BELGRADO/BRUSELAS (Reuters)
- ¿Necesita un Kalashnikov en Bélgica? No hay problema, dice "Nemac"
el serbio. Unos pocos cientos de euros bastan para comprar el arma y reservar
un lugar para guardarla en un auto o en un camión que venga de los Balcanes. Este
veterano de las guerras yugoslavas, que habló con Reuters en una parada de
camiones de la capital serbia, asegura que no hace contrabando con armas, pero
sí conoce a personas que pueden enviar rifles de asalto como los usados en los
ataques de París del 13 de noviembre.
La principal
amenaza de militantes en Europa fue durante mucho tiempo era la bomba. Pero en
el último año, los ataques de yihadistas franceses y belgas que vuelven de
Siria pusieron la atención en las rutas de contrabando de armas hacia el
corazón de Europa, durante muchos años controladas por mafiosos balcánicos que
abastecían a criminales en Europa Occidental. Aún no está claro el origen de
todas las armas usadas en París, pero el sábado se informó de que algunas, al
menos, proceden de una serie fabricada en Belgrado a finales de la década de
1980.
Hay multitud de
rincones y ranuras en un coche o un camión donde se puede ocultar una pistola
desarmada, dijo Nemac, cuyo alias significa "el Alemán". "La
gente las esconde en el depósito de combustible". Su socio Milan facilitó
la lista de precios de armas robadas de arsenales yugoslavos, albaneses y
otros: hasta 700 euros por una AK-47 de fabricación yugoslava, pues las
versiones albanesas y chinas de tiempos de la Tirana maoísta son más baratas. Las
armas silenciosas cuestan más, las subametralladoras son más fáciles de
esconder, y cuestan más, agregó. "Las pistolas siguen siendo relativamente
baratas, unos 150 euros cada una".
La amenaza
terrorista (...) se mueve en los límites entre el terrorismo y los delitos
graves, dijo Rob Wainwright, director de la agencia policial de la Unión
Europea, Europol, mientras advertía la semana pasada al Parlamento Europeo de
que podría haber más ataques con pistolas vendidas por redes balcánicas de criminales
a yihadistas criados en Occidente o células durmientes esperando la orden de
atacar.
La amenaza no
es nueva, ni la conexión de los Balcanes con Francia y, sobre todo, Bélgica,
donde datos policiales muestran casi 6.000 incautaciones de armas al año más
que en Francia. Pero los intentos de cortar estas rutas están teniendo
problemas para avanzar al ritmo en que se suceden los hechos y por la
proliferación de vías de contrabando como las que vienen de Libia y el este de
Ucrania.
En mayo del año
pasado, el francés Mehdi Nemmouche, de 29 años que volvió de Siria, usó una
AK-47, el clásico Kalashnikov del mundo soviético, para matar a cuatro personas
en el Museo Judío de Bruselas.
En los ataques
contra la revista Charlie Hebdo y una tienda de productos kosher en París en
enero, volvieron a usarse Kalashnikov, algunos adquiridos en Bélgica, como los
que llevaba el hombre acusado de intentar una masacre en el tren entre Bruselas
y París en agosto.
Y luego están
las armas usadas por tres asaltantes para matar a 89 personas en el teatro
Bataclan durante un concierto de rock.
Pese a la
resolución de la Unión Europea para aumentar el control de sus fronteras y
cerrar las lagunas en las leyes que ya prohíben en la práctica la propiedad
privada de armas de asalto, Nemac, Milan y un hastiado policía serbio, dudan de
que se pueda poner fin al comercio. El agente serbio, que participa en
operaciones contra el tráfico de armas, dijo que los investigadores descubren
con suerte apenas un tercio de los envíos.
El problema es
el alto número de armas, señaló, narrando la historia de un hombre que dijo a
los funcionarios de la frontera de Serbia con la UE que era un músico que no
tenía nada que declarar, aparte de su viejo acordeón. Cuando los funcionarios
registraron el coche, había un agujero en el depósito tapado con cinta adhesiva
y con 20 pistolas dentro. Otra vez se halló una pistola en una bolsa de
cortezas y otra dentro de un sándwich.
Se calcula que
en la UE hay 80 millones de armas de fuego, en su mayoría controladas con
licencias o en poder del Estado. Es la disponibilidad de viejos arsenales
militares en el mercado negro lo que fija la atención en los Balcanes. "No
sabemos dónde están esas armas, quién las tiene, ni cómo están siendo
usadas", dijo Ivan Zverzhanovski, de la organización Clearinghouse para el
Control de Armas Pequeñas y Ligeras, con sede en Belgrado.
La facilidad
con la que las armas están entrando a la UE y moviéndose después por dentro
gracias al sistema de fronteras abiertas de Schengen está contribuyendo, junto
con el movimiento de los mismos asesinos y de cientos de miles de inmigrantes,
a los pedidos para endurecer los controles fronterizos y establecer nuevos
dentro del bloque. Sin embargo, parece imposible erradicar por completo un
comercio de armas ilegales que florece dentro de la misma UE. De hecho, hay
cierta ironía en que Bruselas, "capital" de la UE y sede de la
alianza militar de la OTAN, se haya convertido en un mercado para estos
arsenales.
Un inesperado
obstáculo para Estado Islámico, sobre todo después de París, es la conciencia
de viejos soldados como Nemac y Milan: "Es un asunto sucio", dijo el
último sobre el comercio. "Nadie en Serbia, ningún cristiano, vendería a
sabiendas armas a asesinos islámicos", señaló Milan.
No obstante, la
UE no cuenta con esto y busca endurecer las reglas sobre las armas de fuego
este mes introduciendo un sistema de identificación para todo el bloque y
nuevos estándares sobre su inutilización. Por ejemplo, una AK-47 usada para
matar a los caricaturistas de Charlie Hebdo fue comprada legalmente como pieza
de coleccionista en Eslovaquia, un país de la UE. Pero los retos no acaban ahí,
ya que el comercio por internet en la denominada "dark net" está al
alza, las armas también pueden ser ensambladas con partes compradas por
separado de forma legal y hasta se pueden fabricar con impresoras en 3D, por lo
que Francia pidió que la UE prohíba el software para fabricarlas.
La situación es
complicada para los gobiernos europeos y, como mostraron los ataques en París,
unas pocas armas pueden causar un gran impacto. Este relato pone en su lugar
que una cosa son las armas que los estados negocian entre ellos para sus ejércitos
o fuerzas de policía y otra cosa es el mercado negro que no tiene nada que ver
con la legalidad y el “negocio licito” (aunque suene mal decirlo así) de armas.
Que podemos discutir porque hemos llegado a tener que armarnos los unos y los
otros pero esto es otro asunto, mientras tanto el problema del terrorismo Yihadista
está claro nos envían por separado los soldados y las armas, total por unos 1000
euros el conjunto.
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