugiados de 37.500 este año, y también Alemania, Suecia, Dinamarca, Francia y Noruega, que los introdujo el 13 de
septiembre del 2015.
Eso significa que, teniendo en cuenta las reglas
actuales que fijan el período máximo de controles temporales en los seis meses,
no podrían extenderse más allá del 13 de mayo. Pese a las limitaciones
policiales, el ministro de Interior alemán, Thomas de Maizière, ya ha dicho que seguirán aplicándolos en
febrero y seguramente más allá. De ahí la urgencia por buscar soluciones. Y la
única alternativa, admiten fuentes del Ejecutivo comunitario, es activar el
artículo 26 del código de fronteras Schengen que permite la reintroducción de
controles hasta un período de dos años.
Ese paso exige previamente una evaluación de la
situación de las fronteras exteriores que ya está actualmente en curso sobre
las de Grecia. Si el resultado confirma la persistencia de
deficiencias, Bruselas activará la segunda etapa del proceso de acuerdo.
Es decir, propondrá medidas correctivas y tres meses para aplicarlas. Si no
cumple, la Comisión propondría al Consejo la reintroducción de los controles.
Si Schengen colapsa toda la estructura europea
empezará a colapsar, alertaba este domingo en la televisión Mega TV el
comisario Dimitris Avramopoulos,
rechazando de momento las advertencias de expulsión de Grecia de la zona
Schengen. La realidad es que el sistema de asilo de Dublín (que obliga al
primer país de entrada a gestionar las solicitudes de asilo) es inaplicable
dado el enorme flujo migratorio que registra Grecia y que si Europa quiere
salvar el espacio Schengen. “la única alternativa es la reforma de la política
de asilo”, insisten fuentes comunitarias. La nueva propuesta de Bruselas
llegará en marzo. Para entonces Europa deberá haber encontrado la fórmula para
salvar un espacio Schengen que muchos dirigentes europeos, como el expresidente
francés Nicolas Sarkozy, ya han dado por muerto.
En la agenda de la reunión también figura la respuesta
al terrorismo y cómo mejorar el intercambio de información, la inauguración de
la unidad antiterrorista creada dentro de la agencia de policía Europol, la
creación de una guardia de fronteras europeas y un repaso al plan de
reubicación creo que ambos temas son el mismo pero la unión Europea está
completamente confundida porque no quiere poner encima de la mesa la realidad,
que no es otra que las estructuras económicas y políticas no están unidas como debería
ser y las posibilidades de hacerse cargo del enorme coste de toda la “operación
emigración” nos va a hacer quebrar. Luego que alguien me diga que no tenía razón
cuando decía que esto no era una emigración normal, sino una operación de invasión
y ataque al corazón de Europa.
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