Los diferentes
gobiernos españoles no consideran el “Estado” de España más allá de Madrid,
desde esta posición de capitalidad central y centralista cuidan sus propios intereses,
económicos y de poder, acusarlos de centralistas no es nada más que reflejar la
realidad de siglos de historia, en España un político, un noble, un militar, un
banco, todo aquello o aquel que quiere sentirse o ser importante en el estado
español, no tiene más remedio que situarse en Madrid capital de la centralidad
total de España.
Por todo eso es
difícil sustraerse de usar la nomenclatura genérica de España para revelarse
desde Catalunya contra una situación de injusticia e incomprensión, que
probablemente no es general en la sociedad española, pero que si lo es y de qué
manera en la sociedad y los políticos de derechas, y también sin duda los de
izquierdas aunque sea obrera.
Todos los reproches
que desde la política central española se vierten contra el sentimiento
catalán, tienen su misma contrapartida en sentido contrario. Dicho de otra
manera más entendible, tanta antipatía produce el ser y sentir catalán a la política
Española, como el absolutismo y la imposición del centralismo político nacional
español venga del lado que venga, produce en el sentimiento catalán.
Es inútil seguir el
camino de la política de la buena educación y la negociación, Catalunya debe
tomar conciencia de que debe enfrentarse de una vez a su destino final, no hay
otra alternativa, no se debe continuar enmascarando una situación tan real como
irreversible en ambos sentidos. El problema principal es que la acción a tomar
debe de surgir del débil, es decir de Catalunya, España tiene todo el tiempo y
toda la fuerza legal incluso la que todavía no está escrita, y que le permite
hacer lo que quiera y le proporciona todo el tiempo a su favor. Intentar desde
Catalunya hacer una política educada cuidadosa evitando al máximo conflictos
políticos o incluso sociales es dar la guerra por perdida por pura inanición.
Sea lo que fuere, lo
que está claro es que no será España la que tome la decisión de echarnos de su
imperio por antipáticos y mal agradecidos. Esto es así y debería entenderlo
toda la clase política catalana. Y yo pediría que lo hiciese su sociedad con
más fuerza si cabe que la manifestada el pasado 11 de septiembre de 1912. Si
hay que hacer algo, si hay que plantar cara a España, si hay que decir basta, o
todo lo contrario, es una cuestión que primero debe decidir Catalunya y su
gente, y esto no se puede prorrogar mas, pues el daño que nos estamos haciendo
es mucho y muy profundo, y no lo duden ante esta duda siempre sale perdiendo el
más débil es decir Catalunya.
Ahora en el momento
actual con la situación de precariedad que se apunta cada vez más en España, y desde
la misma Europa continental, en la que se tambalean todas las uniones
relativas, debido a que afloran las grandes diferencias económicas y políticas
entre los países europeos, es el momento de tomar una decisión, porque en estos
momentos la afectación de España sobre Catalunya es enorme.
Estamos a punto de
ser barridos del mapa engullidos por la ruina económica española, y si esto
ocurre definitivamente, nunca más Catalunya será diferenciada del resto de
España, ni por el resto de europa, ni por nadie en el mundo entero, habremos
sucumbido como los Kurdos o los Apaches americanos aunque en nuestro caso no ante un ejército, sino en medio de una
economía tercermundista y una política ejercida por políticos de poco talante
democrático, que nos anularan para siempre porque nunca más tendremos la mas
mínima fuerza que nos permita emprender un camino independiente.
Para el conjunto de
la nación española dicho claramente, ni siquiera contamos ni les importamos un
comino. Pero es que el problema no está en la sociedad española, si no en la
ente política y económica española, que si sabe que no puede prescindir de esa parte
de PIB que surge año tras año desde este extremo de la geografía ibérica, y lo
que es peor se burlan de nosotros, a ver si lo entendemos de una vez, España no
nos va a dejar ni preguntarnos si queremos ser españoles porque para ellos es
nuestra obligación y el que no lo siente asi esta en un error.
No podemos seguir así, no es justo, ni para
los que nos sentimos catalanes, ni para
los que se sienten españoles, lo dije una vez y lo repito, a mi no me molesta
ser español, lo que me molesta es que me desprecien, me usen y abusen, y me
quieran anular el ser catalán por el simple hecho de pensar, hablar, y no
sentir lo mismo que una parte de España. Por eso reclamo de mis gobernantes que
es hora de tomar una decisión final y definitiva.
O abandonamos el hecho nacional catalán y
tomamos conciencia absoluta de ser solo españoles, o todo lo contrario,
planteemos oficialmente y ante las autoridades españolas, quieran o no, la
firme decisión de iniciar el proceso de secesión de nuestra pequeña nación sin
más preámbulos, y si no están conformes, que sean ellos los que recurran a los
estamentos internacionales, y expliquen sus motivos y lo malos que somos, y a
ver si les hacen caso, esto debe enfocarse así y no desde Catalunya. Con educación,
cuidado, y parlamentos, jamás llegaremos ni siquiera a preguntarnos, como decía
antes, si queremos ser españoles.
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