Los interesados
elogios a la recuperación de la economía española hechos por el gobierno Rajoy y
algunos otros gobiernos de la UE, interesados en no crear otra Grecia, han
dejado paso a un creciente escepticismo entre los inversores internacionales. Dese
España se pretende ahora esconder la realidad de la verdadera economía de España,
para ello se utilizan las convocatorias
de elecciones en Catalunya, (con la amenaza anexa de declarar su independencia) y
el incierto resultado que presentan las elecciones generales españolas que se
celebrarán antes de fin de año. Ambas dibujan un escenario de inestabilidad
política que suscita dudas entre los inversores internacionales.
Solo
en junio, apuntan los expertos, el capital internacional retiró 21.000 millones
de euros del mercado español. Las decisiones de inversión se aplazan a enero, a
la espera de que el escenario político se aclare. No veo nada de extraño en
esto, es lo normal y esto pasaría y pasa en cualquier país europeo que se
preparase para unas elecciones generales de muy incierto resultado, y otras que
pueden dar paso a que el país pierda el 20% de su riqueza nacional, la cosa no
es para menos que tomar precauciones, pero esto no pasa de aquí, el capital
recogido ahora no hace más que refugiarse hasta que pase la incertidumbre de no
saber que dirección tomara España y Catalunya
De esto
no tiene la culpa el independentismo catalán porque este no plantea ninguna variabilidad
de alternativas, el inversor sabe muy bien que al final deberá decidir si
reinvierte en un nuevo país y una nueva economía, o debe acomodarse solo a la economía
española, no hay más caminos. El problema está en la economía española donde se
presentan muchas más variables: Si será un nuevo país con un PIB un 20% más débil,
si la composición de su nuevo gobierno será tan obediente a las tesis alemanas,
o será más revolucionario con políticas más populistas y de izquierdas, esto
nos lleva a pensar en reacciones hoy imprevisibles por parte de España.
Que hará
el gobierno actual ante una más que posible pérdida de ambas elecciones, lo aceptara
democráticamente, o tomara el camino que ya se tomó en 1936 amparándose en que
con una parte del país declarándose independiente y la otra declarándose populista
de izquierdas, alguien tendrá que poner orden, este es el riesgo que ven los
inversores extranjeros no le den más vueltas, no tienen nada que ver las
elecciones catalanas ni tampoco las españolas, lo que despista a los inversores
es la reacción del partido hoy en el poder que es, como todo el mundo sabe, el
heredero de la derecha nacional que facilito el alzamiento nacional años atrás.
Hasta hace apenas unos meses, los inversores pujaban por
tener posiciones en el mercado español. La larga crisis que había sufrido la
economía española había abaratado el precio de inmuebles, acciones y empresas
hasta niveles que los inversores internacionales consideraban más que
rentables. La situación ha variado considerablemente a lo largo del verano. No
se niegan las mejoras que registran los datos económicos, pero sí aparecen en
el escenario elementos de inestabilidad política que suscitan dudas. Y con
ellas, muchas preguntas sobre los posibles escenarios resultantes consecuencia
de las consultas electorales a la vista.
Yo aconsejaría
a los medios económicos afines al PP (que ahora son todos) que no jueguen a pirómanos,
esto no hace más que quemar el culo a España en contra de lo que pretenden que
es que se lo quemase solo a Catalunya, y esto es así porque siguen sin darse
cuenta que para el mercado internacional Catalunya todavía no existe y que no
se sabe si existirá, sin embargo si siguen leyendo oyendo y viendo los nervios
que reflejan los políticos españoles ante la incapacidad ya manifiesta de
reconducir la incertidumbre de lo que puede suceder tras el 27S, las pérdidas
de confianza a España crecerán, y les repito que esto a Catalunya no le hace ningún
efecto, porque hasta ahora, Catalunya es un problema español y solo afecta a España,
a partir del 27S las cosas pueden cambiar y si ganan los partidos secesionistas
las elecciones, entonces si los inversores internacionales empezaran a calcular
opciones sobre inversiones o no en Catalunya como una nueva economía.
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