domingo, 26 de julio de 2015

EL DERECHO A DECIDIR ES UN LIO


Andrés Oppenheimer uno de los 50 intelectuales latinoamericanos más influyentes  ha decidido poner el foco en algo tan alejado de la refriega política diaria como la educación de calidad y la innovación. Luces largas para conocer hacia dónde apunta el futuro y cómo nos conviene prepararnos para afrontarlo. Me he dado cuenta de que el destino de nuestros países, y estoy hablando de América Latina y también de España, no va a depender de quién gana las próximas elecciones ni de si fulano ha contestado no sé qué a las declaraciones de mengano, sino de que decidamos si nos metemos de lleno, o no, en el nuevo mundo de la economía del conocimiento. 

Es evidente que con estas reflexiones Oppenheimer devuelve el poder de decisión a la sociedad común y releva a la política a ser una simple organización administrativa posiblemente como en todo el punto medio es el justo equilibrio. En el mundo de hoy, los países que más han avanzado en las últimas décadas tienen ideologías muy diferentes. China es una dictadura comunista, Singapur es una dictadura de derechas, India es una democracia de izquierdas, Finlandia es una democracia de derechas e izquierdas, Israel es una democracia similar. Lo único que tienen en común estos países es que todos, en algún momento, decidieron convertir la educación de calidad y la innovación en una obsesión nacional. 

España registró el año pasado 863 patentes internacionales. Corea del Sur, un país pequeño asiático que hace medio siglo era más pobre que la provincia más pobre de España, registró 18.000 patentes, las mismas que Alemania. Estados Unidos llegó a 159.000. Toda América Latina junta sumó 1.200 patentes. Así no podemos reducir la pobreza ni ser prósperos, pero es que además algo ocurre a la cultura española porque es muy curioso ver que el problema no solo es exclusivo de España (aquello de que inventen ellos) sino que se ha enraizado y ahondado en toda la cultura hispana
 
Ya he repetido muchas veces que España no crecerán si no apuesta por la innovación. Podremos exportar muchos jamones, pero solo con eso no venceremos al paro, solo conseguiremos tener más cerdos, los políticos españoles se niegan a ver esta realidad quizás sea porque su propia cultura es muy pobre o mejor dicho muy antigua y son incapaces de entender la evolución del mundo económico y de la productividad actual. 

Hoy el trabajo manual vale cada vez menos y el intelectual, más. Kodak se fue a la quiebra con 140.000 empleados por no pasarse a la fotografía digital. Ese mismo año, Instagram, con solo 13 empleados, era vendida por mil millones de dólares. Apple vale hoy 720.000 millones de dólares, más que el PIB de varios países latinoamericanos juntos, este es el mundo que ya está aquí. 

Desde luego es muy difícil implantar estas ideas en la mentalidad española en un país donde sus líderes políticos no cambian y siguen gobernando a la nación con el espíritu que el generalísimo Franco dejo vagando por España. Para los políticos españoles lo bueno es el inmovilismo que todo siga igual quieto apaciguado sin espavientos sin prisas sin desmanes sin ideas sin ambición ninguna por si tenían alguna duda solo hace falta leer las últimas declaraciones de Rodríguez Zapatero el ultimo expresidente socialista de España este socialista que llevo a España al desastre que aun arrastramos hoy ha dicho que "el derecho a decidir es un lio".

Esto enmarca el pensamiento político español no el del socialismo también el del PP y la derecha española porque ambos lados piensan igual está claro y esto es lo que se refleja en el deambular mísero y sin fuerza de la política española. Así el país se para y se abandona en manos de la corriente económica general y si esta va bien España dice que "España va bien", sin ver que en realidad, España NO VA y lo peor es que con esta actitud será muy difícil que alguna vez funcione.

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