La tempestad política general y sobre todo la consulta catalana están embraveciendo
demasiado el escenario ya bastante revuelto del mundo empresarial español y
catalán, ambos están en una situación que no les gusta, por un lado acechados
por la nefasta política económica del gobierno central, ven ahora que
irremediablemente se van a ver envueltos un una más que segura etapa de ruptura
política entre sus dos grandes mercados naturales España y Catalunya, tengo que
escribirlos así separados, aunque no sea este el caso real todavía, para poder
dar significado a lo que quiero exponer.
Ni las empresas españolas quieren perder el mercado “catalán” ni las
catalanas el mercado “español” esto es de Perogrullo pero es importante ponerlo
así de manifiesto. Además esta inquietud es lógica, aunque me parece más por un
hecho de intereses que de las tendencias políticas de cada uno de los grupos
empresariales, que entran en juego en esta situación. Hoy en día en un mercado
interrelacionado y abierto al mundo, la situación del emplazamiento, tanto del
proveedor como del cliente es a mi modo de ver un aspecto de segunda línea, y
no debería ser motivo de intervención sino solo de atención por parte de
empresarios y empresas, salvo si se consideran las tendencias políticas o
sociales de los propios empresarios, que esto es otra cosa.
En la hipótesis de la segregación de Cataluña de España, las empresas y
empresarios de ambos lugares no sufrirían ningún desastre por ello, salvo que
se fomenten medidas represivas por parte de políticas de exclusión o rechazo por
parte de uno o de ambos gobiernos afectados, reacciones, que en ningún caso
entiendo, serían promocionadas por las empresas sino por la política. Y es ahí
donde los empresarios deben de cuidar que no se encrespen mas los ánimos, ni en
su mundo ni en su mercado, este seguirá comprando sus productos y usando sus
servicios como hasta ahora, si se mantienen fuera de la guerra política, y se
limitan a estar simplemente haciendo su trabajo y no empujando a sus clientes a
tomar posturas anti nada, ni que parezca que les aconsejen a tomar una decisión
política que ustedes no deben aconsejar.
No puede ser que el mundo empresarial, se crea las amenazas dirigidas al
pueblo por parte de políticos retrógrados y con más miedo que cerebro, que
amenazan con fronteras y numerosas plagas y calamidades poco menos que
medievales. La posible segregación de Catalunya y España, porque esto es la
realidad, son los dos los que se separarían, lo único que proporcionara al
mundo empresarial (hoy único) español, será la posibilidad de crecimiento por
un motivo muy sencillo, en algunos casos servirá para promover desdoblamientos
de empresas y mercados, en una u otra parte y fundamentalmente seria un enorme empuje
hacia otros mercados.
Verán mi teoría es que aunque España y Cataluña se separen, no lo hacen
físicamente esto es imposible, así que lo que hoy suministra el territorio
catalán al territorio español y viceversa seguirá igual, que se puede alterar,
por ejemplo si en España hay un IVA del 21 y en Catalunya de otro valor, esto
es entre otras cosas lo que se puede tratar en un proceso de independencia
entre amigos, lo mismo en cuestión de impuestos de beneficios compensaciones etc.,
si casi hay mas empresas extranjeras que españolas en España, y lo peor hay más
actividad y beneficios de las empresas españolas fuera de España que aquí, como
lo hacen que problemas tienen, ninguno, simplemente vender y crecer más si
pueden.
La situación de cambio no se puede negar que siempre es un motivo de
preocupación en cualquier estadio que se produzca, y posiblemente mucho más, en
cuanto entra el dinero de por medio, todos conocemos el dicho que el dinero es
lo más cobarde que existe en el mundo y que se asusta por todo, pero no
deberíamos perder la ecuanimidad de la situación, tal y como hoy están
constituidos los mercados, las bases del libre comercio, las leyes tributarias
y fiscales, la seguridad jurídica de cualquier país europeo y occidental, poner
reparos insalvables por parte del mundo empresarial español al movimiento
independentista catalán, tiene más de político que de económico.
Yo desde mi modesto
pulpito de mis artículos, aconsejaría a los empresarios que por si acaso no
tomen posturas decisivas, ni decisorias, ni sospechosamente apocalípticas,
antes de tiempo, porque igual esto al final queda en nada, bueno aparte de
significarse políticamente como digo, antes de tiempo y sin necesidad.
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