Ya volvemos a tener a la infanta cristina imputada es evidente que este
hecho me permite la licencia de decir que tenemos la casa real en entredicho,
pero no solo es eso es todo hoy Catalunya vuelve a pedir la publicación de las
balanzas fiscales del estado eso que cada año dicen desde el gobierno que
publicaran para hacer callar a los catalanes pero que todo parece indicar que
es mejor no publicarlas porque ya entonces no habrá quien nos haga callar.
El PSOE está hoy también en Catalunya haciendo ver que nos considera eso si
federalmente dicho de otra manera no les importamos ni un pimiento excepto los
votos del PSC que los necesitan y que me temo que les van a escatimar muchísimos
socialistas catalanes. Es evidente que la actual forma de hacer política, no es
la que la sociedad civil necesita para seguir trabajando y pagando impuestos
para ver que el país no cambia, y sigue cada vez más, ahondando en su deterioro
civil económico y político, no obstante eso a estas horas el IBEX supera los
10.000 puntos.
La irracionalidad de la política española es incomparable creo sinceramente
que hacer política no es denunciar las apropiaciones, los desfalcos, los
blanqueos de las cuentas en negro, las traiciones y chantajes entre políticos,
enseñar las bajezas de la casa real, la de los jueces, la de la policía, etc.
Hacer política debería ser todo lo contrario, debería ser evitar que todo esto
sea posible hacerlo y por supuesto ni siquiera denunciarlo, no debería haber
lugar para el delito o degradación de la gestión pública que se ejerce.
Pero no lo entienden así los políticos, y la política para ellos hoy en
día, estriba en destruir las acciones de unos para imponer las de los otros,
sean o no necesarias. Esta es la situación en España, lo que aprueba el
gobernante electo, lo intenta destrozar el que fue derrotado y aguarda detrás,
y para ello no duda en poner en riesgo a la propia supervivencia de su propio
país y sociedad, le da igual si la economía se cae, si el empleo también, si la
vida social se enrarece, le da igual la cuestión es destrozar la gobernabilidad
de su oponente, y eso a mi entender no es hacer política ni ser político, esto
es ser un mal político y un aprovechado sin escrúpulos.
Lo digo en concreto por nuestro país, el tufo pestilente que emana de la
política actual y de los miembros de cualquier estamento gubernamental español,
que son atacados a muerte con o sin razón por sus opositores, amigos o enemigos
ya no se conforman en esperar a ver que los hechos que se denuncian sean más o
menos ciertos, no ahora ya es suficiente con montarlas más o menos coherentes
cara a la prensa escrita y los medios de
información.
Ya no hay por culpa de esta situación, la seguridad de sentirse gobernado
con libertad por parte de los gobiernos vigentes, estos tienen que estar casi
más pendientes de defenderse constantemente de verdaderos o falsos ataques a
muerte, de sus opositores, y de sus propios incondicionales y partidarios y
esto ya es lo último, pero es que además, deben de preparar la contraofensiva e
intentar destrozar a los oponentes, así se está pasando la legislatura actual,
se ha entrado en una guerra constante de desprestigios brutales y de ineficacia
de gestión y de dirección política.
Por eso saltan las calamidades de golpe, por eso se declaran crisis de
tanto calado como la actual, además sin saber a ciencia cierta porque y por eso
también los políticos menos escrupulosos tienen el campo abonado para estafar
prevaricar etc., esto ocurre porque el gobierno está cautivo de sus errores
pasados y presentes, pero es que la oposición esta exactamente en la misma
tesitura, esto es una coyuntura más próxima a la situación política de la
segunda republica española, que no a la política de un moderno estado de
derecho democrático.
Hemos entrado en un ciclo que no sé cómo se parara, pero si se donde nos
llevará y este camino nos conduce al despotismo y a la anarquía, la sociedad
deberemos de plantearnos pronto si nos interesa seguir manteniendo y pagando
estos políticos, que no se entienden ni entienden su función, quizás habrá que
pensar que para lo que hacen y para lo que sirven, mejor prescindir de ellos,
no sé cuando diremos basta ya, pero me temo que no podremos esperar mucho,
porque el desorden y la falta de salidas dignas que nos ofrece la política, nos
empujara a una anarquía social nueva e imprevisible irremediablemente, o al
renacimiento de alguna “dictadura orgánica” del ordeno y mando, y nos lo
tendremos bien merecido
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