Pocas veces una política de
estado se comporta de forma tan ignominiosa y falsa cómo se comporta la
política y los políticos nacionales españoles con la identidad catalana, creo
que tengo razón en afirmar que, en el mundo occidental, no hay en ningún sitio
una situación igual en que un estado y sus políticos, siembren y cultiven la
semilla de la antipatía y casi el odio entre sus gobernados, durante años y
años. En España el centralismo del estado y de la política de estado ya sea
dictatorial o democrático, opone sistemáticamente una discriminación feroz y
casi visceral, frente al nacionalismo de una región, de momento española, como
es Catalunya.
Esta acción se apoya en unos
fundamentos completamente falsos, pero muy bien hilvanados por la fuerza de la
centralidad del estado, que domina con su poder la opinión pública, con ello
crea tendencias de opinión que falsean agrandando o minimizando hechos de la
realidad con vivencial, de la relación entre las dos culturas, la española y la
catalana, siendo la primera de estas falsedades el negar la propia existencia
de una cultura catalana propia y más antigua que la propia nación española.
Esta realidad dentro de España
es muy desmembradora, y hace mucho daño a la sociedad española en conjunto, y
crea una confusión extraña y curiosa cuando menos en el contexto internacional,
nadie fuera de aquí lo comprende, si lo entienden cuando lo explicas, pero no
es lo mismo entender que comprender y es esto último lo que no consiguen
asimilarlo. Y creo que aquí nos pasa lo mismo, al menos a quien escribe este
artículo, así que he estado dándole vueltas al porqué de esta realidad, y he
llegado a la conclusión, que todos los motivos que la sociedad española asume
como dañinos para ella, son básicamente imbuidos por su política y políticos, y
además van en dirección contraria a lo que les quieren hacer creer.
No es el problema que tengamos y
usemos una lengua propia, no importa que nuestra forma de ver las cosas sea un
tanto diferente, no tiene importancia que aquí se hayan prohibido las corridas
de toros, etc., lo único que importa en realidad es que España no podría
mantener su estatus económico en el contexto europeo, si por aquellas cosas de
la vida, Catalunya se independizase económicamente y ya no digamos físicamente
de España. Él y los gobiernos pasados y futuros saben o se dan cuenta
rápidamente, que España no podría sostenerse sin Catalunya y por el contrario
Catalunya si podría, no ya mantenerse, sino crecer enormemente sin España
pegada a la espalda.
Y esto que digo no es ni una
fanfarronería ni un orgullo nacionalista gratuito, es una realidad que no
quiere aceptar el resto de la nación, supongo que, para no reconocerlo cosa que
tampoco entiendo, las cosas son como son y no como uno quisiera que fuesen, y
esto que es así de sencillo. No sé qué ganan la política y los gobiernos
españoles que persisten en negar una evidencia hasta el extremo de llegar a
oponer a casi toda la sociedad española, en contra de los catalanes, quienes
junto con la comunidad de Madrid sostenemos mejor o peor a España entera.
Esta es la realidad España, la
imperial, la centralista, la conquistadora, aquella que es “una grande y
libre”, no puede soportar depender de una región conquistada, que se mantiene
firme en sus creencias e identidad nacional, que no asume como propia la
nacionalidad global impuesta, y que, a pesar de esta insumisión, no puede
prescindir de su capacidad y fuerza económica, emprendedora, y nacionalista.
Esto y no otras motivaciones son el verdadero pecado nacionalista catalán.
Y esta afirmación este
planteamiento hay que refrendarlo con datos y para ello vamos a repasar la
realidad de la economía española. Solo hay tres regiones que son en la
actualidad contribuyentes natos al tesoro público español. Estas regiones son:
Madrid, Catalunya, y Baleares, todas las demás, (excepto País Vasco y
Navarra que todos sabemos van por libre) son receptoras, es decir pagan
sus impuestos y luego el estado les devuelve más de lo que han pagado, con el
fin de poder mantener su desarrollo cotidiano, esta diferencia proviene de los
impuestos de estas tres regiones aportadoras netas.
Si me permiten pues la licencia,
está claro que en realidad España económicamente hablando es Madrid y Cataluña,
(omito Baleares porque su tamaño, aunque contributivo es muy pequeño) dado que
ambas comunidades son casi parejas en cuanto a PIB y Habitantes, podemos decir
hipotéticamente que cada una soporta media España. Y llegados aquí, está claro
el porqué del problema que tiene España con la nacionalidad catalana ¿y si un
día estos catalanes no quieren ser españoles y lo consiguen?, que haremos con
nuestra “una grande y libre” España.
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