NADIE CONFIA YA
EN UNA “UNION EUROPEA” NI EN UN EURO DEFINITIVO.
Primero fue Alemania. Después Holanda,
Bélgica y Francia. Y ahora Austria también. Países de toda Europa exigieron el
año pasado que sus reservas de oro, a menudo almacenadas en el extranjero,
vuelvan a casa. A primera vista resulta extraño. Al fin y al cabo, el oro ha
dejado de tener un papel importante en el sistema financiero y después de dos
años de mercado bajista, ni siquiera vale lo que antes. Cuesta justificar el
engorro logístico o diplomático de traerlo a casa.
Entonces que pasa ¿por qué se está
repatriando el oro?, está claro, es un reflejo de la creciente intranquilidad
respecto al Euro. La crisis del euro se ha ido remendando durante estos dos
últimos años pero la austeridad y la recesión están pasando factura. Tener el
oro dentro de las fronteras es una póliza de seguro contra un retorno caótico a
las divisas nacionales. El hecho de que tantos países quieran esa garantía nos
dice algo importante del euro... y no precisamente tranquilizador. A pesar de
todas las garantías del BCE y de Alemania
se piensa que su hundimiento es posible.
Austria ha sido el último país en hablar
de recuperar su oro. Tiene 280 toneladas del preciado metal, el 80% en Londres
y otro 3% en Suiza. Hace una semana se supo que el Tribunal de Cuentas
austriaco solicitó una revisión de la posibilidad de trasladar una parte
importante a Viena, donde supuestamente el banco central podrá vigilarlo de
cerca.
Es una tendencia creciente. En Alemania,
una importante campaña pública y de prensa lleva años exigiendo que se devuelva
el oro del país a suelo alemán. De su enorme stock de 3.400 toneladas, gran
parte se encuentra en Estados Unidos, Londres y París, aunque ahora se ha
acordado que la mayoría será devuelta al control del Bundesbank.
En Holanda, la presión es similar. Hace
un mes que el banco central (De Nederlandsche Bank) había empezado a traer
calladamente parte de sus 600 toneladas de reservas de vuelta a Ámsterdam. El
51% se encuentra actualmente en la Reserva Federal de Nueva York pero se
reducirá al 31% y parte seguirá en Canadá y el Reino Unido. Poco después, el
gobernador del banco central belga, Luc Coene, dijo en una entrevista en la
televisión que la repatriación de sus reservas de oro (en su mayoría en
Londres, Canadá y Suiza) se estaba estudiando.
Otros países más grandes podrían sumarse
a la tendencia. Las reservas de Francia se encuentran entre las mayores del
mundo, con 2.435 toneladas. El mes pasado, la líder del populista Frente
Nacional, Marine Le Pen, pidió en una carta abierta al Banco de Francia que
todo el oro francés vuelva a París. Además, instó al banco a aprovechar la
caída del precio y comprar más metal.
Italia no se ha unido aún pero con 2.451
toneladas, sus reservas son las cuartas del mundo y un informe de principios de
semana sugería que la mitad podrían estar en Nueva York. Aunque ninguno de los
agitadores de la política italiana haya exigido su traslado a Roma todavía, es
solo cuestión de tiempo que esto ocurra. Por cierto España ocupa el veinteavo
puesto mundial con 281,6 toneladas
Las reservas de oro de Alemania y
Austria han estado casi todas en el extranjero por su posición en primera línea
en la Guerra Fría. Si los tanques del ejército rojo hubieran avanzado hacia
occidente, tenía sentido que el oro estuviera muy lejos del frente.
Aparte de eso, hay algo muy curioso. No
puede ser coincidencia que tantos países de la euro zona de repente se
preocupen tanto por dónde está almacenado su oro mientras que en Gran Bretaña,
EEUU o Japón a nadie le importe. La razón no cuesta averiguarla. La gente está
cada vez más nerviosa por su dinero y en esas circunstancias se renueva el
interés por los metales preciosos.
No hay muchas circunstancias en las que
mantener un gran alijo de oro en territorio propio sea importante, pero una de
ellas es una reorganización repentina y caótica de la moneda. Si un país
introduce una moneda nueva de repente y puede respaldarla con oro desde el
principio, tendría credibilidad instantánea en los mercados. Repatriar el oro
solamente tiene sentido para que eso ocurra.
Por supuesto, queda mucho para eso.
Ningún banco central está tramando un plan secreto de abandonar la moneda única
pero cuanto más preparado se esté, más probable es que suceda. La principal
amenaza a medio plazo para el euro no es económica sino política. Si nadie
confía en él, no sobrevivirá y la repatriación del oro es un indicador más de
que la desconfianza está creciendo.
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