jueves, 20 de febrero de 2014

QUE HACEMOS CON LOS RECELOS Y TEMORES EN EL MUNDO EMPRESARIAL ESPAÑOL Y CATALAN



Las aguas empiezan a encresparse demasiado en el mar ya bastante revuelto del mundo empresarial español y catalán, ambos están en una situación que no les gusta, acechados por la nefasta política económica del gobierno central, ven ahora que irremediablemente se van a ver envueltos un una más que segura etapa de ruptura política entre sus dos grandes mercados naturales España y Catalunya, tengo que escribirlos así separados, aunque no sea este el caso real todavía, para poder dar significado a lo que quiero exponer.

Ni las empresas españolas quieren perder el mercado “catalán” ni las catalanas el mercado “español” esto es de Perogrullo pero es importante ponerlo así de manifiesto. Además esta inquietud es lógica, aunque me parece un tanto interesada y a caballo de las tendencias políticas de cada uno de los grupos empresariales, que entran en juego en esta situación. Hoy en día en un mercado interrelacionado y abierto al mundo, la situación del emplazamiento, tanto del proveedor como del cliente es a mi modo de ver un aspecto de segunda línea, y no debería ser motivo de intervención sino solo de atención por parte de empresarios y empresas, salvo si se consideran las tendencias políticas de los empresarios que esto es otra cosa.

En la hipótesis de la segregación de Cataluña de España, las empresas y empresarios de ambos lugares no sufrirán ningún desastre por ello, salvo que se fomenten medidas represivas por parte de políticas de exclusión o rechazo del mercado popular, reacciones, que en ningún caso entiendo serán promocionadas por las empresas sino por la política. Y es ahí donde los empresarios deben de cuidar que no se encrespen mas las aguas, ni en su mundo ni en su mercado, este seguirá comprando sus productos y usando sus servicios como hasta ahora, si se mantienen fuera de la guerra política, y se limitan a estar simplemente haciendo su trabajo y no estorbando ni empujando a sus clientes ni que parezca que les aconsejen a tomar una decisión política que ustedes no deben aconsejar.

No puede ser que el mundo empresarial, se crea las amenazas dirigidas al pueblo por parte de políticos retrógrados y con más miedo que cerebro, que amenazan con fronteras y numerosas plagas y calamidades poco menos que medievales. La posible segregación de Catalunya y España, porque esto es la realidad, son los dos los que se separarían, lo único que proporcionara al mundo empresarial (hoy único) español, será la posibilidad de crecimiento por un motivo muy sencillo, en algunos casos servirá para promover desdoblamientos de empresas y mercados, en una u otra parte.

Verán mi teoría es que aunque España y Cataluña se separen, no lo harán físicamente es imposible, así que lo que hoy suministra el territorio catalán al territorio español y viceversa seguirá igual, que se puede alterar, por ejemplo si en España hay un IVA del 21 y en Catalunya de otro valor, esto es entre otras cosas lo que se puede tratar en un proceso de independencia entre amigos, lo mismo en cuestión de impuestos de beneficios compensaciones etc., si casi hay mas empresas extranjeras que españolas en España, y lo peor hay más actividad y beneficios de las empresas españolas fuera de España que aquí, como lo hacen que problemas tienen, ninguno, simplemente vender y crecer más si pueden.

La situación de cambio no se puede negar que siempre es un motivo de preocupación en cualquier estadio que se produzca, y posiblemente mucho más, en cuanto entra el dinero de por medio, todos conocemos el dicho que el dinero es lo más cobarde que existe en el mundo y que se asusta por todo, pero no deberíamos perder la ecuanimidad de la situación, tal y como hoy están constituidos los mercados, las bases del libre comercio, las leyes tributarias y fiscales, la seguridad jurídica de cualquier país europeo y occidental, poner reparos insalvables por parte del mundo empresarial español al movimiento independentista catalán, tiene más de político que de económico.

Yo desde mi modesto pulpito de mis artículos, aconsejaría a los empresarios que por si acaso no tomen posturas decisivas, ni decisorias, ni sospechosamente apocalípticas, antes de tiempo, porque igual esto queda en agua de borrajas y no les habrá servido de nada, bueno aparte de significarse políticamente como digo, antes de tiempo y sin necesidad.

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