lunes, 7 de mayo de 2012

HAY QUE DEMOLER EL ANTIGUO EDIFICIO EUROPEO Y LEVANTARLO DE NUEVO

Después de los resultados electorales de ayer, es evidente que la disociación entre política economía y sociedad es un hecho incuestionable, analizada la situación de la zona euro se confirma entre otras cosas, que esta no pasa por su mejor momento, es un hecho que no se le escapa a nadie. Los encarnizados y semi ocultos debates que de forma secreta mantienen los líderes europeos, sobre la forma de poner fin a la crisis que azota a la región, abre interrogantes sobre el futuro que le espera a la Unión Europea. Las proyecciones más pesimistas no descartan revueltas sociales, y hasta nuevas dictaduras incluyendo el renacimiento del Comunismo.

Francamente, estas circunstancias sucederán si no se desmonta la actual configuración de la unión Europea, la solución para la unidad europea pasa ineludiblemente por demoler la unión europea actual como si de un edificio afectado de aluminosis se tratara para reconstruirlo de nuevo, con nuevas políticas con nuevos objetivos y sobre todo con una firme constitución europea, situada por encima de las constituciones y gobiernos nacionales, esto hay que hacerlo en paz, sin ocasionar las revueltas y los otros desastres que planean sobre nuestras cabezas, si se continúa negando la evidencia del fracaso europeísta actual no habrá remedio y la crisis económica terminara por convertirse en algo mucho peor.

Solo si esta demolición no se materializa coordinadamente, y sin acusaciones de culpa de unos a otros, se podrá recomponer la situación, de lo contrario pasaran dos cosas: que salga un Dictador que aglutine a Europa por la fuerza, o que se vuelva a la situación geoeconómica, y política de 1950, eso si después de una guerra económica quizás incruenta pero demoledora, que podríamos llamarla de “secesión” entre las naciones europeas, que previamente se habrán acusado de ser las culpables del fiasco, y que como final se aislaran unas de las otras.

Este hecho es el que no logro entender, no sé porque se tiene la sensación que un fracaso de la unión monetaria y el euro en sí, es el fin de Europa. Una Europa que ha pasado por civilizaciones, guerras, periodos históricos que han marcado a la civilización occidental, y aquí esta,  es indestructible. Solo las cosas creadas por el hombre, son efímeras y suceden unas veces bien y otras mal.

La Europa del Euro, tal y como se ha desarrollado es un fracaso, bien pues no insistamos en ello, démosle carpetazo y aprendamos para un futuro más o menos próximo, porque al final, Europa llegará a encontrar un sistema que la una, y este sistema yo vaticino que no es otro que la perdida de las supremacías nacionales frente a la unidad europea, y posiblemente esto pasa por la creación de una Europa Federal.

Intento por mi parte denunciar a la sociedad que me lea, que no hay que alarmarse por poner soluciones a las cosas, si no por todo lo contrario, piensen por favor en cosas humanas para entender lo que pasa. Tenemos un edificio en estado crítico que se va desmoronando día a día, y los arquitectos no encuentran la solución a sus males, todo lo que le intentan no da resultado el edificio se debilita, y amenaza ruina se ponen ya en lo peor, y todos actúan por su cuenta convencidos de que el edificio se va a caer o no tengo razón, miren si no.



Los bancos comerciales de la zona euro depositaron en el Banco Central Europeo (BCE) miles de millones de euros, las cifras más altas registradas desde el 9 de agosto de 2010. El BCE remunera el dinero depositado diariamente por los bancos de la eurozona, muy por debajo del 1 % del precio oficial del dinero, lo que constata una creciente desconfianza entre los bancos, y ante sus propias sociedades, y optan por la mayor seguridad del banco central en vez de prestarse entre ellos y obtener un mayor rendimiento. Dicho de otro modo parte de los constructores ve que el edificio no se sostendrá en pie y sus ahorros no los ponen al alcance de las obras de mantenimiento sino que los esconden.



El Consejo de Gobierno del BCE se reunió el pasado jueves para discutir la política monetaria de la entidad y fijar los tipos de interés del euro, su presidente, y su consejo no alteraron la situación, como si estuvieran esperando no se sabe muy bien que, ante la ralentización de las economías europeas, la no intervención la falta de iniciativa  no ha hecho más que empeorar al paciente, lo dicho el edificio se derrumba.



Después de un trimestre negro y del actual que por el momento no pinta mucho mejor, es inevitable plantearse cuándo llegará el fin. Los expertos, desde luego, no lo ven nada claro y no dudan al afirmar que la tendencia es cada vez peor. Entre tanto los inoperantes arquitectos (políticos) del ya ruinoso edificio, se suceden a sí mismos, los nuevos quieren insistir en nuevos tratamientos, así ante la gravedad de la situación, el nuevo presidente de Francia, ha confirmado la celebración de unas nuevas  reuniones con sus homólogos europeos  para conformar una nueva respuesta común ante la crisis global, agravada en el último mes por el temor a la recesión y por las tensiones en los mercados de deuda.



Lo que más me preocupa es que  el nuevo presidente francés ha manifestado que Francia está buscando una respuesta "coordinada, pero adaptada a la situación económica y presupuestaria de cada país", más o menos lo que quiere decir es que están a punto de ir derribando partes dañadas, a ver si así el resto del edificio obtiene una cierta estabilidad para sostenerse en pie eso si con un tamaño más reducido.

El último intento pues es ir haciendo análisis de los pisos del edificio, España e Italia son el eje del problema de la eurozona. El bloque de los diecisiete pisos puede sobrevivir a unas obras que afecten a Grecia, Portugal, e Irlanda, pero no sobrevivirá al colapso que el peso de España e Italia produciría si fallan sus pilares de sostén, la eurozona no cuenta con suficientes recursos políticos ni financieros para acudir al refuerzo de Madrid y Roma.

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