Malos presagios para el continente sudamericano.
Un estudio publicado por la
reaseguradora Coface prevé un escenario complejo y “una futura cadena de
insolvencias” debido, entre otras cosas, a la caída del precio de las materias
primas. A escala macroeconómica, las economías de América Latina en su conjunto
caerán este año un 0,2%, el primer descenso desde 2009, cuando estalló la
crisis de las subprime.
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“El PIB de la región se ha ralentizado desde el
2011 y en 2015 tampoco las cosas serán diferentes. No se espera que los precios
de las materias primas aumenten en un futuro próximo y estas bajas cotizaciones
están teniendo directamente impactos negativos en las balanzas comerciales y en
las inversiones privadas. Las caídas en las inversiones públicas y en el gasto
de los gobiernos, debido a menores ingresos fiscales, son también efectos
colaterales”, escribe Patricia Krause, economista de Coface.
Si se pasa a examinar en detalle la situación por
sectores económicos, entonces el cuadro es todavía más preocupante.
Prácticamente la totalidad de las actividades está en situación de “elevado
riesgo”. La crisis no sólo está en los palacios de gobierno o en la ley de
presupuestos: ha llegado a las mismas empresas. Aquí va el análisis en
detalle.
-En el sector agroalimentario, también hay que
registrar las consecuencias de la mala meteorología, debido a la llegada de El
Niño. El desplome de los precios de la soja y el aumento del coste de la
importación de fertilizantes (las divisas nacionales se han desplomado en los
últimos meses y todavía no se ha revaluado el dólar USA) han pasado
factura.
-En el sector textil, las empresas descuentan una
falta de competitividad. Hasta ahora las firmas podían aprovecharse de los
productos procedentes de China, pero la depreciación de las monedas de varios
países de la región ha aumentado el precio de los materiales y productos
terminado.
-En el sector siderúrgico, hasta ahora el
continente esperaba poder vender acero y cobre a China. Pero las dificultades
del gigante asiático han trastocado los planes. La creciente debilidad de la
industria nacional, en particular en Brasil y Argentina, no está siendo
suficiente para compensar la menor demanda.
-En la automoción, salvo la excepción de México,
desde hace años focalizado hacia la exportación, las dificultades son
especialmente llamativas en Brasil y Argentina. En los primeros seis meses del
año la producción brasileña de automóviles ha bajado un 21% en ventas y se ha
reducido un 25% la plantilla del sector. El mercado interior está muy tocado
debido a la crisis económica y menores salarios.
-En la construcción, la burbuja inmobiliaria en
Brasil ha pinchado y en estos momentos hay un exceso de oferta. Los tipos de
interés están aumentando y los bancos están empezando a cortar el grifo de la
financiación en muchos países. En resumen, el cuadro en América Latina es muy
incierto.
Las empresas españolas que tienen ingentes
inversiones en el área habrán tomado nota de ello. Y prepararse para lo peor es
una situación que respecto a al problema catalán no ayuda en absoluto si a las
malas previsiones de los mercados sudamericanos se une la posible independencia
catalana la economía española puede tambalearse peligrosamente lo que provoca
posiblemente el acelerón de ataques sin lógica ni coordinación del gobierno,
bancos, empresas y políticos españoles contra Catalunya de esta semana.
Si España no negocia con Catalunya y se produce
una rotura no amigable que pueda provocar un aislamiento total entre las dos
economías la catalana y la española y a las empresas españolas que ahora basan
sus cuentas de resultados en los mercados sudamericanos se hunden el PIB
español puede poner en riesgo la relación “Deuda / PIB” que ya es prácticamente
de 1 a 1 lo que inevitablemente llevaría
a una recalificación crediticia de España como se dice siempre llueve sobre mojado.
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