Hoy se
presentan a las cortes los PGE., nueva manera más sofisticada de denominar los
Presupuestos Generales del Estado. Yo creo que lo hacen para dar ejemplo de los
recortes que conllevan, así recortan hasta la nomenclatura real. Pero lo que no
consiguen es esconder la realidad de un fracaso anunciado ya, y descontado por
todos los economistas y mercados de capitales del mundo entero, España no sale
de esta por si sola, es una evidencia tan clara que debería el gobierno
enfrentarse a ella en lugar de ir inventando mentiras para no asistir a clase
como hacia Pinocho.
Para
intentar cumplir con el recorte presupuestario, la deuda pública española
alcanzará un nivel de en torno al 78 por ciento del Producto Interior Bruto
(PIB), dijo el ministro de Economía, Luis de Guindos, en una entrevista
concedida al Wall Street Jornal. Aunque por supuesto omitió, es decir mintió,
sobre la primera parte del razonamiento o causa del incremento de deuda. Es tan
evidente que España no puede funcionar con la reducción del presupuesto estatal,
que el malabarista ministro de economía Luis De Guindos usando sus poderes de
ex Lehman Brothers, está cambiando partidas económicas de aquí para allá, e
intentando engañar al mundo económico con su cara y aspecto de sobrado
ilusionista, pero me temo que no va a conseguirlo.
El intento,
necesario por otra parte, de pago a proveedores, junto con la necesidad de
financiar la falta de recursos elementales entre la diferencia de un déficit
equivalente al 5,3 por ciento del PIB, hasta el 6.5 ó 7 por ciento que
realmente necesita el gasto de este país, dado que la recaudación cae sin freno
alguno, hace que se tenga que recurrir a la emisión de deuda nacional. Algunas otras
medidas menores y una economía en contracción, aumentarán el ratio español de
deuda/PIB en unos 10 puntos básicos desde el 68,5 por ciento de 2011 al 78 ó
80% de 2012. De Guindos dice que España no tiene margen para errores, aduciendo
que los mercados podrían penalizar al país tanto si no realiza suficientes
ajustes como si realiza demasiados, debido al temor por un efecto en el
crecimiento económico.
España se ha
embarcado en una reforma económica "difícil", pero que debería
devolver al país a la senda del crecimiento en 2013, dijo el ministro de
Economía, Luis de Guindos, otra mentira a sabiendas, España no volverá a crecer
hasta al menos en 2016 es decir hasta que se restablezca el equilibrio
demográfico y el económico del país, que ahora ambos están sobredimensionados. Por
un lado hay excesiva mano de obra que irremediablemente se traduce en excesivo
desempleo, y por otro ante esta realidad, el capital me refiero al capital en
mayúsculas, se marcha fuera del país a hacer negocios y no volverá hasta que
aquí en España, se haya liquidado definitivamente la burbuja inmobiliaria y la
de la banca nacional.
Esta última es
precisamente otra de las mentiras u ocultaciones que el estado y su gobierno
mantiene. La burbuja bancaria, solo
se acepta como tal burbuja, la explosión exuberante de la industria
inmobiliaria y de la construcción, acaecida en nuestro país en la pasada decada,
pero curiosamente nadie se acuerda que esta burbuja, financio el exuberante e
ilógico crecimiento de los bancos españoles, y de las empresas de obras pública
y servicios, que pasaron de ser unas empresas nacionales a unos monstruos
internacionales. Es inconcebible que un país en ruina como el nuestro, posea en
su economía tres de las entidades bancarias más importantes, de entre las diez
primeras del mundo.
Ahora en la
época de recortes, el gobierno está completamente perdido porque recortar
recorta, pero financiar el recorte no puede, no tiene ingresos, miren toda la
industria superviviente en España, y casi todas las fortunas y/o SICAVS
nacionales, aunque estén nadando en la abundancia van a presentar declaraciones
patrimoniales y financieras con innumerables perdidas de capitales y valores,
esto provocara que las liquidaciones del IRPF y beneficios de sociedades se
compensaran por la ley fiscal vigente, y es muy posible que la hacienda pública,
se vea en la necesidad no ya de no tener ingresos sino de tener que devolver
millones de euros procedentes de retenciones a cuenta, que ahora serán
compensados por perdidas de capitales.
La cosa
pinta muy mal verdaderamente mal, porque en España no hay ni Gobierno, ni
Empresarios, ni Empresas, ni Bancos, ni españoles que sientan el más minino
sentido de patria, aquí cada uno va la suya. El español no es ni político, ni empresario,
es un vividor individualista que solo se preocupa por él, así en el primer
supuesto como político, solo le importa la pompa y el mangoneo, y en el segundo
caso nada de empresario sino simplemente oportunista y especulador.
Que no tengo
razón, a ver díganme ustedes cuantos empresarios conocen que han forjado una
fortuna por medio de fabricar un producto o un invento, casual o no, o que han
emprendido una subcontrata de servicios, que cuando han conseguido esa pequeña
o gran fortuna, han continuado invirtiendo en otra faceta, o producto, que les
proporcionase la continuidad de su labor empresarial, creando más empleo y
riqueza en su contexto industrial o de mercado, ninguno no me podrán decir ninguno, lo que hace un mal llamado
empresario español, es venderse su empresa para pegar el pelotazo, y vivir de
rentas toda su vida, y lo normal es que cuando el producto muere por la lógica
cíclica de la modernización de productos o procesos, la empresa muera también y
no queda nada, ni trabajo, ni trabajadores, solo la nave industrial en alquiler
o venta.
Esta es la
realidad de España, no tenemos ninguna estructura industrial con la capacidad
de poder levantar el país, en estos momentos todo lo que emplea personal o es
empleo público o relacionado directamente con los servicios públicos, o es
industria multinacional que repatría sus beneficios y si no hay la cierra, y
eso si millones de autónomos que a duras
penas se pagan su sueldo, mientras esperan un golpe de suerte a ver si pueden
venderse su chiringuito a una multinacional, o fondo inversor para pasar a
engrosar el club de los rentistas. Con estos mimbres señores es muy difícil
reconstruir un país en el punto de desorden y miseria estructural en que los
últimos 15 años nos lo han dejado
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