Últimamente
en los artículos que he publicado haciendo referencia a la sensación de que en
Catalunya se está exteriorizando cada vez más en la sociedad catalana, las reclamaciones por
un lado de independentismo total, y /o cuando menos de un nuevo sistema fiscal independiente
y que sea administrado por Cataluña, he hecho uso de una cuestión indiscutible
e incomprensible para mí. Esta cuestión es la siguiente: si a España le
incordia sobremanera el hecho catalán, pues es motivo de furibundas críticas tanto
en la prensa, como en la sociedad más
nacionalista, así como en los repetidos
gobiernos de España, ¿por qué se prefiere mantener este incordio? Usando para
ello, innumerables y peregrinas excusas políticas
y civiles, porque no desprenderse de él. Máxime cuando los causantes de este
problema así lo desean.
Parecería lo
más normal que ante estas posturas tan claras, se debería de llegar a un
consenso lógico, máxime cuando las partes en cuestión no presentan ningún contencioso
de violencia ni malos modos todavía. ¿Por qué quiere ser diferente Catalunya? pues
hay varios motivos, uno su sentimiento nacional propio de siempre y que a pesar
de los intentos de anularlo e integrarlo a la cultura y sentimiento español, no
se ha conseguido ni por la fuerza de una dictadura, ni por los trapicheos políticos
de una joven democracia. Y el segundo motivo, es la certeza de la sociedad catalana de que no solo te quieren
anular sentimentalmente, sino que lo hacen económicamente usando y abusando por
ley, de la condición, de la forma de ser,
y de hacer, de la sociedad y la cultura industrial y comercial de la iniciativa de la nación catalana.
Por eso hoy
se comenta que el presidente Rajoy y el presiden Artur Mas se reunieron
fugazmente en Barcelona, aprovechando la clausura de la reunión del BCE en la
ciudad condal y que Artur Mas, le refirió
la necesidad de solventar los aspectos más económicos que político sociales,
entre España y Catalunya, porque la realidad como siempre digo, no es tanto que
no se quiera formar parte de España, sino el que esta circunstancia, nos envilezca
a los ojos de muchos españoles, y nos empobrezca
y coarte en nuestro desarrollo económico y social.
Está claro
que el problema está ahí en la economía, y porque España no cede, porque no
escucha, porque fuerza la situación con su poder legal, dificultando toda clase
de intentos de solución por medio de
equilibrios políticos, difíciles de explicar con tal de no dar salida ni a
acuerdos económicos ni a separaciones amigables, y sacarse de una vez la piedra
del zapato que molesta cada vez mas, pues esta es la explicación:
España tiene a fecha 30/03/2012 un
PIB de 1.060,000 millones de € más o menos lo que
con una población de 47.2 millones de habitantes resulta un PIB per cápita de 22.457,63
€. Catalunya tiene reconocido un PIB de 195,286 millones de € más o menos es
decir representa un 18,42% del PIB español y con una población de 7,5 millones
de habitantes correspondería un PIB per cápita de 26.038,13.
Resumiendo si Catalunya se
separase de España o se administrara directamente se retiraría del montante del
PIB español el PIB catalán, lo que situaría en 864.714 millones de € el PIB
español, esta condición rebajaría el PIB per cápita de España a 21,781 €
consecuencia de dividir el PIB por 39.700,000 habitantes netos, esto significa
que desprenderse de Cataluña haría bajar la riqueza de España un 3% la cosa
empieza a tener sentido verdad.
Podrán esgrimir los furibundos
detractores de llegar a cualquier acuerdo, que Catalunya sola no sobreviviría, que las catástrofes económicas
serian su fin, que los productos catalanes no serian bien venidos en España etc.
etc. pero esto está por ver, porque
igual es todo lo contrario, la agilidad comercial de un país con las
condiciones industriales, turísticas, con estructuras de nivel internacional
con prestigio y marca consolidadas mundialmente, quizás las perdidas del
mercado español, las llenaría con los mercados internacionales, no se puede
asegurar, lo que sí es una realidad es que España defiende con uñas y dientes
un 3% de su PIB.
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