viernes, 30 de marzo de 2012

LA FORMA DE HACER POLITICA DEBE DE CAMBIAR, O PRONTO NO HABRA POLITICA



No ha cambiado en nada el proceso de transición actual del PSOE al PP que lo sucedido hace ocho años a la inversa, siguen las mismas tácticas. Poner palos a las ruedas y las descalificaciones porque si, de las iniciativas o de las soluciones más o menos planteadas del nuevo gobierno, por parte del partido perdedor, y por el contrario la machacona carga de culpabilidad a todo lo hecho por parte del partido vencedor.

La actual forma de hacer política no es la acertada, hacer política no debe ser criticar lo que otro hace porque a mí no me gusta, o me va mal para mis aspiraciones de gobernar ahora, o en el próximo futuro de mi país. Hacer política debería ser  todo lo contrario, debería ser corresponder con mis ideales y mis ideas, a mejorar la sociedad en la que me desenvuelvo, aceptar la elección de los gobernantes vigentes, y buscar la forma de mejorar la gobernabilidad de mi país, eso si también seria de lógica una correspondencia igual por parte del que gobierna no tomando la actitud de indiferencia y desprecio hacia la oposición para evitar que gane puntos mientras me toca a mi gobernar. Porque estas dos posturas son las que llevan a hacer la política que intento criticar en este articulo.

Pero no lo entienden así los políticos, y la política para ellos hoy en día estriba en destruir las acciones de unos para imponer las de los otros, sean o no necesarias. Esta es la situación en casi todas las naciones de Europa y por supuesto en España, lo que aprueba el gobernante electo, lo intenta destrozar el que fue derrotado y aguarda detrás, y para ello no duda en poner en riesgo a la propia supervivencia de su propio país y sociedad, le da igual si la economía se cae, si el empleo también, si la vida social se enrarece, le da lo mismo la cuestión es destrozar la gobernabilidad de su oponente, y eso a mi entender no es hacer política ni ser político, esto es ser un mal político y un aprovechado sin escrúpulos.

No lo digo en concreto por ningún país, lo digo en general es el tufo pestilente que emana de la política actual, en Alemania, en Bélgica, en Italia, en España, en Francia, etc. los gobiernos son atacados a muerte por sus opositores, no se conforman ni en esperar a ver que las medidas que se toman sean más o menos acertadas, no es suficiente con criticarlas constructivamente que sería lo importante, hay que declararlas inconstitucionales, fuera de la ley, falsearlas, denostarlas, y crear incluso el efecto contrario al que están destinadas con toda la fuerza social de que disponen detrás de unas siglas o tendencias políticas.

No hay por culpa de esta situación posibilidad de gobernar con libertad por parte de los gobiernos vigentes, estos tienen que estar casi mas pendientes de defenderse constantemente de verdaderos ataques a muerte de sus opositores, pero es que además, deben de preparar la contraofensiva e intentar destrozar a la oposición, así se pasan las legislaturas, en una guerra constante de desprestigios brutales y de ineficacia de gestión y de dirección política. Por eso saltan las calamidades de golpe, por eso se declaran crisis de tanto calado como la actual, y además sin saber a ciencia cierta porque, esto ocurre porque el gobierno está más pendiente de mirar al presente  y al pasado, que no de preocuparse por el futuro, porque si así lo hace, mientras le harán como se dice vulgarmente la cama, en estos tiempos parece que solo hay  que estar luchando por tú puesto por tú condición y tú salario y así no se hace política.

Hemos entrado en un ciclo que no sé cómo se parara, pero si se donde nos llevará y este camino nos conduce al despotismo y a la anarquía, la sociedad deberemos de plantearnos si nos interesa seguir manteniendo y pagando estos políticos, que no se entienden ni entienden su función, quizás habrá que pensar que para lo que hacen y para lo que sirven, mejor prescindir de ellos, no sé cuando diremos basta ya, pero me temo que no podremos esperar mucho, porque el desorden y la falta de salidas dignas que nos ofrece la política, nos empujara a una anarquía social moderna irremediablemente, o al renacimiento de alguna dictadura impositiva del ordeno y mando, y nos lo tendremos bien merecido.

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