jueves, 29 de noviembre de 2012

HAY QUE CAMBIAR EL SISTEMA ECONOMICO FINANCIERO ACTUAL O SE TERMINARA CON LA DEMOCRACIA



La economía es sin duda alguna uno de los motores de la Democracia, al igual que la libertad, la justicia, la política etc. No quiero entrar en su calificación respecto a qué orden de importancia tiene en referencia a otros conceptos y valores que la democracia conlleva, pero lo que sí está claro es que a mayor economía menos democracia y por consiguiente menos libertades

Los valores democráticos, conllevan la obligación de atender a la sociedad en todos los aspectos de la vida humana, salud, justicia, seguridad, equilibrio social, etc. Y es evidente que todo esto comporta gastos pecuniarios a los que la sociedad democrática debe de hacer frente, y es la sociedad la que debe elegir la forma de hacerlo, de lo contrario si no es la sociedad, si no el estado el que los elige y proporciona este deja de ser democrático para pasar a ser autocrático o si me apuran dictatorial.

Así ¿es imprescindible una buena economía para tener una buena democracia?, no necesariamente, el problema es que últimamente se ha confundido la economía con el simple hecho de hacer dinero cuanto más y más rápido mejor, y esta desviación es la que nos ha traído hasta la debacle actual. La economía más que una ciencia es una técnica para la definición de hechos económicos valga la redundancia, comprar, vender, pagar, invertir depositar o guardar, prestar, etc. todo esto y más, se rige por unas normas o leyes que la sociedad las llama economía. El problema como decía ha venido cuando la economía básica y general, paso a ser secuestrada por una de sus ramas de aplicación la financiera.

Esta parte de la economía, conlleva consigo la des humanización de la gestión de la propia economía, hecho que la convierte en un elemento perturbador para el desarrollo de la sociedad democrática, basada en la obtención del beneficios económicos por medio de la retribución del trabajo y/o de la comercialización del mismo, basándose en productos y servicios proporcionados y retribuidos por la propia sociedad a la vez consumidora y productora. Pasando a ser una economía que solo emplea el dinero como elemento de transacción y negociación, sin que este traiga consigo ningún elemento tangible ni de creación de riqueza adicional, ya que el dinero ni fabrica ni reproduce nada material, simplemente cifras sobre un papel.

Ahora nos hemos dado cuenta por fin del desastre que hemos ocasionado a la sociedad occidental al desprendernos de las raíces productoras de bienes de consumo, para pasar a realizar únicamente gestiones e iniciativas financieras, que hoy se ven ya como posibles ilegalidades sociales. Ahora hay que volver hacia atrás lo más rápidamente posible, de lo contrario la economía financiera hará explotar como ya casi lo está haciendo, la convivencia social y llevara a la democracia a sucumbir en manos del primer demagogo que proponga destruir la democracia capitalista que es en definitiva la nuestra pero que a la vez nos ha traído la ruina.

Para conseguir esto hay que hacer pagar a la industria financiera su pecado, no hay otra forma, solamente desde la economía basada en el trabajo social, no se puede cambiar la situación, porque no hay recursos posibles, todos los recursos están escritos en unas cifras sobre papel o discos duros de grandes ordenadores, pero no son tangibles, estos intangibles, no pueden ponerse encima de una mesa para que alguien los coja y cree una Empresa para fabricar lo que sea, que luego se pueda vender y se pueda conseguir dinero y no números para volver a comprar, y así la sociedad con sus impuestos sobre su trabajo y su consumo, aporta el crecimiento económico a su estado quien deberá revertirlos al bien estar a toda la sociedad.

Hay que descabalgar al mundo financiero como forma de castigo por su avaricia y descontrol, de lo contrario no llegaremos a ninguna parte, es imposible que la economía del trabajo por llamarla de alguna manera concreta, pueda compensar los números ficticios e irreales que dan volumen a unas deudas y déficits insostenibles e irrecuperables, a no ser claro está, que se sigan replicando cifras sobre un papel o sobre los discos duros de los ordenadores de bancos e instituciones financieras, hasta que reventemos.

Desgraciadamente hoy se puede iniciar una revolución de gran importancia con el cambio de roles y de líderes políticos, pero desgraciadamente solo han comprendido una parte de lo que hace daño a sus naciones, el gasto que no pueden pagar, porque han des localizado sus fuentes de ingresos reales, es decir su industria básica, pero en ningún caso he leído que tengan claro que esto se ha ocasionado por culpa de la industria financiera, fabricante de nada y creadora de una enorme bola de deudas y déficits insostenibles e impagables por la o el trabajo de la sociedad.

Hay que dar un paso durísimo de hacer, al igual que la sociedad ha perdido gran parte de su bien estar y su riqueza, los estados deben obligar a cuadrar los números financieros borrando de los papeles y discos duros, todas las ingentes cantidades que se han multiplicado sin tener detrás respaldo tangible alguno, es decir lo que no puede ser es que la sociedad pague por algo que no existe, y que no le aporta valor alguno para su vida y que no lo ha ocasionado ella.

Hay que poner en metálico los números ficticios y especulativos, y luego poner esta ingente cantidad de dinero resultante, en manos de los gobiernos quienes deberían empezar a crear trabajo real en, obras de estructuras civiles, en arrancar de nuevo factorías y producciones que dejaron de ser rentables a la industria privada, es decir hay que volver hacia atrás, en parte hay que restablecer la industria y también la economía de rango estatal y publica, usando para ello el nuevo dinero que habrá que fabricar para cuadrar los números financieros de las economías europeas y nacionales, transformándolo en carreteras, líneas férreas, barcos, ingeniería e investigación, desarrollo de plantas energéticas, etc.

Todo aquello que no le sea posible arrancar a la inversión privada, por su elevado coste o por sus escasos beneficios, y también procurando no generar una competencia entre ambas economías la pública y la privada. Si no se hace así y se sigue por el camino de los recortes, la sociedad civil se morirá porque esta esquilmada por completo y no puede de ninguna manera restablecer por sí sola el equilibrio económico perdido.

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