viernes, 16 de enero de 2015

CUANDO EL BCE COMPRE DEUDA PUBLICA EL ESTADO DEBERIA COMPRAR DEUDA PRIVADA


Los movimientos financieros en países como Suiza están dando el aviso de que la actuación del BCE sobre la puesta en marcha del (QE) es inmediata, escribí ayer que el enfoque que el banco se ve obligado a hacer en estas compras no lo consideraba justo, porque al final la mayor cantidad de deuda comprada seria la alemana, por su seguridad y porque es el país con el PIB más alto  condiciones que darán el porcentaje de compra de las deudas respectivas de cada país. 

Es más que probable que mi solución de comprar deuda en una relación inversamente proporcional a estos factores, es decir que a mejor situación económica menos deuda se compre, no lo va a permitir Alemania, la cuestión es que en España la deuda pública no está en unos índices insostenibles ni peligrosos, si se reactivase la economía del país, pero cuando yo me quejo de la deuda española y me alarmo es precisamente porque no veo como se puede reactivar el país, porque la realidad tras los datos de 2014 es que el PIB se estanca y el IPC retrocede, es decir estamos instalados en la recesión o la deflación da igual a cual peor. 

Hoy he leído un artículo muy interesante  en Expansión referente a un estudio  del profesor de la Universidad Pompeu Fabra, José Luis Peydró en que puede encontrarse la solución al problema de de la reactivación de la economía y el consumo privado y por consecuencia de la economía de España. La cuestión se basa en arreglar en lo posible la deuda privada española y no la pública, leyendo esto llego a la conclusión que como el BCE no va a comprar deuda privada, lo que podría hacerse es que sea el estado español el que aplique los ingresos de la deuda pública vendida al BCE, en comprar o amortizar deuda privada española que es en realidad el mal del país y su economía. 
 
En 2007 España tenía una deuda pública del 35,5% del PIB, uno de los ratios más bajos de toda Europa; sin embargo el endeudamiento privado era de los más altos (206% sobre PIB). Además, tal y como señala el profesor, gran parte de esa financiación procedía del exterior, ya fuera por peticiones directas de financiación de las grandes empresas españolas a bancos extranjeros, o por el flujo de capitales entre bancos extranjeros y españoles que estos terminaban transformando en créditos a familias y pymes. 

Cuando estalló la crisis financiera, bancos y empresas tuvieron serios problemas para refinanciar esas deudas, por lo que el sector público decidió salir al rescate, de la banca naturalmente. La intervención de las administraciones en los rescates junto con el descenso de los ingresos públicos propició un rápido y fuerte aumento de la deuda pública, que aún así no ha superado el 100% del PIB. Sin embargo a día de hoy, la deuda total en España (sin contar el sector financiero) asciende a algo más del 270% del PIB este ratio de deuda se reparte un 97% sobre el PIB del sector público, un 77% familias y un 100% empresas no financieras.  
 
Para comparar la situación tomamos como ejemplo Alemania tiene una deuda del orden de 190% de su PIB y se reparte 78% sector público, un 57% familias y otro tanto las empresas. Como se puede observar, la gran diferencia entre España y Alemania es que el endeudamiento del sector privado en el país germano es muy inferior, lo que permite a las familias seguir consumiendo y a las empresas seguir invirtiendo. Por eso, el profesor de la Pompeu Fabra cree que sería más importante y beneficioso reestructurar la deuda privada que la pública, que sí puede llegar a ser sostenible.
 
Además, la deuda pública española está en su mayoría en manos de residentes, por lo que una reestructuración (normalmente esto sería una quita) de la misma, afectaría de forma directa a varios sectores nacionales. Mientras que la deuda privada tiene una porción muy relevante en manos extranjeras, que son acreedores de bancos y empresas españolas. Una reestructuración de la deuda privada a base de que a través del estado se pudiese amortizar esta deuda en los mercados exteriores permitiría que empresas y familias volviesen a entrar en el círculo de la economía con consumo e inversión, sin afectar demasiado a los sectores nacionales.

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