Había una
vez una niña muy rubia y hermosa que vivía en un país sin libertad, con el tiempo
la vida la hizo mayor y no sé si más hermosa, pero si más poderosa y su país
cambio y se convirtió en federal, tanto creció en hermosura e inteligencia que
se convirtió en la primera dama del país.
Su vida era
feliz, en su país trabajaba todo el mundo, tenían mucho dinero y un gran
crecimiento interno, pero he aquí que un día llego de mas allá de los mares,
una bruja tambien muy hermosa pero muy mala,
anglosajona por más señas, que se había quedado sin un banco malo, y eso
había llevado a su país casi a la ruina y a todo el mundo a desconfiar de todo
y de todos, no obstante la malvada bruja, iba repartiendo manzanas rojas y frescas por todos
los rincones del mundo haciendo que el que las comia, quedase como dormido y así
se introducía en su economía y la vaciada para reponer lo que su banco malo había
estafado a su tesoro público.
Un día
cuando la bruja pensó que había dormido ya a todos los 17 enanitos de las
finanzas y sus gobiernos con los que convivía Blankamerkel, pregunto a su
espejo mágico – Dime espejito hay alguien más lista hermosa y mala que yo- y el
espejo que no podía mentir le respondió – ¡oh si mi señora! hay una canciller
mas lista que tú que no ha mordido la manzana y no se ha dormido, así que ha
puesto a trabajar bajándoles el salario a sus súbditos, y mientras todos dormían
ella ha aumentado su poder y su PIB y no tiene deudas y su economía no está nada
mal-
La bruja
mala se enfureció y llamo a sus soldados malos llamados, Moody’s , Stándar &
Poor’s y un tal Fitch y les ordeno que atacaran a todos los enanitos de los alrededores del país de Blankamerkel que si estaban dormidos, con la idea de
arruinar totalmente sus economías y entonces Blankamerkel, tendría que salir de
su reino para ayudarlos, así la podría coger y darle a comer manzana
emponzoñada y dejarla sin fuerzas y dormida.
Así lo
hicieron los soldados malvados y poco a poco armados con sus calificaciones de riesgos, fueron
arruinando uno a uno los enanitos más tontos y poco trabajadores de los alrededores,
así arruinaron completamente a 6 y dejaron a otros dos o tres bastante
maltrechos, entonces la bruja mala pensó en que era ya el momento de hundir el
reino de la Blankamerkel, y durante un año ataco y ataco una y otra vez hasta
conseguir casi robarle el corazón de la canciller que se llamaba Euro.
Blankamerkel
aguanto pero se dio cuenta que no podía mantener unidos a todos sus 17
enanitos, las manzanas emponzoñadas habían causado mucho daño en sus cerebros,
y no podían pensar con la claridad de la Blankamerkel, solo podía fiarse de
unos pocos ocho en concreto, así que decidió unilateralmente coger al más
apuesto de los que quedaban en buen estado de salud, y juntos organizar la
defensa de los intereses de su reino y de su corazón el Euro.
Nueve es el
número mínimo de “enanitos” que pueden adoptar acuerdos de mayor cooperación
según las reglas de la UE. Si se llega a ese número, el nuevo Pacto, que
conllevará un control presupuestario más estricto, se podrá aprobar. A Blankamerkel
le satisface esa fórmula por dos motivos evidentes: el tiempo y la simplicidad
de ponerlo en marcha.
Si se optará
por modificar los Tratados de la Unión Europea, las negociaciones entre 27 enanitos
no sólo se prolongarían durante largos meses, sino que el 'no' de cualquiera de
ellos, como el de la diminuta Eslovenia (que ya paralizó un acuerdo sobre la
ampliación del Fondo de Europeo de Estabilidad Financiera, FEEF), daría al traste
con la propuesta, ya que se necesita alcanzar la unanimidad.
Demasiados riesgos y demasiado tiempo, para un acuerdo que pretende
atajar la más profunda crisis de deuda en la historia de la UE. Blankamerkel y el enanito sabio Sarkozy, presentarán
esta propuesta en la próxima reunión programada para el 9 de diciembre, aunque
se espera que vayan desvelando más detalles de su plan esta misma semana, y de
salirse con la suya, y conseguir la firma de esos nueve enanitos, el acuerdo
podría ponerse en marcha en enero o febrero de 2012, un tiempo meteórico si se
compara con el necesario para la modificación de un Tratado, nunca inferior a
un año.
Blakamerkel,
sin embargo, tampoco renuncia a esto último, ya que quiere que haya un
mecanismo europeo de castigo para aquellos enanitos, que no cumplan con el
actual pacto de Estabilidad. Sin embargo, ahora, lo que urge es acabar con la
debacle de la deuda con una solución rápida. En el grupo de enanitos que formarían parte del club, dicen que estarían el
burlón Italia y el siempre indignado España.
Su inclusión es vital para los dos, ya que los firmantes tendrían el apoyo
permanente del BCE, que actuaría de forma contundente en los mercados para
mantener bajos los intereses de la deuda soberana de todos estos 9 enanitos.
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