jueves, 19 de noviembre de 2015

PODEMOS DESTRUIR EL MUNDO… PERO NO SOMOS CAPACES DE CAMBIARLO



Creo que la mayoría tenemos una confusión existencial muy introducida dentro de nuestro cerebro más primitivo: somos o nos han hecho así las circunstancias de la vida, de la historia, de nuestros antepasados o todas estas circunstancias a la vez, el hecho es que sin darnos cuenta nos han convertido en personas “civiles” más que en civilizadas dicho de otro modo tenemos muy metido dentro de nuestro sentimiento interno que somos una sociedad que ya no la dominamos nosotros sino que es ella la que nos domina y que depende de ella misma.

Esta condición consustancial, con los tiempos que nos toca vivir, nos está condicionando mucho y nos quita valor frente a las realidades que ahora nos rodean, creo que somos objeto de una multitud de manipulaciones muy fáciles de ejercer por parte de unos pocos, nos imponen sin darnos cuenta sus pensamientos sobre la forma de vida que debemos mantener incluso ya estos días vemos como nos imponen hasta la forma en que podemos morir, ya son sin duda demasiados poderes ejercidos por otras personas, que solo por la propia evolución de la sociedad, les hemos dado la llave de la misma sin ser más que los demás, y han conseguido ejercer unos roles de verdadera supremacía sobre los designios de vida y de realización humana de sus propios congéneres.

El problema de esta situación ha ido que ha ido cambiando muy despacio siglo a siglo primero año a año después hasta llegar a la actualidad en que se nos cambian las circunstancias de vida casi día a día. Esto ha evolucionado  así desde que el “homo sapiens” apareció en la faz de la tierra y se agrupo en parejas primero y en manada en un número mayor de dos, desde estos momentos surgieron dos categorías los que dirigían y los que seguían a los dirigentes, en el caso de pareja el macho era seguido por la hembra porque proporcionaba fuerza y alimento por lo tanto seguridad, y en la manada el más fuerte dirigía a los otros hombres para sacar mayor provecho de las fuerzas de la manada, y no digamos ya del grupo o tribu, es evidente que este comportamiento ofrecía ventajas a todos los que le seguían de lo contrario esta figura no hubiese existido jamás.

Lo cierto es que esta relación de seguir las iniciativas de un “líder” se nos metió dentro de nuestras costumbres naturales, quizás incluso empezó a formar parte de nuestros genes, aunque supongo que un experto me corregiría y me diría que en los genes no se introducen cambios de costumbres, pero pido que intenten comprender lo que quiero decir, pienso que esta relación, se ha quedado dentro de todos nosotros y de una forma u otra se convirtió en algo natural, con una salvedad importante, que fue degenerando con el paso de los siglos y con el aumento de la población, y así, la actitud de “seguir” al primate de la tribu, cambio con el tiempo a ser la obligación de “obedecer” al que manda.

Extenderme más en esta evolución social no creo sea necesario, cada uno de ustedes amable lector vaya añadiendo: etapas, civilizaciones, siglos, llegue a organizaciones de reinos, de estados, sazónelo con civilizaciones y religiones, y llegara hasta este mismo momento en que escribo este filosófico artículo. Bien yo quería situarle aquí y ahora, porque es ahora cuando creo que esta realidad nos puede estar haciendo mucho daño, creo sinceramente que el objeto que la impuso, que no fue nada más que la necesidad de sobrevivir se ha sobrepasado y ya no tiene sentido, y ante esta evolución lo que ha pasado es que los que obedecemos, (el pueblo la sociedad civil) hemos aumentado exponencialmente, y los que nos mandan siguen siendo unos pocos en el mejor de los casos, o incluso uno en otros.

Esta evolución produce ahora unas injusticias y desequilibrios que desde luego no son razonables, así podemos leer que la fortuna del mundo está en manos de unos miles, que las grandes “tribus” mundiales solo son 193 por lo que se puede deducir que más de siete mil millones de seres humanos, vamos de una forma u otra detrás de 193 líderes, está claro que esto es una aberración irracional, porque ya estos líderes no podrían protegernos, guiarnos y defendernos, como aquel líder que salía a cazar con diez o doce hombres como él, para llevar alimento a la tribu o para evitar que otra tribu les quitara el que tenían.

No crean que voy a decirles ahora que no necesitamos a la ONU, o a las naciones o pueblos y a los innumerables lideres segundones que se acoplan formando gobiernos, y órganos de gobierno, que requieren ya cientos de miles de sublíderes, que a su vez requieren cientos de millones de personas que hagan un trabajo absolutamente burocrático, que sirve no tanto para dar protección y seguridad al pueblo como nos lo quieren vender, sino para tener ellos el conocimiento de todo y de todos y con ello, el poder sobre la sociedad humana, las ciudades, los pueblos, “en definitiva la tribu”.

Y para hacer que, pregunto, pues me temo que lo mismo que empezó a hacer el primer lides que existió en la tierra, ahora ya no hay que ir a cazar pero hay que ir a guerrear unas veces con violencia y armas y otras con la economía y la habilidad negociadora, después solo hay que imponer impuestos para poder hacer posible la vida que nos hemos dado a través de los siglos de existencia que arrastramos y en síntesis esta es la cuestión.

Ahora vemos y sufrimos como toda esta organización de 193 líderes y todo lo que dependen de ellos, no puede dominar su propia magnitud, los desequilibrios que se han creado son más fuertes que ellos mismos, no pueden dominar los recursos naturales, no pueden repartir el bien estar, ni los alimentos que los siete mil millones de seres humanos producimos unos y carecemos otros, pero que necesitamos todos, y la cuestión es, todo lo que hacemos al final solo satisface a unos siete millones uno más o menos, de personas consideradas privilegiadas, el resto de la humanidad vive como puede y hay solo 1 de cada mil que lo “disfruta”, la cosa esta clara que no funciona.

No me pregunten que quiero hacer con toda esta realidad, no lo sé muy bien, solo quiero hacerles ver que no se puede seguir siendo simplemente sociedad o pueblo, y dejar que otros nos usen como creo que jamás se ha usado a la humanidad, porque por muy duro que fuesen épocas antiguas, donde pocos o ningún escrúpulo había sobre la propiedad de la vida humana inclusive, la realidad de hoy es mucho más terrible por la proporción existente entre el salvaje aprovechamiento de la humanidad para el beneficio de unos pocos seres o ideas. Nos toca a la sociedad arreglar esto no esperemos que nos lo arreglen, porque los “lideres” ya no lo son, han cambiado el espíritu de líder que en el fondo significa guiar y sacrificarse por la tribu, por el de aprovechar la tribu para sus propósitos muchas veces inconfesables.

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