No hay al perecer solución, europa se ha
convertido en una playa de bajo calado donde un grupo de cetáceos se han
quedado varados, quietos inmóviles, sin saber cómo ponerse de nuevo a flote y
escapar de su muerte segura expuestos al sol abrasador de los mercados financieros, la cuestión es: se trata de un
accidente o de un suicidio voluntario en masa quien lo sabe esto es la ultima
verdad que solo se conocerá cuando acabe el episodio, si se ponen de nuevo a
flote habrá sido un despiste de sus animales guía, si se abrasan y se secan al
fuego lento habrá sido claramente un suicidio colectivo.
Hoy me inclino a pensar que estamos ante
un suicidio colectivo, mi intuición me dice que la manada se ha perdido se ha
extraviado, se ha separado de su ruta normal y lógica y no sabe cómo o no
quiere volver ante esta situación consciente o inconscientemente todos los
integrantes de la manada se han dejado llevar por su desesperación hacia una
muerte segura, el porqué de esta forma de actuar es comprensible nadie ningún miembro
de la manada quiere ser ni el culpable ni el superviviente, como se explicaría después
no podría vivir más entre los de su especie.
La sociedad europea nos encontramos ante
una situación que creo yo, no nos la merecemos yo puedo entender y justificar que ante los agobios
y problemas que tenemos encima, los guías, aquellos que nos debían conducir por
las aguas cálidas y las corrientes seguras , hayan perdido el instinto y la
fuerza necesaria para salir de la corriente equivocada, que se formo cuando las
aguas cambiaron agitadas por la tormenta de la economía mundial, lo que no
puedo perdonar ni admitir, es que su solución sea el suicidio lento agónico,
doloroso, y a la vista de todos los curiosos que nos observan, y no entienden
que nos ha pasado, y no pueden hacer nada por nosotros.
No es que sea difícil la solución, esta
sigue siendo la misma desde que empezó todo, unificar las fuerzas, cuantificar
de una vez el problema, hacerse cargo de él, y agitar las aguas con las enormes
colas hasta el máximo de nuestras fuerzas, hasta que consigamos flotar un poco
entre la espuma, movernos y tirar hacia atrás para volvernos a meter en mar
abierto, si lo hiciésemos posiblemente la propia marea nos arrastro nos ayudaría
a salir. Pero no desgraciadamente hemos renunciado a salvarnos, y se nota, no
hay ganas de arreglar nada, no hay confianza de que ninguna solución sea
duradera y solucione nada, ante esta evidencia de desanimo físico y psíquico la actitud es: que sea lo que Dios quiera.
Además no soy yo solo el que me dado
cuenta del triste espectáculo que estamos ofreciendo, mientras agonizamos varados
en la playa, muchos carroñeros nos arrancan trozos de nuestro cuerpo y lo
convierten en basura, nos lanzan piedras en forma de descalificaciones, se
reparten ya partes de nuestra enormidad corporal para sacar provecho de nuestra
masa cuando fallezcamos del todo, porque es evidente que no nos pueden dejar en
la playa, la mala olor de la descomposición posterior, sería insoportable hasta
para los carroñeros, este es nuestro fin triste muy triste, sobre todo porque
lo vemos porque aun no estamos muertos, ojala termine pronto esta agonía, después
que hagan lo que quieran con nuestros restos.
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