Estamos viviendo las consecuencias de dos factores que incomprensiblemente
los unimos en un momento de excesiva confianza de la economía en general, y que
la mala gestión de los responsables
públicos y la especulación desmedida y de objetivos de beneficios sin freno
de la economía de los mercados por
así llamarla, nos han llevado al colapso de la economía en sus dos vertientes,
la economía de estado y la economía de mercado.
La libre economía de mercado o
la liberalización de la economía
como prefieran, son consecuencia de la evolución de la sociedad moderna, la
necesidad de abastecer a la sociedad de unos bienes inmateriales, que hagan que
el mundo capitalista no se detenga, nos han traído unos problemas
impresionantes que han llegado a poner en riesgo de quiebra, a todo un sistema
económico que ha venido siendo hasta ahora, el motor del mundo libre.
Parece que por un momento hemos parado el golpe y nos hemos quedado a las
puertas del desastre, con todo y haberlo contenido, la realidad es que nadie
sabe hasta cuándo, porque la economía de mercado sigue imparable y su ciclo no
tiene fin en las circunstancias actuales y futuras si no se toman medidas. Y lo
más importante de esto es que la propia economía de mercado se ha dado cuenta
de ello y hoy como hace unos meses nos lo está diciendo a gritos. No quiero la
responsabilidad de gobernar la economía de la sociedad, no me obliguen a ello,
ni quiero, ni es mi función, ni es mi obligación.
Estos gritos son la evidencia de que los políticos se empeñan en que los
Bancos Centrales, públicos en nuestro caso el BCE inunden de capital a la banca
privada, para que ella gestiones lo que no es su obligación, es decir
capitalizar los países y a sus sociedades, inmersas en el desasosiego y la recesión
por culpa no de la banca privada, sino del mal uso de los recursos económicos y
sociales que los políticos han hecho y hacen en sus gobiernos y de sus economías
públicas.
Así estamos jugando al ratón y al gato, la economía pública o oficial como
quieran llamarla les pasa un billón de € a los bancos privados para que
gobiernen la economía de la sociedad, y los Bancos privados se los devuelven al
día siguiente con un mensaje cifrado que dice bien a las claras, que ellos no
son los gestores de los gobiernos, ni de las sociedades y no piensan hacerlo,
pero los políticos no saben o no quieren entenderlo.
He llegado a la conclusión, que el verdadero problema no es la libertad
salvaje de que goza la economía de mercado, su agresividad, la especulación,
sus tretas de mercado, sus desajustes, sus fracasos y sus éxitos, son propios
de su desarrollo, por mucho que los políticos intenten desviar su
responsabilidad apuntando hacia ese lado, acusándolos de haber puesto en
peligro a nuestro mundo, no pueden ahora pensar en regularla, en encauzarla, y en
obligarla a ser la gestora de la política economía mundial, esto no solo no
sería la solución, sino que empeoraría las cosas, porque esto, pararía el
mercado, la producción, y finalmente el mundo. La banca privada, nunca querrá
asumir la responsabilidad social que los políticos quieren adjudicarles, esta función
es propiedad y responsabilidad, de los políticos constituidos en los gobiernos
nacionales.
La economía libre los mercados financieros, han
existido siempre, pero no siempre habían tenido la incidencia tan brutal que
tienen ahora, porque los elementos que impulsaban el desarrollo de la sociedad
eran otros, hace años los grandes hombres, las influyentes fortunas, que podían
con su actuación hacer subir o bajar el nivel de vida de la sociedad, eran las
empresas industriales o de servicios, que empleaban a miles de personas, hoy no
es así, las grandes fortunas, los que tienen la capacidad de arruinar a
empresas instituciones y si se tercia a un continente entero, ya no son
empresarios ya no producen nada, solo mueven números entre al activo y el
pasivo.
Pero con todo y admitiendo esta realidad, no podemos detenerla, no podemos
ya prescindir de este motor salvaje pero necesario, para que el mundo material
se mueva, y no se pare hundiéndose en la recesión más brutal que jamás se
llegaría a conocer, porque después de ella, no quedaría mundo tal y como lo
conocemos ahora.
Aceptando esto, lo que hay que hacer es considerar a la economía libre y
desregulada como un nuevo sector empresarial, que se mueve en un mercado cuyo
producto es hacer que fluyan los negocios las empresas, y el dinero de y para
uso privado, con sus bancos, con sus agencias de calificación, con sus
préstamos, con sus inversiones, con sus trampas, y con su agresividad, y
separarla completamente de la economía pública o social, propia de los
gobiernos de los estados del mundo.
Si señores y señoras se trata de dejar hacer libremente a la economía de
mercado, y crear independientemente la economía de estado, esta dualidad además
hay que planificarla sin ninguna posibilidad de comunicación o trasvase alguno.
Los problemas que estamos sufriendo no se terminaran mientras la economía
especulativa del mercado pueda y yo diría deba, intervenir para financiar a la
sociedad de una nación, a sus servicios sanitarios, a su educación, a sus
políticos, a su policía, su ejército, a su justicia a su presidente, y ya por
ultimo a su moneda.
Deben haber sin remisión dos economías es evidente, y no es ninguna novedad,
la coexistencia de actividades privadas y públicas actuando a la vez en
nuestras sociedades modernas, es continua y evidente, la sanidad, la educación, son ejemplos claros
de ello al menos en España.
Los estados grandes o pequeños deben acometer sus necesidades financieras
con recursos públicos, obtenidos de los impuestos fiscales, y de sus
actividades productoras de servicios, o tecnologías, o de lo que se considere
actividad nacionalizada o pública, y con esos ingresos formular sus
presupuestos políticos sociales y materiales, deben tener sus depósitos de
garantías en su Banco Nacional, desde donde no podrán nunca ni pedir prestado
ni ofrecer dinero a la economía privada. Es evidente que las naciones serán más
o menos grandes, ricas, y poderosas, de acuerdo a la capacidad de obtener sus
ingresos públicos.
Por otro lado y como una rama de actividad lucrativa más, existirá la economía de mercado, con sus bancos
comerciales y de inversión, sus mercados de valores, sus agencias de
calificación, sus brókeres, a y con sus impuestos a pagar a los estados como
cualquier empresa productiva, y sin regulación alguna, solamente el
cumplimiento de la legalidad impositiva por parte del estado, por los
beneficios, desgravaciones por perdidas, controles de antimonopolios, y las
propias leyes y reglamentos que sus propios estamentos fijen, en fin como
cualquier otro mercado o actividad que se desempeña, dentro de la libertad
mercantil establecida en las leyes del mercado libre y universal.
Les aseguro que no bromeo en absoluto, si este esquema económico hubiese
estado en vigor, quizás Grecia no existiría ya, porque el expolio de sus
gobernantes la hubiesen dejado sin recursos, y la gente o se hubiese ido del
país, o levantado en un acto de revolución contra sus gobernantes, pero les
aseguro también, que no tendrían ninguna deuda soberana que les inutilizará
como sociedad libre durante los próximos 50 años, les digo también que no
existiría ninguna otra deuda soberana con la que especular, y con la que
amenazar la supervivencia de estados y sociedades, y les digo más, seguro que
seriamos todos más ricos porque no deberíamos nada más, que lo que cada uno de
nosotros pudiese haber asumido o obtenido, de su trabajo y de la economía de
libre mercado.
No se hubiesen podido hacer aeropuertos fantasmas, no se podrían haber
hecho edificios glamorosos porque si, no se hubieran hecho redes deficitarias
de trenes de alta velocidad, pabellones en pueblecitos de 3000 habitantes, etc.
con dinero privado prestado a los estamentos públicos, por los bancos privados,
no hubiesen podido ofrecérselo, entienden la diferencia, y no crean que les
estoy planteando un país sin desarrollo urbanístico, ni trenes de alta
velocidad, ni sin pabellones para ir a jugar y hacer deporte, ni mucho menos,
solo que estos equipamientos estarían financiados y construidos para ser
negocio, y pagados por la economía de
mercado que les aseguro que no iría por ahí tirando el dinero, como si van
los que no les cuesta nada pagarlo porque sus desmanes los pagan otros.
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