Hoy después de mucho pensar en si sería
oportuno o no me decido a contarles una historia real que he vivido como
figurante, pero que puede servirme para que muchos españoles y catalanes
pensemos en lo que van a leer, perdón por anticipado si ofende alguna
sensibilidad i o nacionalidad, nada más lejos de mi intención promover este
efecto sino todo lo contrario, hacer recapacitar lo que empieza a ser un hecho
de incomprensión casi racista hacia lo catalán en España.
La intención y el sueño de muchos
catalanes es hoy precisamente, llegar a eso a poder ser catalanes en nuestra
tierra, Catalunya, pero es evidente que España y muchos españoles nos lo niegan,
ha llegado un punto que España no quiere comprender por qué se puede y se
quiere ser catalán, si se es español aunque sea por obligación, no voy a
referirme a economía ni a política, sino a hechos sentimentales y humanos que
para mi demuestran como algunos españoles aceptan una misma situación sentimental
y humana, de dos formas bien distintas según sea el origen nacional que la
provoca.
Y sin más dilación paso a contarles
el cuento: Había una vez una familia de origen español compuesta por unos abuelos,
sus dos hijos y sus respectivas esposas y sus tres nietos; por supuesto habrán
deducido que los abuelos y los dos hijos son españoles de nacimiento y
creencias; la cosa se complica porque las nueras (esposas de sus hijos) una es
francesa y la otra catalana, los nietos todos ellos han nacido en España pero solo
uno en Catalunya. Las parejas jóvenes unos viven en Madrid y los otros en
Barcelona, por cuestiones profesionales, hasta aquí todo debería ser normal
pues no señores no lo es.
La familia en cuestión considera de
diferente manera las condiciones particulares de cada una de las parejas. Así
ocurre que para ellos es una gracia y un orgullo que la pareja que vive en Madrid
compuesta por su hijo y su nuera francesa, eduquen a sus dos hijos (sus nietos)
en francés, estén ambos matriculados en el liceo francés y en su casa se hablen
al unísono y a la par, el francés y el castellano, esto repito, es motivo de
orgullo que muestran a todos sus allegados amigos y familiares, (lo cual cuando
me lo contaron mi opinión fue que me parecía lo más lógico y sabio, porque así
los muchachos aprendían dos idiomas y dos culturas).
Pero cambió mi juicio cuando me
contaron que la otra pareja, que vive y trabaja en Barcelona y llevan a su hija
al instituto público que le corresponde y por la tanto aprende y habla en catalán,
además de castellano e inglés, no es motivo de orgullo, (me refiero a su educación)
más bien al contrario, esta persona tiene que ocultar en su casa el catalán, ni
se habla en su casa ni se habla cuando están con los abuelos tíos y primos, si
no pregunten, su padre está de acuerdo en esto, su madre no lo sé. Curioso verdad,
la conclusión es clara, para unos españoles es un orgullo convivir con
extranjeros, pero una vergüenza no ser español en España.
Tal como me lo explicaron es como lo
cuento, para estos españoles y me imagino que para muchos más una cosa es tener
que venir a trabajar y como consecuencia enamorarse y casarse y tener hijos en Catalunya,
para poder tener una buena vida que no podrían sostener en su origen, y otra
muy distinta aceptar la cultura y el sentimiento propio de Catalunya, hasta tal
punto de tener que ocultarlo en la intimidad, sin embargo, o curiosidades de la
vida, es un orgullo tener una misma situación pero con otro miembro para ellos de
superior categoría nacional, al menos así lo veo yo.
Moraleja Catalunya y los catalanes
somos un estorbo para los españoles como seres humanos y sentimentales, otra
cosa es nuestro dinero y nuestros impuestos, pero esto es su derecho, porque
para que se enteren quienes no lo quieran ver, somos una conquista con derecho
a pernada incluida. Y así este cuento se ha terminado.
Ya lo ven Señores Mas y Junqueras ustedes sigan discutiendo si son galgos o
podencos, la realidad si no se deciden pronto, es que no seremos jamás ni una
cosa ni otra, sino que seremos lo que los españoles quieran hacer de nosotros
No hay comentarios:
Publicar un comentario