lunes, 22 de diciembre de 2014

EN REALIDAD NADIE CONFIA EN UNA “UNION EUROPEA” NI EN UN EURO DEFINITIVO.



Primero fue Alemania. Después Holanda, Bélgica y Francia. Y ahora Austria también. Países de toda Europa exigieron el año pasado que sus reservas de oro, a menudo almacenadas en el extranjero, vuelvan a casa. A primera vista resulta extraño. Al fin y al cabo, el oro ha dejado de tener un papel importante en el sistema financiero y después de dos años de mercado bajista, ni siquiera vale lo que antes. Cuesta justificar el engorro logístico o diplomático de traerlo a casa.

Entonces que pasa ¿por qué se está repatriando el oro?, está claro, es un reflejo de la creciente intranquilidad respecto al Euro. La crisis del euro se ha ido remendando durante estos dos últimos años pero la austeridad y la recesión están pasando factura. Tener el oro dentro de las fronteras es una póliza de seguro contra un retorno caótico a las divisas nacionales. El hecho de que tantos países quieran esa garantía nos dice algo importante del euro... y no precisamente tranquilizador. A pesar de todas las garantías del BCE y de Alemania  se piensa que su hundimiento es posible.

Austria ha sido el último país en hablar de recuperar su oro. Tiene 280 toneladas del preciado metal, el 80% en Londres y otro 3% en Suiza. Hace una semana se supo que el Tribunal de Cuentas austriaco solicitó una revisión de la posibilidad de trasladar una parte importante a Viena, donde supuestamente el banco central podrá vigilarlo de cerca.

Es una tendencia creciente. En Alemania, una importante campaña pública y de prensa lleva años exigiendo que se devuelva el oro del país a suelo alemán. De su enorme stock de 3.400 toneladas, gran parte se encuentra en Estados Unidos, Londres y París, aunque ahora se ha acordado que la mayoría será devuelta al control del Bundesbank.

En Holanda, la presión es similar. Hace un mes que el banco central (De Nederlandsche Bank) había empezado a traer calladamente parte de sus 600 toneladas de reservas de vuelta a Ámsterdam. El 51% se encuentra actualmente en la Reserva Federal de Nueva York pero se reducirá al 31% y parte seguirá en Canadá y el Reino Unido. Poco después, el gobernador del banco central belga, Luc Coene, dijo en una entrevista en la televisión que la repatriación de sus reservas de oro (en su mayoría en Londres, Canadá y Suiza) se estaba estudiando.

Otros países más grandes podrían sumarse a la tendencia. Las reservas de Francia se encuentran entre las mayores del mundo, con 2.435 toneladas. El mes pasado, la líder del populista Frente Nacional, Marine Le Pen, pidió en una carta abierta al Banco de Francia que todo el oro francés vuelva a París. Además, instó al banco a aprovechar la caída del precio y comprar más metal.

 Italia no se ha unido aún pero con 2.451 toneladas, sus reservas son las cuartas del mundo y un informe de principios de semana sugería que la mitad podrían estar en Nueva York. Aunque ninguno de los agitadores de la política italiana haya exigido su traslado a Roma todavía, es solo cuestión de tiempo que esto ocurra. Por cierto España ocupa el veinteavo puesto mundial con 281,6 toneladas

Las reservas de oro de Alemania y Austria han estado casi todas en el extranjero por su posición en primera línea en la Guerra Fría. Si los tanques del ejército rojo hubieran avanzado hacia occidente, tenía sentido que el oro estuviera muy lejos del frente.

Aparte de eso, hay algo muy curioso. No puede ser coincidencia que tantos países de la euro zona de repente se preocupen tanto por dónde está almacenado su oro mientras que en Gran Bretaña, EEUU o Japón a nadie le importe. La razón no cuesta averiguarla. La gente está cada vez más nerviosa por su dinero y en esas circunstancias se renueva el interés por los metales preciosos.

No hay muchas circunstancias en las que mantener un gran alijo de oro en territorio propio sea importante, pero una de ellas es una reorganización repentina y caótica de la moneda. Si un país introduce una moneda nueva de repente y puede respaldarla con oro desde el principio, tendría credibilidad instantánea en los mercados. Repatriar el oro solamente tiene sentido para que eso ocurra.

Por supuesto, queda mucho para eso. Ningún banco central está tramando un plan secreto de abandonar la moneda única pero cuanto más preparado se esté, más probable es que suceda. La principal amenaza a medio plazo para el euro no es económica sino política. Si nadie confía en él, no sobrevivirá y la repatriación del oro es un indicador más de que la desconfianza está creciendo.

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