martes, 26 de mayo de 2015

COMO VAN LAS COSAS HABRA QUE REFORMAR LA DEMOCRACIA



Demasiado vieja, demasiado gastada, demasiado trucada, demasiado inocente, demasiado engañada, demasiado usada, demasiado ineficaz. Demasiados calificativos poco enaltecedores se pueden aplicar a la situación actual del mejor de los regímenes políticos de todos los tiempos, y digo bien, porque la democracia es casi tan vieja como la historia del hombre con historia documentada.


Pero no es denostarla adjetivándola con sus actuales defectos, es que es inevitable que los tenga por muchos motivos, uno por vieja, y otro el más importante porque por su modo de ser concebida, para dar la libertad absoluta, de hacer libre a la humanidad, esta ha abusado de esta misma condición, y la ha ensuciado con acciones que no son precisamente democráticas, me refiero por ejemplo a la tiranía que la economía ejerce sobre la política, el que esta ejerce sobre la sociedad, la que la religión infringe a los que creen fanáticamente en ella, sea cual sea su credo, en la ambición de los políticos que anteponen su propia razón a la de los demás, al excesivo poder del dinero, el uso perverso de la democracia para ganar dinero y poder como es el caso de la industria de la información, etc.


Entonces qué hacer, pues lo que acabo de escribir parece un contrasentido, pues si es un contrasentido absoluto, lo que indica que hay que redefinir las formas de administrar la democracia moderna, hay que redefinir en si la propia democracia, hay que poner unas bases unos límites y unas leyes de comportamientos nuevos, sobre todo políticos, reconducir la libertad desbocada a la que nos ha traído la democracia nacida en una época, que nada tiene que ver con una sociedad de 2.000 millones de seres democráticos.
 

No se puede combatir con la lenta y complicada democracia actual, la especulación financiera, la información sesgada y mal intencionada que corre a velocidad de la luz por la red de comunicaciones mundial, las malas praxis de la gestión política amparada en la libertad del ejercicio político, los problemas de la globalización en la que se mueven todas las diversas formas de políticas, desde la demócrata a la más absoluta tiranía.


Las reacciones demócratas son demasiado lentas e imprecisas, pues necesitan de unos consensos, que curiosamente en muchos casos se contraponen unos a otros, sin embargo los ataques de todo tipo contra los demócratas son virulentos y rápidos como rayos, así nos encontramos desbordados una y otra vez. Mientras nos ponemos de acuerdo y nos convencemos de que hay que atajar la deuda de los países, los mercados la han multiplicado por dos o por tres, nos han rebajado nuestra solvencia, han arruinado nuestro estado del bienestar, hoy compatriotas democráticos, el mundo al que hace 50 años dominábamos, nos pueden comprar enteros así de claro y duro, y si no lo hacen es porque saben que esperando no les hará falta ni comprarnos, simplemente nos embargaran a coste cero mientras discutimos como evitarlo.


Hay que empezar ya sin más dilación a reconstruir nuestro sistema político y económico, tenemos que enfrentarnos a monstruosos bloques económicos y políticos con sociedades de cientos de millones que los mueven a golpe de una sola decisión, y las más de las veces ni siquiera se enteran. Ante esta realidad que oponemos nosotros, dudas, culpas, indefiniciones, consultas, pareceres, opiniones, votaciones, organismos funcionariales, no es difícil de comprender que el resultado sea nuestra ruina generacional, y económica. Y yo les auguro una profecía después de la ruina económica y de la sociedad, viene la anarquía o la dictadura de la propia sociedad así que nosotros mismos

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