viernes, 25 de octubre de 2013

UNA INDEPENDENCIA QUE PREOCUPA A TODOS POR IGUAL


Gobierno, Partidos Políticos, políticos, escritores, abogados, empresarios, artistas, y economistas, todos tienen su opinión y la manifiestan más o menos abiertamente frente a la ola secesionista alimentada desde CiU y el Gobierno catalán, que preside Artur Mas, todos ponen de relieve que tal apuesta soberanista puede desbordar el malestar social ya muy deteriorado por la crisis económica, y que los independentistas cargan en ese malestar, (sin razón dicen) su particular idea de España.

Los independentistas catalanes, no cargamos nuestro deseo de independencia a nuestra particular idea de España, sino a nuestra particular idea de nuestros sentimientos nacionales, que no coinciden con lo que España pretende que adoptemos como sentimiento propio. Si todos o la mayoría de opinantes y aconsejadores consideran que los independentistas “se proponen violentar la ley democrática hecha por todos para todos” si que en esto les doy la razón, aunque no en lo de violentar, porque aquí no se trata de usar ninguna violencia, al menos por nuestra parte ni siquiera en el uso del verbo escrito.

En algunos artículos y comentarios se nos ataca, diciendo que Catalunya nunca fue un reino, ya lo sabemos y eso es precisamente un signo de nuestra peculiar forma de ser y sentir nuestra sociedad y nacionalidad, pero siempre hemos formado parte de algo y generalmente fielmente.  Cataluña fue durante la Edad Media uno de los territorios que compusieron el patrimonio del reino de Aragón, conocido por la historiografía posterior como la Corona de Aragón.

Tras la desintegración del  Imperio Carolingio el condado de Barcelona, que había formado parte de la Marca Hispánica del Imperio, alcanzó una independencia de facto  a finales del siglo X, y consiguió agrupar en torno a él, mediante vínculos familiares o de vasallaje, a una parte importante de la actual Cataluña, principalmente los condados de Gerona, Osona, Besalú, Cerdanya y Ampurias y ciertamente no formo la forma usual de un reino con un rey.

En el siglo XII, el condado de Barcelona y el reino de Aragón se unieron dinásticamente mediante los esponsales acordados entre Ramiro II de Aragón y Ramón Berenguer IV de Barcelona en1137, por los que el conde barcelonés contraería matrimonio con la futura reina aragonesa Petronila. Al final la unión entre el reino de Aragón con el de Castilla creo toda la historia común que nunca ha sido asumida enteramente por ninguna de las dos partes.

Creo que Catalunya siempre ha estado ahí con una historia propia y común a la vez siempre ha sido buen vasallo y siempre una parte muy importante dentro de las alianzas sostenidas hasta que surgió el imperio español, que no se conformo con tener una nación que no asumía el hecho nacional que componían el imperio, y quiso terminar con ello en 1714, y aunque no lo ha logrado nunca podrán decir, (como no dicen es cierto) que Catalunya ha sido intransigente o traidora a sus deberes como súbdita, ni tampoco ahora como nacionalista.

Ahora parece que forzada por las circunstancias económicas modernas Catalunya quiere decir basta, queremos partir hacia nuestro propio destino porque no creemos que España lo esté haciendo bien, porque su deriva vuelve al centralismo imperial de aquella Castilla que forjo España, pero que olvido como he dicho muchas veces, que no lo hizo sola, hubo otros reinos y otros ejércitos y hombres que combatieron ayudando a liberar a la península Ibérica, (no a España) de la invasión árabe. Al final se creó España  pero no se ha conseguido del todo ni en todas partes incorporar el sentimiento nacional español que se nos reclama casi a la fuerza como una obligación.

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