Que el camino emprendido por el gobierno del
Sr Mas no tiene ya vuelta atrás, es evidente, debemos llegar ya
indiscutiblemente a un final, ahora este final es muy complicado como ya lo
advirtió el presidente Mas, pero es que a medida que pasa el tiempo me temo que
complicado o no, al final no habrá otra salida que la segregación, bien por los
deseos de los catalanes, bien por los golpes y desaires recibidos por los
políticos de España, que no se justificara ni para unos ni para otros la vuelta
atrás.
Bien imaginémonos que ya estamos allí hemos
llegado y nos proclamamos una nación y un estado libre, la realidad que se
presenta frente a esta situación puede ser la siguiente somos una nación que
físicamente esta en el continente europeo, que limitamos al norte con Francia,
al este con el mar mediterráneo, y al oeste y el sur con España, lo mejor de
esta situación es que tenemos mar, es decir tenemos asegurado la salida y la
entrada de mercancías, materias primas y personas por mar, por un mar que no
nos lo puede cerrar nadie esto es la primera gran ventaja.
Pero hay que pensar en la realidad, llegados
a este punto hay que contar que si no cambian las cosas nos pueden cerrar las
fronteras del oeste y del sur por parte de España, y hasta la del norte por
Francia si teme por su Catalunya norte. Esto no lo estoy diciendo porque si,
hemos leído ya varias amenazas por parte de España, y no hemos oído nada al
respecto por parte de nuestros vecinos del norte, pero al menos tenemos el mar,
elemento que ya dominamos durante muchos siglos de nuestra historia, así que
por miedo a quedarnos aislados no debemos preocuparnos.
Luego queda la cuestión de la supervivencia
económica y comercial, y aquí se me ocurre que puede haber una sorpresa muy
interesante, verán la independencia física a través del mar nos permitiría ser
una nación especial en el continente europeo, si fuese necesario, si la europa
del euro nos quisiera castigar empujada por España ejerciendo una especie de
bloqueo, para mantenernos en ella, esto no quiere decir que nuestros productos no
fuesen de interés comercial y por supuesto sería muy interesante permitir el
paso de mercancías procedentes del vecino del sur hacia el norte bajo
condiciones de cánones de paso etc., podríamos salir por mar con destinos
múltiples y lo que es reciproco recibir suministros desde los mismos destinos y
por el mismo camino, esta realidad anula completamente la tentación de
cerrarnos fronteras con Francia y con España.
Pero no termina aquí la especial condición de
Catalunya, nuestro tamaño y situación nos permitiría, en caso de imposibilidad
de mantenernos en la economía del euro, (que es lo que queremos) crear hasta
unas condiciones fiscales y monetarias fuera del euro, y este es a mi entender
el plan B, no deberíamos fiar todo a la lógica democrática que se supone a
España y a la comunidad europea, y si no la tienen o no la quieren aplicar,
pues creo que Cataluña estaría libre también de ser un poco rebelde podría
plantear unos buenos incentivos fiscales para capitales y empresas por ejemplo.
Catalunya independiente puede defenderse muy
bien de los posibles castigos o ataques de celos o desprecio de vecinos,
pequeños o grandes, tan claro es que casi puede pensarse que es lo contrario,
quizás hemos de pensar que todo el desasosiego y amenazas que veladamente nos
envían, no sean ataques sino defensas, porque repito qué pasaría, si estableciésemos
una fiscalidad nueva en Cataluña, que permitiese desembarcar aquí empresas
multinacionales, asiáticas, rusas, y no nos engañemos también europeas y
americanas, quien sabe si esto da miedo, o no, quizás incluso le interesaría a
la rígida economía germano-europea.
Catalunya podría constituirse un una nación
clasificada como “emergente” en
Europa fuera de la tiranía y la fiscalidad del euro, que no tenemos divisa
convertible internacionalmente, esto no es problema tampoco la tiene la China,
pero gracias a su comercio no tiene problemas en ser la mayor tenedora de
dólares y euros del mundo, que hay que fabricar una moneda interna, pues nada
se imprime, así que fuera miedos, si la sociedad catalana es lo suficiente
fuerte y está convencida de que lo que quiere es ser una nación, no hay
argumento físico económico ni político que lo pueda abortar.
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