jueves, 29 de enero de 2015

UN SOLO CABALLO DE TROYA PUEDE SER MOLESTO PERO INSUFICIENTE


Dos circunstancias al parecer opuestas pero necesarias dominan ahora mismo los mercados europeos: la política y la relajación cuantitativa (QE). Observar la interacción de estas dos fuerzas será el mayor desafío de los inversores durante este año. Las mayores sorpresas vendrán de la mano de la política: el mercado de valores griego ha caído más de un 15% desde que Syriza ganó las elecciones el domingo pasado. La rentabilidad de los bonos griegos con vencimiento en julio de 2017 emitidos el año pasado con un cupón de 3,375%, supera ya el 16%.

Esto es ya un hecho es decir de momento la única verdad es que Grecia gana unas elecciones al parecer esperadas por su pueblo y sin un momento de pausa su economía se hunde más deprisa, no me refiero a su economía doméstica que naturalmente no ha dado tiempo a valorar qué efectos puede ocasionar sobre ella el nuevo gobierno y la nueva situación económica global. Desde luego ante las primeras decisiones del gobierno de Alexis Tsipras lo que parece una contradicción es prometer unas mejoras económicas a la sociedad que si es cierto el estado endémico de las cuentas griegas no se pueden llevar a término.
 
Grecia y su gobierno quizás deberían haber esperado a saber si se va a entender con Bruselas para que esta le prorrogue los créditos y la posibilidad de reajustar las condiciones de la deuda y del déficit. Me temo que Alexis Tsipras ha tomado la fórmula de los hechos consumados como forma de presión cara a la UE su postura es propicia al chantaje emocional, y poner entre la espada y la pared a la UE, en el sentido de responsabilizarla indirectamente de que si no puede cumplir sus promesas no es precisamente culpa suya, sino de la mala política económica de la UE, esto me parece muy peligroso pues aboca a Grecia y a la UE a un enfrentamiento absoluto y en estas condiciones no sé si se pueden llegar a acuerdos.
 
Yo creo que no como ya he escrito varias veces el caballo de Troya está en la plaza mayor de Bruselas y está descargando los guerreros griegos escondidos en su vientre de madera su misión no es otra que imponer su voluntad a la comunidad europea no tengo la menor duda, y quizás es la solución para Grecia pero desde luego no lo es para la UE otra cosa seria que en lugar de haber un caballo hubiese una manada de caballos de madera uno por cada país que se encuentra en las mismas condiciones de precariedad y de desacuerdo con las medidas económicas aplicadas por la UE.
    
Pero me temo que esto no es ni será así tal y como están las cosas en la UE no veo a ningún otro caballo en la plaza de Bruselas todos están en sus respectivos corrales con la cola entre las piernas y las orejas caídas esperando a ver que pasa con la QE europea, se supone que este mes debería de empezar a notarse la puesta en marcha de la compra de 60.000 millones de deudas europeas si esto es así quizás que Grecia se habrá anticipado y se puede quedar no tan solo sola sino incluso fuera del corral. 

Yo soy de los que creo firmemente que la victoria de Syriza no solo ha sido buena sino que era necesaria para regenerar la política griega que se había hecho perpetua e incapaz de hacer cambiar los vicios tanto de los políticos como de sus actos con lo que la situación griega era como un agujero negro de la euro zona donde iban a parar miles de millones para no conseguir cambiar nada, lo malo es que una vez conseguido el triunfo Syriza corre el riesgo de que si no calcula bien sus planes y su fuerza pase de agujero negro a ser un grano en el culo que deberá de extirparse por molesto.

Hasta ahora, Tsipras ya ha dado señales de ir mas por el camino de convertirse en grano que no el de ser un nuevo estilo negociador y esto me parece equivocado en las circunstancias actuales en tres días se ha opuesto a la idea de la UE de aumentar las sanciones a Rusia, Grecia siempre ha sido reacia a enfrentarse con Rusia, país con el que mantiene importantes lazos comerciales. Bruselas teme que la llegada al poder de Syriza acentúe esa resistencia y ponga en peligro la unidad de los 28 socios de la UE en el conflicto con Moscú sobre Ucrania.
 
Los 28, incluida Grecia, emitieron un duro comunicado en el que amenazan a Rusia con nuevas represalias por la escalada de violencia en el este de Ucrania. Fuentes diplomáticas aseguran que la unanimidad solo fue posible gracias al despiste de Atenas, que en pleno traspaso de poderes no llegó a tiempo para bloquear o suavizar el comunicado. El jueves, añaden esas fuentes, se comprobará el grado de cercanía del nuevo gobierno de Alexis Tsipras con el de Vladimir Putin durante una reunión extraordinaria de ministros de Exteriores de la UE para estudiar las nuevas sanciones contra Moscú.
 
Algunos analistas consideran que Grecia podría aprovechar su situación geoestratégica y sus vínculos con Moscú para arrancar un mejor acuerdo a la troika. Pero el potencial de esa relación parece limitado. Rusia también atraviesa serias dificultades económicas y ha salido muy mal parada de sus inversiones en la UE, donde le afectó la quita en Chipre y acaba de ver frustrada la construcción de un nuevo gasoducto a través del Mar Negro.
 
Pero de una forma u otra Syriza está mezclándolo todo su política interna y sus posibilidades dudosas como país independiente. Ha frenado algunos procesos de privatización que estaban programados y mantenido su discurso sobre la reestructuración de la deuda. Esta reacción asusta a los inversores. No obstante, la verdadera prueba está por llegar, cuando comiencen las negociaciones con el resto de la eurozona.
  
Fuera de Grecia, el programa del Banco Central Europeo para comprar deuda pública por valor de más de un billón de euros significa que los rendimientos de la deuda pública de los países del Sur de Europa están en mínimos históricos; además, las acciones europeas han registrado importantes beneficios en enero. A menos que haya una grave crisis diplomática entre Grecia y el resto de la eurozona, el QE del BCE debería consolidar estas tendencias. Aun así, podría haber sorpresas. La cuestión es si es lo suficientemente sólida para hacer frente a las consecuencias económicas derivadas de la acción política.
 
Las negociaciones se prevén complicadas, tanto por las premisas iniciales de Syriza, que reclama un recorte nominal de la deuda, como por la premura de tiempo, apenas un mes. El segundo rescate concluye la medianoche del 28 de febrero. Y si no hay acuerdo entre Atenas y Bruselas, el Gobierno de Tsipras no solo perdería las partidas no desembolsadas sino también el derecho a recibir nuevos préstamos para hacer frente a unos vencimientos de deuda que ascienden a 28.000 millones de euros entre 2015 y 2016. 

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