El president de la Generalitat, Artur Mas,
ha respondido a las polémicas palabras de este jueves del presidente del
Gobierno español Mariano Rajoy,
en las que señaló que “El pueblo catalán y el resto de españoles están
mezclados tienen la misma sangre”. Ante esta filosófica y consanguínea razón
expuesta por Mariano Rajoy para añadir otra nueva excusa para frenar el camino
independentista de los catalanes uno ya no sabe que pensar porque por la misma
regla de tres de Rajoy, igual resulta que muchísimos españoles son catalanes,
cosa que no resuelve el problema, salvo que para evitar que Catalunya se separe
de España sea España la que se convierta en Catalunya.
En la inauguración del IV simposio internacional sobre enseñanza
del catalán, un encuentro que se celebra cada 10 años en la Universidad de Vic,
el presidente catalán ha rescatado la máxima de CiU durante la época de Jordi
Pujol en la que el ex presidente proclamaba que catalán es quien vive y trabaja
en Catalunya, a pesar de que su lugar de nacimiento fuera otro. Mas ha rebatido
que "no nos hace iguales la mezcla de sangre" por lo que "no
somos del “ius sanguinis”
(derecho de sangre), sino que "somos del “ius soli" (derecho
de suelo), puesto que "Catalunya se hace integrando diferencias".
"Dejémonos de la sangre, que forma parte de otro tipo de
discursos", ha apuntado Mas, quien ha añadido que "aquí es catalán
quien vive y trabaja en Catalunya y quiere serlo". "La sangre viene
por las etnias y Catalunya se ha construido por la capacidad de integración de
muchas personas diferentes", y también porque en su historia Catalunya también
ha sabido integrarse en y con otras culturas.
Es evidente que los valores
culturales de la nación catalana y los de la nación española son diferentes, pero
ni mejores ni peores, pero existen y están a la vista de todo aquel que quiera
pasarse por aquí durante unos meses y lo verá pero esto no es capital propio de
los catalanes es que también son algo diferentes los andaluces, o los
aragoneses, esto es así desde que se fundó España "Nuestros valores se forjan durante
siglos con la aportación de muchas personas de orígenes muy diferentes", y
no se sabe por qué pero así pasa, aquí y en todos los lugares del mundo veamos
el ejemplo de Manuel Valls, un catalán primer ministro de Francia, no un primer
ministro francés que nació en Catalunya.
A renglón seguido, el dirigente ha querido defender el proceso
catalán bajo la reclamación de herramientas para demostrarnos a nosotros mismos
y a todos que podemos hacer las cosas mejor", a pesar de ser un país que
ya ha "demostrado que es capaz de resistir y de crear herramientas útiles
para su progreso y cohesión", también ha defendido que la inmersión
lingüística ha servido para "garantizar la igualdad de oportunidades"
y "reforzar la cohesión social" y ha negado que haya un
"problema de convivencia lingüística" en Catalunya, en referencia a
las acusaciones que hacen algunos medios de fuera del país. El jefe del
Ejecutivo catalán también ha defendido que "no hay nada contra el
castellano", ya que es una lengua "necesaria, querida y amiga".
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